DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
Los beneficios del tan sonado Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, que rige desde el pasado 15 de mayo, aún están por verse, y será en el mediano y largo plazo cuando se puedan hacer apreciaciones precisas, según expertos consultados por LA PATRIA.
Sin embargo, el Gobierno, en un corte que realizó el mes pasado, indicó que, entre otras cosas, las exportaciones a EE.UU. Crecieron 13 % tras la implementación del acuerdo.
Benjamín Herrera Chaves, magíster en política económica y docente de la Universidad Javeriana, señaló que es muy temprano para hacer un balance y que de hecho cree que ninguno de los centros de investigación como Fedesarrollo, por ejemplo, se hayan atrevido a hacer un corte, pues tendrían que tener estadísticas consolidadas, lo que solo considera posible hacia marzo o abril del próximo año.
"Sin cifras en la mano la percepción es que no ha sido negativo y es probable que haya tenido algunos efectos positivos frente a la crisis que vive Europa. Tendría que mirarse en cuánto ha disminuido el comercio con la Unión Europea, cuánto ha crecido el comercio con EE.UU. y, obviamente, los productos intercambiados, para ver si la aprobación del TLC le permitió a Colombia paliar los problemas generados por la crisis de los países europeos", manifestó.
El exministro de Hacienda y precandidato presidencial caldense, Óscar Iván Zuluaga, señaló que los impactos se verán en el mediano o largo plazo, por lo que es difícil anticipar una coyuntura tras siete meses. "Puede que las cifras muestren que se hayan dado resultados en algunos sectores y eso es una señal positiva, pero hay que esperar la visión a mediano o largo plazo para que las coyunturas se ajusten a las realidades económicas.
Eduardo Sarmiento, columnista del El Espectador, dijo en un artículo en agosto pasado que el TLC significa una baja de aranceles de Estados Unidos de 3 %, que en buena medida ya se hizo con el ATPDEA, en tanto que a Colombia le representa 12 % y en algunos casos mucho más.
"A los tres meses de iniciado el Tratado, la desproporción se manifestó en un aumento de las importaciones de 11 % y una reducción de las exportaciones de 4 %. Si a esto se agrega que las exportaciones colombianas tienen un valor añadido mucho menor, la asimetría es total. El acuerdo le causará a la economía un aumento del déficit en cuenta corriente que debilitará el mercado interno y acentuará la dependencia de la inversión extranjera y la minería. Como ocurrió con la apertura, los primeros daños se perciben en la agricultura. Lo grave es que el TLC ha dejado al país desprovisto de instrumentos".
Álvaro Turriago Hoyos, profesor de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de la Sabana, se unió a los demás, aunque expresó: "El único aspecto, muy evidente a mi parecer, es la decisión de la Embajada de EE.UU. de aumentar el periodo de aprobación de las visas de turista para colombianos, pasando de cinco a 10 años. Esto se puede interpretar como un gesto de confianza hacia los colombianos, que de esta forma empezamos a mejorar nuestro estatus como viajeros internacionales".
Sobre la evolución de los flujos comerciales no se tienen estadísticas definitivas, pero sí se puede apreciar un aumento preocupante del saldo negativo de nuestra balanza comercial, según Turriago Hoyos.
"Estamos importando más bienes y servicios de los que exportamos. Las importaciones de productos agrícolas, a las cuales hemos debido acudir dadas las difíciles condiciones de clima que han afectado las cosechas colombianas los últimos tres años, son un factor que ha llevado a agudizar este déficit. Buena parte de estas exportaciones provienen de EE.UU.".
El experto manifestó que este déficit comercial, por ahora, no ha sido motivo de agobio importante, pues el flujo de inversión extranjera hacia el país, especialmente en el frente de la explotación minera, ha sido grande.
Hizo hincapié en que el mal macroeconómico llamado Enfermedad Holandesa ha empezado a campearse a sus anchas en el país, que las tendencias de revaluación del peso colombiano podrán agudizar este déficit y, lo peor, harán poco competitivos nuestros productos industriales de exportación, desmotivando a nuestros empresarios a no interesarse por invertir en la industria, sector generador de empleo por naturaleza.
En cuanto al empleo, el profesor de la Sabana indicó que ha mostrado síntomas muy tibios de recuperación y piensa que mientras esté por encima de niveles del 3 %, no estaremos cumpliendo con seriedad en este importante frente.
"El TLC no contribuye a un mejoramiento del nivel de vida de los colombianos, de perfeccionamiento de nuestra infraestructura institucional, de aumento del nivel educativo, en síntesis, de combate a la pobreza. Creo que no nos beneficia. Será simplemente un mecanismo de refuerzo al dominio político y de mercado de Norteamérica en Colombia".
Para el profesor de la Sabana hay algunas tendencias de coyuntura en infraestructura que pueden ayudarnos a inferir cómo pueden perfilarse las tendencias de nuestra economía, a futuro, luego de la aprobación del tratado. Por ejemplo, hay resultados que se notan y son positivos, como la culminación de una parte importante del Aeropuerto Eldorado, la culminación y entrega de algunas vías como Bogotá-Girardot y la entrega del Plan Nacional de Fibra Óptica con cobertura a prácticamente todos los municipios en Colombia.
Lo mejor de todo es que, dice él, se puede afirmar que esos proyectos serán culminados en los mejores términos y en plazos relativamente cortos.
Entre los aspectos negativos destacó que no se ha terminado la vía a la Costa Atlántica y tampoco se identifican posiciones definitivas en la construcción y mejora de los puertos en la Costa Pacífica.
"La construcción de nuevas vías férreas para transportar carbón desde el interior del país a los puertos fluviales es otro frente en el cual no se vislumbra una posición radical del Gobierno. La navegación fluvial, que es complementaria con el transporte por vía férrea, tampoco ha sido considerada. La anunciada entrega en concesión de la navegación por el río Magdalena es una noticia que nos pone atentos a lo que empezará a ocurrir en ese campo".
Así las cosas, se podría afirmar que en el delicado frente de las infraestructuras hemos empezado a ponernos al día en algo que habíamos dejado pasar mucho tiempo y que es vital para hacernos competitivos. Cuando todos los proyectos empiecen a entregarse, Colombia estará mejor equipada y posiblemente con posibilidades de sacarle jugo al Tratado. Por ahora hay que esperar que pase más tiempo para hacer un balance real.
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