
Adriana Osorio*
LA PATRIA|MANIZALES
Las Malvinas vuelven a ser el punto álgido en las relaciones de Argentina y el Reino Unido. Luego de 30 años de que ocurrió el enfrentamiento bélico por la soberanía de las islas, ambos países reviven el lío. Sin embargo, para analistas lo que ocurre en la actualidad difícilmente terminará en una guerra. Lo que sí resaltan es el perjuicio que ha tenido el comercio con el pleito.
Rodrigo Santofimio, docente de la Universidad de Caldas, dice que las condiciones de ambos países son diferentes en esta época. “Para el caso de Argentina estaba de fondo la dictadura de Galtieri, en ánimo de consolidar, recurriendo a la clásica postura chovinista (el patrioterismo), de reclamo a la soberanía sobre ese territorio de las Islas Malvinas; la estrategia, finalmente no le surtió efecto a la dictadura, y en su efecto precipitaría la crisis del régimen, para la vuelta a la democracia en la Argentina. En el caso de Inglaterra, en ese momento había un gobierno de mano dura, la premier Thatcher, que también tenía sus propios problemas internos, entre ellos, la imposición del modelo económico liberal frente a los mineros galeses, entre otros, su posición irrestricta a reclamar por vía militar la intromisión en su territorio de las tropas argentinas. A esto se suma que contaba con el beneplácito de los Estados Unidos y el respaldo de la naciente Unión Europea”.
Según Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales, el "enrarecimiento del ambiente" político bilateral por Malvinas "puede tener efectos en los vínculos comerciales".
"El Reino Unido es el quinto mercado en importancia en la UE para Argentina, aunque si consideramos que los principales mercados de entrada son países como Holanda, Alemania o España en los que hay puerto de acceso a otros mercados, debe decirse que la importancia como mercado individual es aún mayor", apuntó el experto en un informe.
Elizondo advirtió que "la tensión política bilateral podrá afectar los negocios entre ambos países y sus empresas", tanto las de capitales británicos que operan en el país suramericano, como aquellas argentinas que exportan al mercado británico.
Según datos oficiales, la balanza comercial beneficia a Argentina, con exportaciones al Reino Unido que en el 2011 sumaron 800,8 millones de dólares, pero estas ventas crecieron apenas un 6%, mientras que las importaciones pegaron un salto del 36%, hasta los 664,1 millones de dólares.
La preocupación empresarial por la tensión comercial ha comenzado a evidenciarse en sectores que exportan al Reino Unido, como el vitivinícola, que tiene en ese país a su quinto destino de ventas, con colocaciones anuales por unos 50 millones de dólares.
Otro sector en alerta es el turístico, luego de que la sureña provincia de Tierra del Fuego impidiera en febrero el amarre en el puerto de Ushuaia de dos cruceros turísticos procedentes de Malvinas, con 3 mil 500 personas a bordo.
"El sector rechaza esta medida porque Ushuaia impulsa desde hace años el turismo de cruceros y una medida de este tipo daña mucho a futuro a la actividad, afectando a miles de personas que viven del turismo", dijo a Efe Marcelo Lietti, presidente de la Cámara de Turismo de Ushuaia.
Los buques de carga también están afectados por la tensión bilateral, ya que la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte mantiene desde febrero un boicot a las naves de bandera británica que ingresen al país en adhesión al reclamo de soberanía argentino en las Malvinas.
En la práctica, la medida genera que los buques demoren varias horas para entrar y salir de los puertos, con importantes pérdidas económicas para las navieras.
Fuentes del Centro de Navegación, que agrupa a agencias marítimas y armadores, dijeron a Efe que la medida "en la mayoría de los casos ni siquiera afecta a los intereses británicos" porque el boicot incluye a banderas de conveniencia como las de Bermudas, Islas Caimán, Gibraltar, Panamá y Malta.
Argentina ha logrado por otra parte que los países suramericanos, más algunos centroamericanos y caribeños, nieguen el ingreso a sus puertos de barcos con bandera de Malvinas, un pabellón que consideran "ilegal".
En febrero, tras anunciar que denunciará al Reino Unido en Naciones Unidas por la militarización de las islas, la presidenta argentina, Cristina Fernández, acusó a los británicos de "depredar" los recursos naturales en Malvinas.
