ALEXANDRA SERNA
LA PATRIA | MANIZALES
El proyecto de urbanización en la finca La Aurora, cerca a la reserva de Río Blanco; el clamor ciudadano por la invasión del espacio público, y hasta las incomodidades de los vecinos de algún bar porque no pueden dormir deberán tener eco este año en la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), si se escucha a la comunidad.
Esos ejemplos los dan integrantes del Consejo Territorial de Planeación, que opera como filtro de ese proceso, para referirse a los temas de fondo que deberían abordarse.
El POT debe ser la carta de navegación de un territorio. Lo regula y lo determina. Es la principal norma que tiene un municipio para planear el territorio, según la visión de desarrollo que se tenga. "Reconocer qué es lo que
mi espacio físico requiere para que sus habitantes tengan una mejor calidad de vida", explica José Fernando Olarte, secretario de Planeación Municipal.
Por eso es que Martha Inés Soto, subdirectora de Servicios Subsidiados de Confamiliares y representante del sector social en el Consejo, plantea que si Manizales le apunta a un crecimiento basado en calidad educativa, generación de conocimiento e innovación, la infraestructura y los equipamientos tienen que ser coherentes con ello.
"Esa idea debería determinar el tamaño de ciudad que queremos, las nuevas zonas de desarrollo empresarial, la movilidad en función de los estudiantes, las áreas de expansión, incluso las de riesgo. Todo en función de las potencialidades productivas", sostiene Soto.
Se trata de la tercera revisión del Plan, quizás la más importante después de las realizadas en 2003 y 2007, pues es estructural y debe proyectarse a largo plazo, dice el secretario. La norma nació en 2001, y esta actualización tendrá vigencia como mínimo 12 años, aunque en ese lapso podrían replantearse aspectos puntuales.
El funcionario agrega que el nuevo documento será clave para implementar las Piezas Intermedias de Planificación (PIP), otro asunto de constante reclamo ciudadano. "Necesitamos ajustar primero lo general, que es el POT, para darle una misma estructura a las PIP, porque encontramos contracciones entre ambas normas".
La Alcaldía espera concluir este mes el diagnóstico, y seguirá la fase de participación de ciudadanos, gremios y demás organizaciones. La meta es concluir el documento y pasarlo al Consejo Territorial este año, para radicarlo a inicios de 2014 en el Concejo Municipal, que tendrá la última palabra. LA PATRIA presenta algunas inquietudes, según priorizaron los consultados.
Angélica María Orozco, presidenta de Camacol Caldas y del Consejo Territorial de Planeación, plantea que lo primero que debe definirse es el modelo de ocupación, es decir, si la ciudad crecerá en altura (apartamentos) o se expandirá, esto último es "la filosofía del actual POT", asegura. Los constructores se quejan porque no hay suelo para edificar.
La expansión en zonas rurales ha generado, sin embargo, escollos en la comunidad, al menos como sucede con los vecinos de La Aurora, donde lo que apenas es un proyecto de urbanización prendió las alarmas por el posible impacto sobre la reserva de Río Blanco, que es colindante. Algunos de ellos interpusieron hasta una acción popular, y reclaman que en la actualización del documento se cambie el uso del suelo por uno de protección.
Para Winston Cabrera, representante del sector ecológico en el Consejo, esto es una muestra del botón para la revisión general que requieren los tipos y usos del suelo, específicamente en zonas donde corren riesgo los recursos naturales. "Más que expandir las zonas para urbanizar, hay que aumentar las áreas protegidas al nororiente, por Maltería, y más arriba, llegando a Letras, para que se conviertan en amortiguadores del páramo y de los ríos".
Orozco, que asegura que lo ambiental está "muy reglamentado", expone que falta claridad en la reglamentación del suelo urbano, principalmente cuando se mezclan los usos. "Si tomamos por ejemplo un bar pegado a una zona residencial, el POT no define cómo ese bar tiene que mitigar los impactos, de modo que pueda continuar allí".
José Fernando Olarte, secretario de Planeación Municipal, agrega los casos en que el POT restringe el uso comercial del suelo en zonas residenciales con áreas que resultan insuficientes para el formato de los negocios. "Hay que analizarlo".
Otra arista es la recuperación del espacio público, como señala Jesús Ely Blandón, representante del sector comunitario, a quien le preocupa la situación de la Galería, invadida por vendedores informales. Igual ocurre en la carrera 23, para la cual la Alcaldía anunció un plan maestro, que incluirá otros sectores y se sumará al proceso de revisión.
La gestión integral del riesgo, más preventiva que reactiva, debe quedar bien definida en el POT, según Winston Cabrera, representante del sector ecológico. "Un modo de hacerlo es reglamentando la construcción en laderas, para no generar luego nuevas áreas de riesgo".
Esto podría aplicarse para la ladera del Perro, por ejemplo, donde a pesar de las advertencias de la entonces OMPAD y de Corpocaldas por los deslizamientos e inundaciones que hubo, se reactivaron los proyectos urbanísticos. Ni siquiera las curadurías están de acuerdo, como evidenció LA PATRIA en la edición del pasado 2 de febrero.
Cabrera agrega como prioridad la revisión de los retiros de fajas de los ríos, que son las distancias que deben conservar las construcciones de las riberas. También la recuperación de la quebrada Minitas, en lo que coincide Jesús Ely Blandón, representante del sector comunitario: "el POT debe evitar que sigan vertiendo aguas negras en el sector".
Otro tema de extrema sensibilidad en la comunidad son las escombreras, pues de las tres habilitadas: Aranjuez, La Playita y Villacarmenza, solo esta última sigue recibiendo material. En este barrio son frecuentas las protestas, incluso de El Paraíso, que está al frente, por los perjuicios ambientales y a la salud que soportan los residentes.
Vale recordar que el actual Plan incluía una zona cerca al colegio San Luis para habilitar una escombrera, pero nunca se desarrolló, en parte, porque por allí pasa una quebrada.
Foto | Archivo | LA PATRIA
Proponen que el nuevo POT incluya una reglamentación de la construcción en laderas. En la foto, urbanización en la ladera del perro.
Preguntarle a Carlos Ariel Ocampo, representante de los corregimientos en el Consejo Territorial de Planeación, por las inquietudes ante el POT, significa un desahogo por lo que considera han sido años de olvido.
"Vamos a reuniones, proponemos, pero siempre los campesinos somos la cenicienta del paseo.
"En anteriores revisiones aprobaron la expansión en zonas rurales para la construcción de condominios, pero qué desproporción para los programas de mejoramiento de vivienda, si mucho $1 o $ 2 milloncitos por cabeza". Por eso afirma que una necesidad sentida en la zona rural de Manizales es que el nuevo Plan la tome como prioridad. Otra inquietud es la falta de acueducto y alcantarillado en las veredas, que debe revisarse en el componente de servicios públicos.
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