Argemiro Piñeros Moreno
Colprensa | LA PATRIA
Cuando la tarde de hoy esté cayendo, en Venezuela y Colombia, por supuesto con distinta intensidad, habrá un mismo interés: conocer el resultado de la histórica elección presidencial que significará el cierre de la época de Hugo Chávez Frías o la ratificación de su presencia por, al menos, seis años más al frente del poder en el vecino país y buscando influir en territorio colombiano.
Los comicios son de especial interés para Colombia porque las relaciones entre las dos naciones pasan por un buen momento, luego de que en los últimos diez años estuvieron marcadas por instantes de íntima colaboración, seguidos de un enfriamiento progresivo, hasta llegar al franco enfrentamiento entre Álvaro Uribe y el coronel Chávez, por la presunta complicidad de éste con la guerrilla de las Farc.
Incluso el proceso electoral venezolano llevó a que el pasado 19 de septiembre la imparcialidad del Gobierno de Colombia se midiera, cuando el candidato opositor Henrique Capriles se reunió con el presidente Juan Manuel Santos, quien le indicó que lo único y más importante para los países es que las relaciones diplomáticas estén por encima de los intereses políticos.
Relación que ha permitido que Venezuela vuelva a ser protagonista en el tema de la negociación de la paz entre la administración Santos y la guerrilla de las Farc, al punto que será uno de los dos países que acompañará la mesa de diálogo, sin depender ello de quién gane el domingo en las urnas.
La relación hoy
Tras superados los vientos de guerra que se llegaron a sentir en 2010, ambiente que llevó a duras controversias en escenarios como la OEA y Unasur, la relación se mantiene especialmente activa en dos asuntos, el comercio y la seguridad en la frontera, para que no pase la guerrilla al territorio de la nación vecina.
En el primer tema la enorme cartera, que al cierre de 2010 se acercaba a los mil millones de dólares adeudados a exportadores colombianos, ha bajado a menos de 200 millones de dólares, de acuerdo a lo dicho por los propios industriales. Sin embargo, el nivel comercial no ha vuelto a ser el mismo que a finales del siglo pasado, cuando Venezuela era el segundo socio comercial del país.
Tal vez el aspecto en el que más se ha avanzado en la relación binacional es en la seguridad, apuntando a cambiar la referencia de que Venezuela es el escondite preferido de los jefes de las Farc o de los grupos narcotraficantes.
El golpe más certero se dio en septiembre pasado, cuando en una operación conjunta cayó el capo del narcotráfico Daniel ‘El Loco’ Barrera; antes, en noviembre del año pasado fue capturado Maximiliano Bonilla, alias ‘Valenciano’ y, en febrero de este, Héctor Germán Buitrago, alias ‘Martín Llanos’.
En cuanto a jefes guerrilleros, en Venezuela han sido capturados Julián Conrado, conocido con el alias de ‘El cantante’; Didier Ríos, uno de los principales comercializadores de droga para las Farc, y Fredy Rojas, otro jefe de importancia.
Un paso más allá
Gracias a ese panorama es que analistas consideran que a la relación con Venezuela se le deberá dar el próximo domingo en la noche una nueva oportunidad para fortalecerla, llevándola a otros escenarios y trabajando más por la integración en todo sentido.
Para el expresidente de la Cámara de Representantes Carlos Alberto Zuluaga, miembro de la Comisión II, que se encarga de asuntos económicos e internacionales, al igual que los de seguridad, “lo que suceda en Venezuela le importa a Colombia y por eso lo primero que esperamos pase es que la democracia fluya con su total transparencia y el ciudadano vote libremente”.
Zuluaga considera que se equivocan quienes en este momento desde Colombia están enviando mensajes diferentes a ese. “El voto del venezolano se debe reflejar en las elecciones y esa debe ser nuestra invitación”. El representante, incluso, cree que el próximo presidente de esa nación deberá plantear unas nuevas reglas en lo comercial, “para que haya juego limpio entre las dos naciones”.
Menciona que Colombia debe empezar a buscar el mercado agrícola, tal y como se dio en el pasado: “Estamos en capacidad de entregarles gas, mientras que ellos nos dan gasolina, esto nos lleva a una buena balanza comercial”.
La democracia, primero
Una visión similar tiene la exministra de Comercio Exterior y Defensa, Marta Lucía Ramírez, quien ha tenido que manejar la relación con ese país tanto en lo comercial (durante el gobierno de Andrés Pastrana) como en la seguridad (en la administración de Álvaro Uribe).