Sin embargo, dos semanas después abrió la posibilidad de diálogo, aunque el Reino Unido dice que no hay nada que negociar y que las Malvinas son suyas.
“Argentina, entonces, en este momento con un gobierno de fuerte anclaje popular, pretender insistir ante los organismos internacionales su reclamo soberano a ese territorio. Ese reclamo debe hacerse, para esos casos, ante un organismo como la Corte Internacional de la Haya, empero, para iniciar discusiones ante ese organismo, las partes deben plantearlos de común acuerdo, o por lo menos admitirlo para esa instancia. El problema es que Inglaterra no responde, pues no se trata solamente de defender a una población inglesa minúscula, sino asuntos de interés nacional (razones de Estado, diría Luis XIV), y por tanto de difícil renunciación”.
Añade que entonces Argentina agota instancias, foros internacionales o escenarios para ganar ciertos consenso sobre la validez de su reclamo, el cual parece recibir apoyo en los países latinoamericanos, mayoritariamente, pero no así al otro lado del Atlántico, particularmente desde la Unión Europea, de la cual Inglaterra es país miembro pleno y, también recibe el respaldo de los Estados Unidos, la superpotencia, por sentimientos histórico y, porque los Estados Unidos también tienen contenciosos de esa misma naturales en algunos lugares del mundo, entre ellos Guantánamo, que discute con Cuba, o islas del Pacífico.
Así las cosas, los expertos coinciden en que otros apoyos para Argentina podrían provenir de los países africanos y árabes, pero allí el contencioso parece que no está muy precisado, y su significado sólo se puede en la Asamblea de la ONU.
“Sabemos que las islas Malvinas, para los argentinos y, Falkland, para los ingleses, como contencioso hunde raíces en la etapa final del colonialismo inglés del siglo XIX, y en el caso argentino, tiene que ver con la maduración de su nacionalismo, en términos de la pérdida de un pedazo de su territorio.
Hoy, para Inglaterra, un país insular y carente de recursos naturales importantes, y una economía cuyo fundamento parece estar en el sector financiero y el turístico, únicamente, resulta imponderable renunciar a ese territorio, no obstante, hallarse a unos 10 mil kilómetros de distancia y con una población que no sobrepasa los tres mil personas”, concluye Santofimio.
Esta ciudad recibe anualmente 280 cruceros y se calcula que cada pasajero deja al bajar entre 120 y 1.600 dólares por día al consumir bienes y servicios locales.
*Con información de EFE.
Las Malvinas, situadas a 13.000 kilómetros de Londres y a 800 de la costa argentina y el Atlántico Sur en general, son ricas en recursos pesqueros, reservas probables de hidrocarburos y potencial para la extracción de minerales del fondo marino.
El Gobierno argentino anunció que emprenderá "acciones administrativas, civiles y penales" en tribunales locales e internacionales contra las empresas petroleras que participan en la explotación, a su juicio "ilegítima", de los recursos naturales en la cuenca de las islas Malvinas.
El canciller argentino, Héctor Timerman (en la foto), aseguró que estas acciones también se llevarán a cabo contra las compañías que brindan apoyo logístico y financiero a las petroleras, con el objetivo de "defender" los recursos naturales del país.
Timerman hizo el anuncio en una rueda de prensa en la sede de la Cancillería, en momentos en que ha subido la tensión entre Argentina y el Reino Unido por la soberanía de estas islas del Atlántico sur, a poco de cumplirse el trigésimo aniversario del inicio de la guerra que enfrentó a ambos países.
El ministro aseguró en varias oportunidades que las empresas actúan "de manera ilegítima" en el Atlántico sur e insistió en que el Gobierno de Cristina Fernández pretende que todos sus accionistas sepan que "están violando las resoluciones de la ONU".
"Este Gobierno no va a dejar pasar un solo día sin llevar adelante una acción ante un juzgado local o internacional que nos permita proteger nuestros recursos naturales", advirtió.
Timerman mostró un mapa con todas las empresas involucradas en el negocio hidrocarburífero y las identificó en tres niveles: las petroleras, las empresas que brindan "apoyo logístico" y las que dan "servicios financieros y de auditorías".
yacimientos de petróleo.
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