LISET ESPINOZA
LA PATRIA | MANIZALES
El que no conoce la historia está condenado a repetirla. Así dice un dicho popular que conocen muy bien Ángel María Ocampo Cardona y Álvaro Gartner Posada. Ambos llevan años registrando en documentos la historia regional como aporte cultural.
Esa labor hizo que el pasado 11 de mayo fueran admitidos como miembros correspondientes de la Academia Colombiana de Historia.
Grandes ligas
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Para Ángel María, actual presidente de la Academia Caldense de Historia, el nombramiento es el más alto reconocimiento y la más grande exaltación a la que puede aspirar un historiador. "Como trabajador de la cultura y de las letras de la región caldense es un gran honor hacer parte de las grandes ligas de los historiadores del país, de modo que me siento feliz, complacido y orgulloso de representar a Caldas en el ámbito nacional en una institución tan importante como esta", dijo
Ha estudiado la violencia de los años 20 y cuenta con por lo menos 30 años de trabajo sobre la historia de la región resaltando unos 15 libros publicados entre ellos dos monografías de Marquetalia e igual número de La Merced, un libro sobre Bernardo Arias Trujillo, otro sobre la historia de la educación en Caldas, uno más sobre la biografía de un sacerdote de Marquetalia que ayudó con la pacificación de la violencia en los años 50 y 60.
"Aporté lo que hemos venido haciendo desde años atrás sobre la historia de Caldas en el sentido de rescatarla, divulgarla y dándola a conocer para que las comunidades puedan tener acceso a publicaciones de la historia de la región. Una fuente de insumo es la revista Impronta y el libro Caldas, sus municipios y su historia. Asimismo, estaremos muy al tanto de lo que hagan los investigadores con respecto a las nuevas perspectivas de la historia nacional", manifestó.
Sobre cómo desde la Academia Colombiana de Historia se ayuda a que la historia del país sea conocida en las regiones, Ángel María respondió que adelantan un trabajo fuerte alrededor de la expedición de la Ley 1874 por medio de la cual se le abrió espacio al rescate de la enseñanza de la historia en los establecimientos educativos, debido a que hacía 20 años estaba olvidada.
Historia cíclica
Foto | Archivo | LA PATRIA
Rescatar la historia del país ignorada por algunos es la labor de la Academia Colombiana de Historia. En ese sentido pretende como institución descentralizarse para llegar a las regiones y para ello, nada más apropiado que los historiadores que las habitan. Por ello, Álvaro califica el nombramiento como importante porque a la Academia llegaba poca gente, pero gracias a la pandemia y a la virtualidad decidieron incorporar gente de la provincia.
"Fue una sorpresa. Me dediqué a la investigación de la historia desde que ejercía el periodismo en El País, de Cali, durante 25 años y aprovechaba mis días libres para visitar archivos y así empecé a publicar mis libros", indicó.
Recordó que en esa búsqueda se enfocó en la historia del occidente caldense y que en ese estudio observó que, constantemente, la historia es cíclica al igual que los procesos sociales.
"Mientras enseñaron historia en los colegios, se centraron en una historia que era de héroes y caudillos, de grandes batallas, pero no contaban los procesos sociales. Después quitaron la enseñanza de la historia. Entonces revertir ese proceso va costar por lo menos cuatro generaciones porque hoy en día, que de nuevo está decretada la enseñanza de la historia, quién la va a enseñar si a los maestros tampoco se la contaron", aseguró.
El ejercicio como historiador no para y lo que se busca es que la gente se apropie de los hechos más relevantes y representativos de sus comunidades. Añadió que al estudiar la historia del país se pasa de un ciclo de violencia a otro.
"Es triste, pero es así. Tuvimos la insurrección de los comuneros contra los españoles. Después los patriotas con los españoles, quienes apoyaron la causa española se volvieron conservadores y quienes se fueron con los patriotas se convirtieron en liberales y empezaron a matarse entre ellos. Y cuando la violencia partidista toma tanta fuerza surgen el vandalismo, la guerrilla y el paramilitarismo", agregó.
La historia también la ha contado Álvaro por medio de la cultura, pues el trabajo que ha realizado desde este campo también es importante como su aporte al Festival de Música Colombiana Mono Núñez o al Carnaval de Riosucio, municipio del que es oriundo. Entre sus libros publicados están El pequeño matachín, Los místeres de las minas; Guerras civiles en el Cantón de Supía y El último radical (biografía de su abuelo Carlos Gartner Cataño).
También ejerce el periodismo en LA PATRIA, medio que definió como su casa matriz, es abogado egresado de la Universidad de Caldas y ha sido docente universitario en institucciones de educación superior como Universidad de Manizales, Autónoma, Católica de Manizales y San Buenaventura, de Cali.
Método
Según los estatutos de la Academia Colombiana de Historia, las postulaciones las deben hacer dos o tres miembros de número de la Academia (entiéndase como los que tienen más experiencia). Ellos analizan las hojas de vida y la Academia las envía a una Comisión de candidaturas que las evalúa y las aprueba, para luego ingresarlas a una sesión de la Academia y ser sometidas a votación, quien logre la mayoría de votos ingresa a la institución.
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