Luis Felipe Molina
LA PATRIA | Manizales
Es contagioso, dicen los galenos. Al público asistente le recomendaron un control a la salida del teatro para evitar su esparcimiento entre otros de lo que es un virus propio de los humanos.
Cervantina llegó a Manizales y contagió a por lo menos 2 mil personas que asistieron al Teatro Los Fundadores, durante dos días, para recordar las quijotadas de Miguel de Cervantes Saavedra.
La obra se inicia con la invitación a todos de ser Cervantes. Cualquiera podría encarnar al escritor de Alcalá de Henares, con el ingenio y el humor español del siglo XVI y del XXI.
Cervantina es dinámica, permite que el espectador se ilusione en el mundo de Cervantes y viva, así desconozca la literatura clásica española, todas sus ocurrencias y delirios. De hecho, esa es una razón por la cual los mismos actores en escena se mofan del desconocimiento que existe acerca de tantas obras del narrador más puro del Siglo de Oro español.
En una condensación excelsa de La Galatea, El hospital de los podridos, Viaje al Parnaso, La gitanilla, El casamiento engañoso o El licenciado vidriera, el público presente revive la época, contagiado de un ánimo de cavar sobre el recuerdo del escritor alcalaíno hasta sentirse acorralado.
Se le suman claras apuestas musicales dentro de la obra que permiten, incluso, que se lleve el público presente a escena. Coplillas y musas hacen de esta representación una pieza magistral y un juego de palabras de otrora con apuestas del presente. Al final, nadie termina podrido de conocer a Cervantes.
Protagonistas
Álvaro Tato, Daniel Rovalher, Juan Cañas e Íñigo Echeverría hablaron con LA PATRIA sobre este montaje que fascinó en Manizales. A este equipo actoral y artístico se suma Miguel Magdalena, además de la mente, composición y arreglos musicales conjuntos de la compañía Ron Lalá. La dirección es de Yayo Cáceres.
“Tiene como inspiración a Cervantes, como el gran humanista y humorista, y como un portador de una bandera mundial. Además, del 'deporteatro', para que el espectador sea noqueado y disfrute, y que cuando salga del teatro termine con ganas de leer a Cervantes”, explicó Álvaro Tato.
Juan Cañas encarna personajes que son entrados en años en una rápida transición entre roles que dan ritmo y versatilidad. La idea es que el espectador no se aleje de la acción teatral. “Si terminas un número, claramente has marcado con alguna forma, pero la clave está en las transiciones y para nosotros se ha convertido casi en una ciencia. Gran parte del éxito de dos números está en la transición entre ambos”, comentó.
Deporteatro
“El ritmo es fundamental en cualquier tipo de espectáculo. Nos ha tocado a través de todos estos años tener un entrenamiento de boxeo o esgrima, talleres de movimiento o investigación corporal, e incluso de lateralidad y motricidad, para reeducar el equilibrio del trabajo de los hemisferios cerebrales y sacar la potencia máxima para saber cómo llevarlo a nuestro terreno teatral”, indicó Íñigo Echeverría.
Contagiados
Cada actor ha profundizado en Miguel de Cervantes y en su mayoría pasan por todas las obras que se narran en Cervantina. Daniel Rovalher resalta que se contagió de la búsqueda de la libertad y la importancia de verla como el mejor de los tesoros del ser humano. “Realmente en todos los libros está la esencia de Cervantes y quizás El Quijote [de la Mancha] es la verdadera película, pero toda su obra es fantástica. Si me quedo con algo es el entremés”, contó.
Ron Lalá es una compañía teatral con énfasis en humor con música en vivo. Combina música y textos originales con un lenguaje alterno propio. Es la génesis de lo que llaman el estilo ronlalero.
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