Un pueblito llamado El Carmen

MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES

Una loma propia de Manizales, que se extiende por unas seis cuadras, se convierte en la "calle rial" del barrio El Carmen.

Casas viejas de bahareque, aquella combinación de tierra, barro, madera y en algunos casos boñiga, han soportado el paso de los años en este sector del sur de la ciudad, que forma parte de la Comuna La Macarena.

Estas casas construidas hace por lo menos 70 años, unas altas y otras pequeñas de un solo piso, son como testigos silenciosos de la fuerte actividad que representa la calle 18 entre carreras 26 y 33, y hay quienes dicen que son paredes que guardan toda clase de secretos.

El Carmen, según algunos, es como un pueblito en la ciudad y mucho más por esta vía principal por donde a diario pasan centenares de personas de arriba para abajo y viceversa. La vecindad con el Centro, con la Plaza de Bolívar, las instituciones y todo tipo de servicios lo hacen más particular.

Dónde empieza

Para algunos que habitan en el barrio, la 18 es "la 23 de los pobres", "la 23 chiquita" o "la segunda 23". Como quieran decirle es el centro de actividades comerciales, educativas y sociales.

Desde hace unos 40 años, calculan algunos ancianos del barrio, muchas propiedades se han ido modernizando y hasta el brillo del metal ya sobresale en puertas y ventanas de algunas casas; además de predominar el cemento que reemplazó al bahareque o una combinación de ambos materiales para levantar otro tipo de construcciones.

Son pocas las casas que no tienen un negocio en el primer piso, todos hacia la calle. Tiendas, talleres de mecánica, zapaterías, peluquerías, panaderías, droguerías, venta de minutos, café Internet, cacharrerías, almacenes de ropa y de juguetes, restaurantes, billares, heladerías, revuelterías, puntos de chance, carnicerías, venta de licores, ventas de morcilla y de las infaltables empanadas, asaderos de arepas, y se seguiría con una lista interminable de productos y locales mientras se baja hacia el símbolo de este lugar: la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.

El lugar en el que empieza este barrio es punto de debate entre algunos pobladores. Varios de los que están sobre las carreras 26, 27 y 28 no quieren que los identifiquen como parte de El Carmen, dicen que sus facturas son estrato tres, y que El Carmen, Carmen, empieza es de la 29 hacia abajo, donde el estrato socioeconómico es el dos. La vecindad con el barrio San Antonio les permite argumentar que son todavía de esa zona.

De la 29 hacia abajo, hacen gestos al preguntarles ¿dónde es que empieza El Carmen? "Desde arriba", responden unos, “todo eso es lo mismo”.

Urbanísticamente el inicio del barrio lo define un bulevar, construido hace unos ocho años sobre la 18. Piso adoquinado; en medio de la vía una canal abierta para que circulen las aguas lluvias, que solo está tapada en los cruces con las carreras; bolardos y bancas en concreto le dan el toque de avenida, pero siempre en pendiente, y que culmina en la parroquia. Muchos no están de acuerdo con este diseño y se quejan de que faltan por ejemplo zonas de parqueo.

Fiestas y deportes

Como en cualquier pueblo que se respete de lo primero que se ve es el colegio, la Institución Educativa Siete de Agosto, sede que atiende a adolescentes y jóvenes de la zona. La primaria está en otro barrio vecino, el 20 de Julio, a unas tres cuadras de la iglesia.

La ubicación del colegio hace que en horas pico se vean parches rojos caminando por la calle 18, asegura Octavio Alarcón, para referirse a la cantidad de estudiantes que suben a cumplir su jornada escolar de lunes a viernes.

Los de arriba también bajan al llamado Plan del Carmen a misa, o al sector más institucional, entre las carreras 31 y 32, donde se encuentran además el CAI, el Centro comunitario, el jardín infantil y la sede comunal.

Pueblo colombiano que se respete debe tener un monumento al balompié, y El Carmen no es ajeno. La cancha La Bombonera es sede de reconocidos campeonatos de fútbol aficionado en la ciudad, allí también se dan cita los habitantes para gozar de este espacio.

