LUIS LÓPEZ CARMONA
LA PATRIA | MANIZALES
El castigo físico no es la única forma de maltrato infantil, pero es la más fácil de detectar mediante marcas corporales que quedan en los niños. Otras maneras son la desprotección de los padres, agresiones verbales y rechazo familiar, que influyen negativamente en la salud de los menores.
De forma inconsciente también se comete maltrato infantil psicológico cuando les dicen a los pequeños que si se comportan mal se lo llevará el diablo, o que no hagan travesuras porque en la noche se les aparecerá algún espanto. También se les infunde temor expresándoles que serán regalados al coco, o que si se comportan de cierta manera se morirá su padre o un ser querido. Todo esto genera aislamiento y desarrollo negativo de la personalidad.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) registró en un reciente informe 16 mil 457 casos por maltrato infantil en Colombia entre enero de 2012 y enero de 2013. En la seccional Caldas recibieron 3 mil 900, y verificaron todos los casos con el objetivo de identificar los que requerían acciones para el restablecimiento de los derechos de los menores. De ahí se estableció la cifra de 830 niños y adolescentes maltratados en el departamento que ameritaban medidas de protección. Esto ubica al departamento en el quinto lugar entre los 32 del país.
La población infantil en Caldas es de 297 mil 394, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Luis Eduardo Céspedes, director del ICBF en Caldas, explica que los municipios donde los niños son más vulnerables al maltrato son Manizales, Chinchiná, La Dorada, Anserma y Riosucio.
Aunque el departamento descendió un puesto respecto al informe 2011-2012, cuando los maltratados fueron 1.285, Céspedes admite que el panorama sigue siendo desalentador porque no debe haber ningún niño maltratado, y que así se reduzcan las denuncias, no puede haber alivio mientras se mantenga la situación. Por eso califica el informe como negativo, toda vez que se evidencia "descomposición social".
Carlos Alberto Montoya, director de la Red Afecto contra el Maltrato Infantil de Manizales, explica que por cada caso de maltrato infantil que se denuncia, 10 dejan de notificarse oficialmente. "Los niños son vulnerables porque no tienen ni los medios ni uso de razón para denunciar, además los victimarios los intimidan y en algunos casos, los vecinos que conocen de casos de maltrato se abstienen de denunciar a fin de evitarse problemas".
En el hogar
Las denuncias tienden a incrementarse debido a que cada vez hay más conciencia sobre la defensa de los derechos de los niños, y hay casos en que las agresiones son reiterativas, pero queda en evidencia que el principal grupo de riesgo para los menores es su familia.
Los espacios en los que niños y adolescentes deberían sentirse protegidos se están convirtiendo en el factor perturbador de su tranquilidad, pues según el informe del ICBF, de cada cuatro maltratados, tres son víctimas en su hogar.
“Los 830 casos de Caldas son de maltrato físico, psicológico, abandono en el sentido que los padres son negligentes porque no llevan a los niños a la escuela, los dejan encerrados, desprotegidos y sin alimentación; a algunos no los llevan a centros médicos para que les apliquen los ciclos de vacunación, o tampoco los tienen afiliados a régimen subsidiado o contributivo, y eso atenta contra la salud de los menores; además hay casos de abuso sexual”, puntualiza Céspedes.
Montoya asegura que principalmente, el abuso sexual a menores lo cometen familiares y allegados a ese núcleo. "Los chantajean y amenazan para callarlos. Hay familias que no le creen a un niño frente a la palabra de un adulto que lo contradice".
Repercusiones
Céspedes indica que una consecuencia del maltrato infantil es que los niños que han sido reprimidos reproducen sus frustraciones mediante la violencia. “Se estarían formando niños violentos porque todo niño agredido se convertirá en padre, hermanito y compañero agresor, entonces con el maltrato contribuimos a que se perpetúe la violencia y descomposición familiar en el país”.
Montoya retrata un panorama más desalentador, pues puntualiza que mediante la agresión física es que pueden matar al niño con un golpe certero. "He conocido casos que les han pegado a niños con el cinturón de la correa en los ojos, y pierden estos órganos; pueden quedar sordos, con traumatismo abdominal y fracturas. Cuando hay abuso sexual está el riesgo de que los contagien con enfermedades de transmisión sexual, o las niñas y adolescentes presenten embarazos no deseados".