Ramírez considera que lo más importante para Colombia es que el domingo en Venezuela la que triunfe sea la democracia, resaltando que “no se trata de una democracia electoral sino en el manejo de todo el Estado, con poderes públicos independientes”.
La exministra dice que se puede pensar que la relación binacional debe trabajarse más hacia el concepto de integración, en sectores concretos, como el de educación, y con metas como que haya un desarrollo empresarial conjunto, de manera que empresas colombo-venezolanas puedan salir juntas al mercado internacional, para que se genere empleo en ambas naciones.
La integración, plantea Ramírez, se debe ver también en materia científica, en tecnología y en cooperación y desarrollo en la infraestructura: “Que se produzca la salida de Venezuela al Océano Pacífico a través de Colombia”.
El senador conservador José Darío Salazar, quien es uno de los principales críticos a la actual relación diplomática con esa nación, considera que llegó el momento de recuperar el entendimiento político y el flujo comercial: “Tenemos que respetar y acatar lo que diga esa democracia y por supuesto entendernos con el Gobierno que resulte triunfante, en un marco de respeto y de colaboración”. El congresista sostiene que de ganar Henrique Capriles la proyección de las relaciones con Colombia serían mejores.
Así las cosas, el resultado de las elecciones del domingo podría hacer que desde el lunes las relaciones con la hermana nación vuelva a buscar el rumbo que imaginó hace más de 200 años el libertador Simón Bolívar: la integración total.
Dos modelos, dos estilos
Dos proyectos políticos, antagonistas en extremo, serán los modelos por los que el electorado venezolano sufragará para elegir este domingo al Presidente de la República: uno, el que gobierna en la actualidad y que ha venido radicalizando el socialismo del siglo XXI, se dispone a producir un más severo control económico estatal.
Contra el monopolio
Entre otros programas, Hugo Chávez Frías, propone: la Ley contra el Monopolio, que tendría un escenario político favorable, y las leyes del poder comunal que facilitarían la transferencia del poder regional a las comunas, con lo cual los gobernadores y alcaldes perderían su razón de ser.
Un tercer aspecto, orientado a lo económico, tiene que ver con el desarrollo comunal, con distintos mecanismos de organización, especialmente empresas familiares y cooperativas comunitarias.
No habrá desmonte del sistema cambiario que seguirá ejerciendo control sobre las divisas y el mantenimiento de los subsidios a la gasolina, la electricidad y el transporte público.
Con Chávez en la continuidad del poder, seguirá la guerra al latifundio, para lograr la soberanía alimentaria, que ha sido uno de los grandes dolores de cabeza de su gobierno, pues el país está lejos de autoabastecerse.
Los opositores señalan que Venezuela vive una “economía de puertos”.
Se plantea que habrá una consolidación de las misiones como instrumento de la revolución bolivariana, pues para Chávez esa es la ruta de profundizar en la construcción de la justicia social.
Economía abierta
Las tesis programáticas del candidato opositor Henrique Capriles Radonski apuntan hacia una economía de mercados y la restitución en Venezuela del Estado de Derecho que, según la oposición, se vio diezmado en los últimos años.
Capriles expone que es necesario volver a la separación de los poderes públicos, los cuales, según ha dicho, no pueden estar al servicio de una sola persona, sino del país.
Capriles dice que no solamente debe haber respeto con los esfuerzos privados para hacer crecer el aparato productivo, sino que es necesario apoyarlos: “Gobierno y sector privado pueden constituir la alianza estratégica, que permita el desarrollo nacional, porque esa producción va en beneficio del pueblo”.
El candidato de la Mesa de Unidad, ha adquirido un compromiso con la juventud, a la que le ha prometido garantizar el primer empleo, ya que para él no es posible que los jóvenes universitarios salgan de las aulas a incrementar el ejército de desocupados que existe en el país.
Capriles ha dicho que seguirá el modelo brasileño al que elogió y calificó de exitoso y precisó que solo con el esfuerzo del capital y una pulcra administración pública, será posible rescatar a Venezuela del infierno en que ha caído.
El exgobernador del Estado Miranda ha dicho también que no acabará con las misiones creadas por Chávez, pero si asegura que hay necesidad de reformularlas, para que su objetivo sea provechoso.
Expreso que se entenderá en las mejores condiciones con la Fuerza Armada, para que retomen su rol y anunció que respetará a los empleados públicos, a fin de garantizar su paz social y económica, “si estoy trazando una plataforma para crear empleo, no hay razón para botar a nadie”.
Cuando se le preguntó de dónde va a salir el dinero para la obra con la que se compromete, se limitó a responder: “la plata está aquí, lo que pasa es que no la regalaremos al exterior”.
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