DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
Mientras el chavismo aún llora la muerte de su gran líder, el presidente Hugo Chávez, la oposición venezolana trabaja en el escenario electoral que se le viene tras la ausencia del mandatario y a tan solo un mes de las nuevas elecciones.
Su mirada su centra en la definición del próximo candidato, una decisión que podría salir en cuestión de horas o días.
Los próximos comicios serán la primera oportunidad en 14 años en que la oposición venezolana concurra a unas presidenciales sin enfrentar al Chávez candidato, que no solo triunfó en cada elección, sino que resistió un intento de golpe de Estado que lo separó del cargo por 48 horas en abril de 2002.
En cuanto al oficialismo, parece claro que su candidato será Nicolás Maduro, designado previamente por el mismo Chávez durante la última alocución que ofreció el pasado 8 de diciembre, cuando pidió apoyo para el vicepresidente. Pero no todo, en la otra orilla, está cantado para Capriles, pues la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no ha oficializado este nombre, pues hay otros liderazgos evidentes como el de la diputada María Corina Machado y al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma.
Las voces
Álvaro Turriago Hoyos, profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de la Sabana, le indicó a LA PATRIA que es previsible que será Maduro el candidato del chavismo y continuador de la revolución.
"Chávez hizo esta designación en vida y su deseo será cumplido con toda seguridad. Es altamente probable también que gane las elecciones, aunque le esperan problemas mayúsculos como el pago de la deuda externa con China y Rusia, que ha sido respaldada con futuras producciones de petróleo venezolano. Además, lograr estabilizar la desbocada inflación que vive el país desde hace varios años".
Añadió que para Maduro compartir el poder con Elías Jaua, que sigue siendo el hombre fuerte en el Ejército, será de vital importancia para balancear el poder del chavismo dentro de Venezuela. En el frente externo tendrá que decidir cómo seguirá siendo el apoyo financiero a Cuba.
"A partir de ahora, las opciones de la oposición serán cada vez mayores, pues las posibilidades de resolver la difícil coyuntura tiene solo dos salidas: o la superan, o quienes deben enfrentarla se queman en el intento", agregó.
Benjamín Herrera Chaves, magíster en política económica y docente de la Universidad Javeriana, manifestó que un reflejo inmediato del chavismo es unirse alrededor de quien de alguna manera recibió un mandato de legitimidad como heredero, es decir Maduro.
"Una vez su posición se consolide comenzarán las tensiones y las contradicciones al interior del chavismo, que posiblemente se vean agravadas por la difícil condición económica del Estado venezolano".
José Ángel Hernández, profesor del Departamento de historia y estudios socioculturales de la Universidad de la Sabana, dijo que el panorama electoral es complicado para saber cuál será el candidato del chavismo, pero que es muy probable que gane las elecciones.
"La oposición no está unida, su único pegamento era el antichavismo, pero una vez desaparecido este habrá que ver si Capriles une a la oposición. La pugna por presentarse a las elecciones dentro del gobierno ya empezó, no sabemos si sera Maduro, como Chávez deseaba, o Cabello, como manda la Constitución. En este caso el Ejército es clave".
Iván Garzón Vallejo, director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, aseguró que el chavismo se mantendrá en el poder si evita dividirse y es una incógnita si Diosdado Cabello va aceptar con resignación el lugar secundario que le fue asignado
"Maduro no cuenta con el carisma de Chávez y, por eso, no tendrá la misma capacidad para mantener unidas las filas chavistas. Por un buen tiempo apelarán a mantenerse unidos en torno a un mito de tintes religiosos. La figura de Chávez sigue siendo el mejor motivo para la unidad del chavismo".
Sobre la oposición, señaló que la moderación y no ceder ante las provocaciones les traerá mejores resultados a Capriles y su grupo. Un discurso pugnaz sería contraproducente, no solo porque puede desatar formas de violencia de las Fuerzas Armadas y de las milicias bolivarianas, sino porque generarán el efecto defensivo del chavismo en contra de un enemigo común.
"Las posibilidades de éxito de la oposición aumentarán si son capaces de mostrar que son una alternativa de poder, sobre todo para recomponer la unidad social y enfrentar la grave crisis económica", concluyó.
Las cartas están sobre la mesa y ahora falta saber qué decisión tomará el pueblo venezolano.