Añade que las secuelas a largo plazo son problemas de autoestima, trastornos en la personalidad, depresión, y los afectados pueden caer fácilmente en la prostitución, alcoholismo o drogadicción, debido a que quedan con estrés postraumático. "Les deja secuelas para siempre en aspectos de la vida sexual, familiar y social. Es una epidemia terrible, oculta, que casi nadie evidencia".
Céspedes aclara, no obstante, que a los niños hay que reprenderlos cuando cometen faltas, aunque esa reprensión no debe implicar maltrato físico o mental. “A través del diálogo y el afecto logran evaluarse los comportamientos y sus motivaciones. También mediante la lúdica porque genera confianza de los niños hacia los padres y cuidadores, debido a que cuentan muchas cosas que le suceden y que de otra manera no se atreverían a decirles a los papás”.
Explica además que los juegos son una práctica para generar empatía entre hijos y padres con el objetivo de corregir sus dificultades y faltas cometidas, porque en medio de la confianza se conforman nuevas conductas de comportamiento y fluye la comunicación, alejando temores que producen distanciamiento.
Madre sustituta
Andrea Montoya completará en agosto dos años como madre sustituta, labor en la que se ha hecho cargo de niños a los que el ICBF necesita protegerles los derechos por estar en riesgo. En algunos casos notó, por ejemplo, retraimiento de los pequeños.
La experiencia del primer hijo que llevaron a su hogar le pareció complicada porque le asignaron un adolescente y estaba predispuesta a la pérdida de privacidad, pero a los pocos días se acostumbró. “La atención de los niños en centros médicos es prioritaria, los capacitan en instituciones y algunas escuelas y colegios los reciben con facilidad, porque la intención es garantizarles la protección de sus derechos”, señala.
Agrega que, como requisito, las madres sustitutas deben “ser bachilleres y capacitarse, tener tiempo completo y pasar exámenes psicológicos que también deben aprobar el esposo e hijos menores de 12 años”.
Desde agosto de 2011 ha cuidado a siete menores. Cuatro se los llevaron para hogares de paso, una bebé fue adoptada por extranjeros y la otra regresó con su familia. "Estoy muy contenta cumpliendo la labor; en el momento tengo una bebé de cuatro meses de nacida y recibe visitas programadas con sus padres. A uno le da muy duro separarse de ellos porque les coge mucho cariño, y nosotras los acogemos como a los hijos". Su familia la conforman su esposo y dos hijos propios, ambos adolescentes.
Procedimiento
En el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), una vez reciben una denuncia por maltrato infantil, adelantan el siguiente procedimiento, según Luis Eduardo Céspedes, director en Caldas:
1. Verificación de la denuncia. Van hasta el sitio donde vive el menor para confirmar o descartar la vulneración de sus derechos a través de equipos psicosociales.
2. Apertura de investigación a la vez que ejercen una medida preventiva para garantizarle los derechos al menor. Separan al pequeño de la familia y lo ubican en un hogar sustituto.
3. Análisis de la situación del menor con su familia, para tratar de acercar a los padres o cuidador con el menor y así superar el desconocimiento del derecho. "Si vemos que no tienen ni las condiciones ni la intención de garantizar los derechos, acudimos a la familia extensa (tíos, primos, abuelos, etc.) para no separarlo de esta, y se les entrega en custodia mientras se define qué va a pasar con el niño”.
4. Definición de si el menor regresa a convivir en su núcleo familiar, continúa con medida de protección o lo declaran en estado de adopción.
El dato
De las 3 mil 900 denuncias recibidas en el ICBF en Caldas, 380 fueron las más graves y aproximadamente 150 padres perdieron la patria potestad de sus hijos; de estos, 103 fueron adoptados y los 47 restantes ingresaron al grupo de niños de difícil adoptabilidad. Actualmente hay 630 niños de estos, que Luis Eduardo Céspedes, director del ICBF en Caldas, llama “los hijos de Bienestar Familiar”.
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