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Peter Cunningham.
Nelson Hernández Peláez
LA PATRIA | BOGOTÁ
El sudafricano Peter Cunningham estuvo en Bogotá dando una conferencia sobre las opciones que hay para la construcción de una paz duradera en Colombia. Para él, de poco sirve detener el conflicto armado si no se resuelven los problemas sociales subyacentes en el país.
Cunningham, doctor en sociología y profesor de la Universidad Metropolitana Nelson Mandela en Puerto Elizabeth (Sudáfrica), participó activamente en el proceso de paz de ese país en la última década del siglo pasado y ha asesorado a varios países sobre formas de finalizar un conflicto armado.
El académico habló luego de su conferencia en la Universidad de La Salle, para expresar sus opiniones sobre cómo lograr una paz duradera y la reconciliación en un postconflicto colombiano.
- Usted mencionó en su conferencia que una de las cosas que tienen en común Colombia y Sudáfrica es que ambos son países de origen colonial. ¿Considera que ésta es razón para que existan conflictos internos en estos países?
No del todo, lo que pienso es que cada sociedad tiene sus propios conflictos subyacentes. El colonialismo ha traído un tipo de conflicto que es propio de esa situación, debido a que lleva estructuras y sistemas de valores que no son autóctonos de la región colonizada. Esto hizo que las generaciones posteriores hayan tratado de unificar una sociedad dividida, imponiendo sus propios esquemas. Si bien esto puede generar una mayor diversidad, también suele desembocar en fuerte conflictos armados. A pesar de eso, no diría que el colonialismo es la columna vertebral del conflicto social, hay varios problemas más, que son subsecuentes a la colonización y que también pueden originar un conflicto.
- También dijo que una de las formas de lograr la paz en Colombia es cambiar la mentalidad de las personas. ¿De qué manera se debe dar ese cambio?
Este es probablemente el mayor reto de una sociedad. Hay que hacer una transformación y mover el sistema de creencias de las personas, que se ven a sí mismas como individuos y se sienten excluidas, para que se vean como parte de una colectividad que ahora es más incluyente. Esto nos conducirá a percibirnos como parte de un Estado Nación más grande, más que como parte de un grupo particular, con su propia agenda e intereses.
- En Colombia hay grupos bastante poderosos, en términos económicos y políticos, que se oponen a las negociaciones de La Habana. ¿Cómo hacemos que esos grupos se integren a la construcción de la paz?
Uno tiene que darse cuenta de que la paz es básicamente un balance de fuerzas. No se puede mirar hacia una sola causa del conflicto ni tampoco tener sobre la mesa un solo elemento de la agenda. Identificar uno o dos grupos de personas como las causas del conflicto sería incorrecto. Las causas del conflicto son mucho más amplias, con raíces sociales mucho más profundas que simplemente lo que dicen estos grupos.
- Pero esta gente poderosa puede acabar con el proceso de paz. ¿Cómo manejamos eso?
Pienso que hay que enfocarse más en los problemas que en la gente que está involucrada en el conflicto. Si no se tratan los problemas de fondo, solo se está tratando la mitad del mismo.
- Una de las principales características del proceso de paz en Sudáfrica fue la aplicación de la justicia transicional. Sin embargo, en Colombia ese camino se ve como una forma de impunidad y hay gente que no está de acuerdo. ¿Tiene algún comentario sobre el tema?
Pienso que uno tiene que cuidarse mucho de buscar soluciones globales para la transición a la paz, porque cada conflicto tiene sus propias características y por lo tanto cada sociedad debe recorrer su propia ruta para la paz. Uno no puede pensar que se puede importar el mismo modelo de otro país.
- La semana pasada el expresidente de Sudáfrica, Frederik De Klerk dijo en Colombia que si se castiga a quienes decidan dejar las armas, será muy difícil que haya una paz duradera. ¿Está usted de acuerdo con él?
Totalmente de acuerdo, obviamente pienso que debe haber perdón para que haya paz. Pero pienso que también debe haber cosas como justicia social y darse cuenta de que la sociedad no debe prometer mucho más de lo que puede otorgar. Pienso que la paz duradera requiere que las partes del acuerdo se ganen la confianza de la gente, para que ésta crea en las negociaciones y en el nuevo escenario político que resultará de ese proceso de paz.
- Que se conozca la verdad sobre lo que pasó en la guerra es muy importante para la justicia transicional. Sin embargo, varios actores del conflicto están reacios a confesar sus crímenes. ¿Qué se puede hacer para que esos actores digan la verdad?
Uno tiene que preguntarse si en realidad quiere que la gente confiese sus crímenes, porque es muy difícil. Es necesario preguntarse si se va a mirar hacia atrás, en términos de lo que realmente ha ocurrido en el país, o si se va a enfocar sobre una visión del futuro. Personalmente pienso que uno debe mirar hacia el futuro y las grandes posibilidades que traerá la paz.
- Pero la justicia transicional depende de la verdad, sin ella no podría haber reparación a las víctimas…
La verdad es relativa, siempre tiende a ser la visión de una persona o grupo en particular. No existe algo como una 'verdad universal' que pueda ser aceptada por toda la gente. Siempre habrá gente que tiene historias a partir de sus propias experiencias y por lo tanto es bastante difícil esperar que la gente exprese todo lo que conoce y que luego surja una sola verdad que satisfaga a todas las personas.
- Aparte del conflicto con las Farc, Colombia tiene otro problema serio, que es el narcotráfico. ¿Cómo lidiar con esta situación en el marco de un postconflicto?
Uno tiene que separar los problemas, cuando uno comienza a ver una transformación social, política y económica, se establece una plataforma para tratar con otros problemas sociales. La negociación no es una panacea que solucione todos los males y problemas sociales, hay que seguir trabajando para solucionar estos problemas. En este sentido lo principal debería ser preguntarse cómo se va a construir una nueva sociedad civil, que realmente trate con esos problemas.
- Pero si los narcotraficantes actualmente son los principales generadores de violencia en Colombia...
No diría que un grupo de gente en particular sea el origen de la violencia. Las condiciones estructurales en un país son un indicador de los problemas subyacentes que existen. Entonces necesitamos mirar hacia los problemas de la economía interna, de la educación que hacen que el tráfico de drogas sea viable en este contexto particular.
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