Henrique Capriles, aspirante de la oposición en las elecciones presidenciales del 7 de octubre pasado, logró el apoyo del 44,39 % de los votantes frente al 55,5 % que le dio el triunfo a Chávez
La Constitución venezolana establece que en caso de falta absoluta del presidente se deben convocar elecciones dentro de los 30 días siguientes. Sin embargo, la oposición estaría de acuerdo con que los comicios se celebren en 45 o 60 días, tiempo que estima el Consejo Nacional Electoral (CNE) se tomaría para organizar los sufragios.
Tres colombianos: dos caldenses y un caleño, residentes en Venezuela, hablaron de cómo ven el ambiente electoral que se avecina y a quién apoyan.
Diego Gutiérrez, caldense
Lo que se avecina no es nada fácil, con una campaña política de tan solo un mes. Se van a armar muchas trifulcas, pues la oposición, amparada por Estados Unidos, se van a ir con todo ante la ausencia de Chávez. Obviamente el chavismo tiene un poder electoral muy grande en este momento. Me sirve más que quede Capriles, pues abriría puestos de trabajo para los extranjeros y enfrentaría la devaluación. Hoy mando mil bolívares a Colombia y llegan 50 mil pesos.
Alexánder Molina, de Cali
La revolución seguirá en Venezuela, pues Maduro será el presidente. Los venezolanos votarán por él como un homenaje a Chávez. No creo que Maduro soporte el roto que deja el presidente porque la crisis económica que se viene es muy grande. Siento que Capriles es una buena opción para las relaciones con Colombia.
Yulied Noreña, caldense
Pienso que el chavismo seguirá reinando en Venezuela y que la situación política no va a cambiar nunca. Voy con Capriles porque con él sí se ve futuro.
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COLUMNISTA INVITADO
Alexánder Madrigal*
Venezuela es hoy y será mañana un país distinto por el influjo político de Hugo Chávez y el Socialismo del siglo XXI. Las pasadas cuatro repúblicas –como dice la historiografía venezolana- fueron formas institucionales que, como sucedió en todos los países latinoamericanos, no lograron calar en las aspiraciones profundas de unas multitudes agobiadas por problemas sociales aparentemente irresolubles, acostumbradas a sembrar sus esperanzas en líderes políticos ficticios o efímeros que nunca se propusieron o consiguieron el difícil cambio estructural.
Precisamente, el proyecto político revolucionario de Chávez y el Socialismo del siglo XXI supieron interpretar ese pasado de venas abiertas para convertirlo en un referente colectivo de injusticia y opresión, construyendo la quinta república, caracterizada por un sólido imaginario social para la refundación de la patria a través de símbolos nacionalistas, iconografías históricas y prácticas políticas populares favorecidas por el carisma del caudillo.
Por esta razón, con aciertos y desaciertos, el presente de Venezuela es diferente a su pasado histórico. Sin duda alguna, el proyecto chavista trasformó la estructura política, social, económica y cultural venezolana.
Chávez estableció un régimen político centrado en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ajustado a su genio y figura sin lograr superar los déficit de eficacia estatal; realizó un polémico proceso de redistribución social de la riqueza con logros igualitarios considerables que aún reclama ser prolongado; estatizó gran parte de la economía, sin llegar a cambiar la matriz productiva petrodependiente; y creó una fuerte cultura de movilización ciudadana, tanto de sus partidarios como de la oposición, politizando y polarizando fuertemente al país.
Este es el panorama actual, un escenario distinto, pero con procesos que se mantendrán en la incertidumbre política, como sucedió durante más de una década. Por tanto, no se puede hablar de un futuro claro para Venezuela, sino de futuros posibles dentro de un manojo de opciones.
El Socialismo del siglo XXI hoy es una apuesta política sujeta al azar de la contingencia. Los futuros para la Venezuela post-Chávez dependen de la interacción de múltiples vectores de transformación que quedaron en marcha y que tienen la capacidad suficiente para influir sobre las nuevas relaciones de poder en Venezuela.
Esto significa que todo depende de los procesos políticos que se darán en el corto, mediano y largo plazo, como el grado de liderazgo del PSUV en el proceso de cambio político, el respaldo u oposición popular al nuevo gobierno, la administración de los graves problemas de solvencia económica, el manejo de la creciente polarización social, entre otros, todos procesos impredecibles que solo permiten hoy hablar de futuros no definibles, pero con la absoluta seguridad de que la República Bolivariana de Venezuela nunca volverá a ser lo que fue en el pasado.
*Politólogo internacionalista.
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