Fernando-Alonso Ramírez
LA PATRIA | Manizales
Octavio Escobar ha escrito cuento, ensayo, poesía y, por supuesto, novela. Lo que no esperábamos es que se convirtiera en autor de música popular:
Cuando el feo baila solo
no hay decencia ni hay perdón,
se oscurece el firmamento,
llora el corazón de Dios.
Esta estrofa la compuso el escritor manizaleño para Jimena Sombras, la cantante que se hizo famosa por ser la amante de un narcotraficante en Destinos intermedios, otra novela de Octavio, de donde salieron algunos personajes para enriquecer Cada oscura tumba.
Esta, su más reciente obra, del sello Seix Barral, se presentó el jueves en la Facultad de Derecho de la Universidad de Caldas, en un diálogo en el que participé con el rector de esa institución, Alejandro Ceballos.
Melva Lucy es la protagonista del nuevo libro. Su nombre apareció por primera vez en Saide, como una humilde vendedora de un puesto de pollos en Buenaventura. Aquí reaparece con mucha fuerza en Bogotá, como la hermana de una víctima de ejecución a manos del Ejército. "Ha sido muy bueno regresarla de Buenaventura y encontrar la posibilidad de un amor maduro que tiene sus dificultades".
La otra línea narrativa de la obra la compone Gabriel Álvarez Cuadrado, que en la novela se va convirtiendo en simplemente Cuadrado: "Un abogado que en realidad no es experto en Derechos Humanos, que tiene un sentido muy alto de la justicia. Considera que la ley hay que cumplirla. Y entonces termina colaborando con familias que tienen que ver con los mal llamados falsos positivos y recibiendo amenazas".
Sobre estos dos personajes pesa el hilo narrativo de la obra, pero a su lado aparecen otros que también ganan fuerza y es posible que luego los retome el autor en futuros trabajos. "Los personajes se fueron enriqueciendo, me interesaba que no fuera una novela de falsos positivos, que fuera una novela de humanos que están inmersos en una situación violenta de la vida cotidiana", explica Escobar.
En esta novela se habla de la tragedia que resulta ser para Colombia el lastre de las ejecuciones cometidas por militares contra civiles y también de la venganza y de la culpa, y de la necesidad de redención. Lo que puede resultar ser un texto cargado de emociones negativas, es dosificado con raptos de humor, con música popular o con un comentario ligero o anécdota de algún personaje secundario. Esto lo logra Octavio, según explica, porque se dice principalmente un lector: "Hago varias versiones. En esas relecturas yo digo, esto está muy pesado. Es momento de poner un poquito de música de plancha".
También se siente complacido de que esta sea una novela de amor, según se lo hizo ver su editor, Juan David Correa: Melva Lucy y Cuadrado están buscando amor, en medio de la tragedia, de esta situación dolorosa y estresante.
Ay, país...
Para el rector de la Universidad de Caldas, las novelas de Octavio van convirtiéndose como en una historia clínica del país. Historias clínicas es el libro de poesía de este médico escritor.
"Ahí hay una radiografía de esa realidad, de esas poblaciones medianas y pequeñas que vivieron varias violencias, en una época en la que en las grandes ciudades parecía que no ocurría nada. Lo hice en Saide, lo hice en Destinos intermedios, lo hice con Manizales en dos novelas, Cielo parcialmente nublado y Después y antes de Dios..., sí, viene siendo como una historia clínica de la violencia de los 90".
De nuevo aparece Aguasblancas, ese nombre inventado para La Dorada (Caldas), pero que es el conjunto de varias poblaciones del Magdalena Medio. Inventado, porque cuando apareció por primera vez en Saide no podía poner el nombre propio ni el de Renán Barco porque le hubiera traído problemas.
"Todos sabemos que en Colombia no hay inocentes y el tema que estamos trabajando son 6.402 víctimas, que es de un periodo de tiempo fijo. Vamos a llegar a unas cifras aberrantes", anota. Sobre el uso del eufemismo de falsos positivos para restarles importancia a la gravedad, el escritor opina: "Un mecanismo de protección es no decirles a las cosas por su nombre. Cómo hacemos para decirles a tantos presidentes inútiles, venales o simplemente criminales, Peranito de tal era criminal. Hemos aprendido a no decir las cosas como son".
Personajes
Los personajes femeninos en la obra de Escobar se van consolidando con mucha fuerza. Cómo lo logra: "Por un obvio gusto personal, me gustan más las mujeres que los hombres y cuando estoy escribiendo ese gusto se refleja en mis personajes".
Otro personaje que termina de completarse, que tiene cierta redención, aunque aparece mucho menos en la nueva novela es Paula Cristina, la misma que como adolescente protagonizó Destinos Intermedios y que fue secuestrada, vio morir a su mejor amiga y terminó culpándose por lo sucedido.
Cuadrado es un abogado que se sale del cliché, defiende los Derechos Humanos y no es de izquierda. Es recto, cree en las instituciones. "Es una persona que cree en la justicia y obra en consecuencia. El apellido no fue una casualidad, es deliberado, él es cuadrado, cuadriculado. Se dice, estoy en esto, aunque me manden sufragios, me den madera, la mujer me deje". "Varios abogados que son docentes me dijeron: qué bueno que haya una novela con un abogado que yo les pueda poner de ejemplo a mis estudiantes".
El Suave es un sutil apodo para un asesino a sangre fría. Es un personaje macabro, que Octavio disfrutó construyendo. Incluso apareció primero también en Destinos intermedios, pero pasó rápido. "Le dicen el Suave porque planea muy bien sus golpes, y cuando asesina a alguien todo es muy limpio, sin bulla. Yo había dejado al Suave en remojo, con la idea de que lo iba a utilizar en otra narración y se presentó esta oportunidad. Un personaje que gana muchísima humanidad. Lo necesitaba en la novela. Lo natural era darles la voz a las víctimas y a los victimarios. Yo no quería darles la voz a los victimarios, pero el Suave es un victimario de antes".
Al final, la obra trata de hasta qué punto podemos llegar los seres humanos cuando las circunstancias nos están empujando a la violencia, un tema que aparece en varias obras de Octavio Escobar. Así que leánlo y #HablemosDeLibros.
Contextos
Cada oscura tumba sucede más o menos en la mitad del Gobierno de Juan Manuel Santos, cuando el país mira con atención los diálogos de paz con las Farc y cuando aún había muchas cosas inciertas, como si habría un mecanismo de juzgamiento. "A mí me impresionó cómo la discusión sobre los falsos positivos como que se iba diluyendo, como que era algo que estaba pasando de moda. Esa fue una motivación, parecía como que había que olvidarlo todo, incluso lo de los falsos positivos".
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