Librerías en Manizales resisten con ventas a domicilio

ANDRÉS RODELO

LA PATRIA | MANIZALES

Hace apenas unas semanas, las puertas de Leo Libros se abrían a primera hora, lo que daba inicio al flujo diario de clientes. Hoy, en tiempos de covid-19, Leonel Orozco, su propietario, baja desde su apartamento, ubicado en el mismo edificio del negocio, y se encierra en la librería para revisar mensajes de Whatsapp.

“Así atiendo pedidos, luego los despacho por domicilio”, comenta sobre una medida que adoptaron varias librerías de Manizales para tener ingresos en estos días de inactividad comercial, de allí que las compras con medios electrónicos estén a la orden del día.

“Se puede pagar por transferencia bancaria”, dice Orozco, quien agrega que el valor del domicilio se acuerda con el cliente. Por ende, la mística y esencia de las librerías dieron paso a otra dinámica, explica Tomás David Rubio, de Libélula Libros: “Parte del encanto es visitarla, revisar los estantes y la vitrina. Ir a una librería es un acto de libertad absoluta, una posibilidad de conocer y antojarse de un libro inesperado y nuevo”.

Algo que comparte Ana Elcy Muñoz, propietaria de Librería Ágora: “Aquí la gente viene, se toma una aromática, participa en tertulias. No es solo una librería, sino también un punto de encuentro”. La ausencia de clientes se traduce en disminución de ventas, los libreros coinciden en que las cifras no se comparan con las de antes.

Promoción

Eso implica para Muñoz una atención que va más allá de despachar un texto, en aras de cautivar un público que garantice la subsistencia: “Una niña compró un libro y pidió que se lo llevara al novio, pues estaban de aniversario. Nos solicitó que le escribiéramos una carta, así que lo empacamos todo en papel regalo y lo entregamos. Vendemos, pero también hacemos una labor social”.

En esa medida, promocionarse en internet es fundamental: “Aprovechar las redes sociales y la difusión de nuestro Whatsapp. A través de Instagram, Facebook y Twitter recomendamos cientos de libros durante estos días”, señala Rubio.

El caso de Insspire, librería, tienda de música y películas, es más difícil, pues tiene locales en Mallplaza y Cable Plaza, centros comerciales clausurados por la pandemia. “Situación diferente a librerías que están en las calles o avenidas. Fuimos los primeros en activar el domicilio para acompañar a nuestros lectores, pero las compras no son ni siquiera proporcionales en un 10% a la venta regular”, dice Anyela Gómez, propietaria.

Salud mental

Cuenta que ante la paralización de los locales ofrece actividades virtuales a través de Facebook y otros canales. Lo considera un apoyo para el tiempo de confinamiento, y de la misma forma califica el valor de un libro: “No es un producto prioritario, no es parte de la canasta básica, pero sí contribuye a la salud mental en esta situación”, y agrega que, pese a la crisis, sigue abonando las nóminas de sus seis empleados. “Si nuestro capital de trabajo se queda sin empleo, nuestra esencia como Insspire disminuye o se acaba”.

Por otra parte, están los establecimientos de libros usados del Centro, como la Librería Latina, cuyo dueño es Albeiro Moreno. Comenta que solo ha vendido unos pocos textos los lunes, día que puede salir por el pico y cédula. “Ojalá nos dejaran trabajar a puerta cerrada, sería una gran ayuda. Esa es mi petición, que nos den un horario de lunes a sábado, de 8:00 a.m. a 2:00 p.m. Se toman pedidos, se cierra el local y se reparten los domicilios”, indica Moreno, quien está preocupado, pues el pago de facturas y del alquiler están pendientes, mientras que el dinero escasea.

Los recursos que se desprenden de las transacciones son mínimos, pero las librerías se aferran a las pocas ventas para superar la crisis. “Los que estamos luchando, aquí al frente de nuestros negocios, somos los que vamos a salir de esta”, asegura Muñoz.

Para adquirir un libro

- Leo Libros: 311 331 3324.

- Libélula Libros: 321 715 2334.

- Librería Ágora: 300 881 3028 y 321 857 0026.

- Insspire: 318 486 2058.

- Librería Latina: librerialat@hotmail.com