Blanca Eugenia Giraldo y Fernando Rodríguez
LA PATRIA | SALAMINA
Entrar al templo de La Inmaculada Concepción en Salamina es como recorrer un museo. Alberga un cúmulo de tejidos en madera que la hacen llamativa hasta para el más desprevenido. Los vitrales cuentan la vida de la Virgen, y las imágenes y hasta el óleo de Señor del Improperio constituyen en conjunto un verdadero centro de fe.
Tal vez esta fue la razón para que el párroco Fabio Mejía Restrepo emprendiera la más laboriosa tarea en los últimos años: hacer que la Inmaculada Concepción fuera exaltada a Basílica Menor, hecho que se oficializará el próximo domingo con el nuncio apostólico, Aldo Cavalli.
Mejía considera que entre los salamineños "había cierta indiferencia, como un caminar sin mayores incentivos, entonces esto ha servido para que la gente tenga un nuevo despertar".
Al llegar a Salamina en diciembre del 2010 el padre encontró que el templo reunía las condiciones. "Es bello, arquitectónicamente agradable a los ojos, tiene un área de construcción considerable, con buena afluencia de público y con imágenes artísticamente bellas. Cuenta además con abundancia de fieles para las celebraciones de Navidad, Cuaresma, Semana Santa y fiestas patronales, y es equidistante de otras parroquias que a su alrededor no tienen otras basílicas".
Y destaca la armonía, comenzando por las obras que dejó el maestro Eliseo Tangarife, como el púlpito y el altar con la talla de la Última Cena.
No obstante, a Mejía también le tocó hacer algunos arreglos. En el presbiterio debe haber cuatro elementos fundamentales: el altar (que es el centro de toda iglesia católica), el sagrario, la sede desde donde el sacerdote preside la eucaristía y el ambón donde se proclama la palabra y que ahora se hace desde el púlpito.
"El Concilio Vaticano II, hace 50 años, pidió que la sede fuera digna, pero aquí era una sillita, así que empecé por arreglar el presbiterio. Como estaba en varios niveles, se niveló en madera, que es lo que actualmente se tiene; luego empecé a idear la sede, que es fruto de mi imaginación".
Ahora se observa, entrando a mano izquierda, la silla con cuatro columnas, que son de los antiguos altares que estaban guardados en la parte alta de la sacristía.
El padre Fabio reconoce la tarea de sus antecesores. "Como párrocos debemos trabajar en tres elementos fundamentales, que son los distintivos de Jesús: sacerdote, profeta y rey". En la parte litúrgica destaca la tarea de monseñor Carlos Isaza Mejía, quien consiguió los ornamentos, objetos como cálices y patenas que hacen parte del patrimonio de Salamina. Incluso desde la construcción, agrega, hay que recordar al padre José Joaquín Barco, y en lo catequético a monseñor José Miguel Gómez, que impulsó la Nueva Evangelización.
Eso sin olvidar la obra de monseñor Luis Enrique Hoyos, actual vicario general. "Es el hombre constructor. Le tocó la reconstrucción cuando se cayó la casa cural, el techo del templo que estaba carcomido, además del cementerio que también se encargó de reconstruir. Fue de mucha sensibilidad y entregado a la visita a las veredas; construyó los locales comerciales que le ofrecen algunas entradas a la parroquia, construyó la Casa del Rosario y le dio mucho empuje a la catequesis".
Por ahora el padre Fabio trata de que en su labor esos tres elementos no se vayan a distorsionar. "Pero desde que llegué el templo ha sido mi obsesión porque lo considero una obra de arte".
Después de 147 años, el templo y el altar de la Inmaculada Concepción fueron consagrados ayer. A esta ceremonia asistió el arzobispo de Manizales, monseñor Gonzalo Restrepo.
El próximo domingo es la lectura del decreto a través del cual el papa Benedicto XVI le concede el título de Basílica Menor al templo de La Inmaculada Concepción de Salamina. Asistirá el nuncio apostólico, Aldo Cavalli.
Tintinábulo: Es una campanilla que va dentro del escudo pontificio y que se caracteriza por las dos llaves del Papa.
Umbella: Una especie de sombrilla que indica el respeto por la eucaristía. Solamente se abre en algunas fechas.
$24 millones costó el arreglo del presbiterio, que se saldaron con fondos de la parroquia.
- En 1865 el ingeniero inglés William Martin entrega los diseños para construir el actual templo parroquial, fecha en la cual el presbítero Francisco Isaza pone la primera piedra.
- El 15 de febrero de 1874 el padre Nereo Medina inaugura la construcción.
- Los materiales y la mano de obra son locales.
- Las campanas son fundidas por Basilio Restrepo, obrero salamineño.
- De sobrio y particular estilo romano que finaliza en una réplica del templo de Salomón; planta rectangular de 59,60 por 21 metros, de una sola nave con 18 metros de luz, imponentes tapiales trapezoidales de 11,40 metros de altura y reforzados por contrafuertes.
- La torre, construida en adobe, calicanto y argamasa es afectada por el sismo del 4 de febrero de 1938, por lo que algunas personas propusieron su demolición. El ingeniero Roberto López Vélez idea la manera de amarrarla con cables del desaparecido Cable Aéreo del Norte. Dos hijos ilustres de Salamina, monseñor Carlos Isaza Mejía y el doctor López, salvan esta preciosa reliquia de una inminente demolición.
- Ebanistas como Anatolio Peláez, Lorenzo Arce y Francisco Betancur, autores también del altar mayor (Peláez) y los altares laterales consagrados a María Dolorosa y a San José.
- Los nichos, peculiar y magistralmente construidos por el genial Eliseo Tangarife, construidos en caoba, que adornan al Señor de los Milagros y a La Virgen del Perpetuo Socorro.
Fuente: Historia de Salamina. Guillermo Duque Botero, presbítero.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015