La parroquia Nuestra Señora del Carmen la comenzaron a construir en 1956. Los recuerdos que tienen los que llevan más de 50 años en el barrio es que el padre Adolfo Hoyos Ocampo bajaba a decir misa en una ramada donde hoy está el templo. El sitio era un barranco grande, y previo a él una cantidad de "ranchos" que se fueron ampliando. Las calles eran en tierra y en los mejores casos empedradas. Los que bajaban del Centro se sentían como en una finca.

El templo se ha logrado levantar con empanadas, convites y posteriormente actividades programadas por los párrocos. Hasta fiestas, como cualquier pueblo de la geografía nacional, tiene este barrio. Cada año, por el mes de julio, se celebran las tradicionales de Nuestra Señora del Carmen, patrona de los conductores. Con sus alboradas y desfiles en honor a la Virgen se hacen sentir en buena parte de Manizales.

Actuar violento

La calle 18 entre carreras 25 y 28 fue hacia los años 40 parte de una zona de bailaderos y prostíbulos, por donde los niños no podían pasar, pero para llegar al Plan de Arenales lo que es hoy el Plan del Carmen tenían que transitar por allí.

El llamado Plan es parte de la memoria ciudadana, allí y en el resto del barrio vivieron familias humildes que formaron profesionales que hoy ocupan cargos de reconocimiento local. Sin embargo, los años han cambiado las costumbres y a sus habitantes.

Es voz general el miedo que causan grupos de jóvenes y hasta niños, que en "barras" hacen de las suyas en cuanto al consumo de drogas y licor, porte de armas y un actuar violento.

En mayo de 2009 un niño de 11 años que transitaba por el parque del barrio recibió un disparo que iba para un joven de una pandilla, y murió seis horas después del ataque. Otros más han muerto en diferentes hechos y como parte de la confrontación entre pandillas.

Dependientes de establecimientos comerciales dicen que a cualquier hora del día se pueden ver adolescentes y niños que se sientan a hablar de sus historias de vandalismo, algunos exhibiendo hasta machetes. “Los más chiquitos aprenden de eso. Es cosa brava”, sostiene un empleado.

Otro atina a decir: “es un barrio bueno, pero tiene mala fama. Tarde de la noche es peligroso porque de la parte de abajo, ya en límites con la Panamericana, suben y bajan personas raras. En tiempo de Feria solo se escuchan los chillidos”.

Los fines de semana, como se dice popularmente, la gente “se enrumba”. Equipos de sonido a alto volumen son motivo de diversión y estatus para unos, pero de rabia por lo molestos que resultan para otros.

Relaciones

Luzdary Castaño vive en El Carmen hace 40 años y asegura que antes la calle 17 era la de más movimiento comercial, incluso hubo una ruta de transporte que quitaron porque tenía poca demanda debido a lo cerca que están del Centro.

Las familias, recuerda, eran más cercanas. “Cuando llegaba un vecino nuevo se le hacía visita para ponerse a la orden y se le invitaba a tomar un algo. Había mucha solidaridad. Ahora, con tantas ocupaciones, la gente es más bien sola, aunque todavía hay comunicación”.

A unos 8 o 10 minutos del Centro, a pie, está este barrio, que aunque territorialmente forma parte de la zona urbana de Manizales más parece un pueblo pegado de la ciudad, con sus virtudes y problemas propios.

El sabor del Carmen

La gallina sudada de doña Ofelia Pérez, tan famosa en Manizales, la preparan en una casa de El Carmen a pocos metros del denominado Plan.

Doña Ofelia siempre ha vivido en este barrio y haciendo cuentas rápidas calcula que son unos 50 años preparando el tradicional plato, que vende en una olla de aluminio, aunque antes eran dos o más, cuando la vitalidad de su cuerpo se lo permitía. “Antes sacrificaba entre 12 y 15 gallinas diarias, y ahora son 5 o 6 semanales”, sostiene.

Del barrio recuerda que en sus épocas de joven salía un bus hasta la Galería. “Desde las 5:00 de la mañana el bus se llenaba con canastados de buñuelos, pan de queso, arepas de mote y otros productos para vender. Todo se quedaba en la Galería, y todo era hecho en El Carmen”.

Los quebrantos de salud le han hecho disminuir su actividad comercial. Ya le tiene que pagar a un señor para que le suba la olla llena de gallina sudada o trabajar por encargo. La gallina completa la vende por $34 mil.