David Jaramillo
LA PATRIA | Madrid (España)
En un ciclo tan largo como el de San Isidro (34 tardes consecutivas de toros) es natural que pasen muchas cosas. Si bien, antes de que se diera el pistoletazo de salida las críticas subrayaban las ausencias de José María Manzanares, Morante de la Puebla y Cayetano, pues El Juli entró a última hora cubriendo la baja por lesión de Enrique Ponce, lo cierto es que el sorteo parcial de ganaderías y toreros implementado por el empresario Simón Casas, ha mantenido la salud en la taquilla y el público ha acudido en masa a los tendidos venteños, como primera lectura positiva de estos primeros diez festejos del abono.
La otra buena noticia es el paso adelante que están dando los toreros jóvenes, los llamados a ese obligado relevo que necesita el escalafón, encabezados, cómo no, por el actual número uno: Andrés Roca Rey. El peruano dio un fuerte golpe sobre la mesa en este comienzo de feria con su actuación del miércoles 22 de mayo, cuando, después de resultar herido con un sobrero de Conde de Mayalde, terminó haciéndole una faena de tanto mérito, valor y capacidad, que de no fallar con la espada habría tenido premio.
Sin embargo, y después de ser operado de una cornada en el muslo izquierdo en la enfermería, salió a estoquear al sexto, un toro que demostró ser manso en los primeros tercios, pero por el que Andrés apostó desde el principio, en una faena que fue subiendo el tono, a medida que enceló al toro con un trasteo tan templado, profundo, lento y de mano baja, que el público que llenó por completo los tendidos de Las Ventas se rompió las manos ovacionando al peruano. El estoconazo certificó su triunfo y las dos orejas fueron incuestionables. Con esto, la expectación por sus próximas citas, que ya tiene agotada la boletería, es mucho mayor, sobre todo cuando el próximo jueves lidie por primera vez los toros de Adolfo Martín, esos que le salieron en el sorteo previo de las ganaderías.
Y junto al peruano (hasta el jueves 23 de mayo) sólo se ha producido una puerta grande más, la de Miguel Ángel Perera, el miércoles 15 de mayo, aunque esta vez no ha habido tanta unanimidad. Cierto es que el extremeño estuvo sensacional con “Pijotero”, el bravo toro de Fuente Ymbro que lidió en tercer lugar y al que le faltó poder para que aquello tuviera mayor entidad, la suficiente para poner a todo el mundo de acuerdo en la concesión del segundo trofeo. Lo que es innegable es que Perera entendió el animal a la perfección, lo lució en la distancia para suplir su falta de empuje con la inercia de su alegre galope y lo sometió por abajo con el suficiente pulso para no afligirlo, algo nada fácil de conseguir. Fue el espadazo, que cayó un poco desprendido, lo que generó la controversia de las dos orejas.
El podio de los mejores hasta ahora lo completa Pablo Aguado, con quien hablamos hace una semana para LA PATRIA. Aún sin cortar orejas, la única actuación firmada del torero sevillano en San Isidro (ocupa el primer lugar en las preferencias del público para alguna eventual sustitución) fue un verdadero acontecimiento. Aguado, que también fue cogido violentamente por su primer toro, silenció estremecedoramente la plaza en el sexto con su toreo repleto de personalidad y torería. La naturalidad y desgarradora pureza de su toreo, a media altura porque lo necesitaba el blando y noble toro, conmocionó a unos tendidos que cayeron rendidos a sus pies. Si llega a meter la espada en todo lo alto estaríamos hablando de un triunfo tan contundente como el de Roca Rey.
Con una oreja también han puntuado Ginés Marín, que estuvo valiente, ambicioso y en torero ante la corrida de Montalvo, el sábado 18, cuando alternó con Pablo Aguado; y también un asentado y maduro López Simón, el día de la puerta grande de Roca Rey, con la corrida de Parladé. Lo dicho, los jóvenes están dando el paso. También ha destacado la capacidad de Juan del Álamo, que dio una vuelta al ruedo con una dura y encastada corrida de El Pilar, que mandó a la enfermería a un entregado Gonzalo Caballero, con una cornada grave en el muslo izquierdo; Román, que se jugó la vida sin trampa ni cartón con la peligrosa corrida de Joselito; y Luis David Adame, que no terminó de cuajar a uno de los mejores toro de lo que va de feria: “Enviado”, nº 80, de Montalvo, pero que tampoco fue tratado con justicia por el exigente público de Madrid en las cosas buenas que hizo.
En cuanto a toreros como El Cid, Diego Urdiales, Sebastián Castella, Emilio de Justo, José Garrido, Álvaro Lorenzo, David Galván, Juan Ortega y Joaquín Galdós, la verdad es que han dejado patentes su voluntad y ganas de triunfar, pero se han encontrado con lotes de pocas opciones, sobre todo con las decepcionantes corridas de Valdefresno, Jandilla, o las más complicadas de La Quinta, Toros de El Tajo y El Pilar.
Cómo no hablar de David de Miranda, que se valió su Puerta Grande el viernes pasado; auténtico valor de este torero ante un gran sexto toro de Juan Pedro Domecq.
Entre los rejoneadores sobresalió lo hecho por Sergio Galán, que cortó una oreja a los toros de Fermín Bohórquez con base en su clásico y puro concepto, muy distinto del estilo del otro triunfador de la tarde, Andy Cartagena, más espectacular de cara al tendido. Otra de las notas destacadas de la feria ha sido la buena novillada de Conde de Mayalde, el lunes 20, a la que sólo se le cortó una oreja. Fue Rafael González, quien, sin embargo, no llegó a estar al mismo nivel de su lote; brilló, eso sí, el concepto de Fernando Plaza, que no estuvo fino con la espada.
Veremos qué más nos tiene reservado este San Isidro que, de momento, ya ha coronado a Roca Rey.
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