
Habitantes del sector del Multicentro Estrella se quejan por el volumen de la música de los bares cercanos, incluso han empezado a vender o desocupar las viviendas. Los administradores de los bares también tienen inconvenientes entre ellos, porque el ruido se filtra entre las discotecas. Malestar.
"Horrible, desesperante, no podemos dormir. Los escándalos, las peleas y los ladrones son de cada ocho días, eso sin contar el olor a marihuana que se entra por la ventana. Me toca llamar al SER unas tres o cuatro veces en la noche porque estoy enferma y el ruido no me deja dormir, las pastas para el sueño ya no me hacen efecto". Así relató la propietaria de un apartamento vecino a los bares del sector del Multicentro Estrella, lo que ella vive cada noche del fin de semana.
La queja del ruido, el volumen de la música y la mezcla de canciones de cinco bares a la vez (Rockeler, Retro Video, Paris Nigth, San Carlos y Barroco Cóctel), todos ubicados sobre la carrera 23 entre las calles 59 y 60, ha generado incomodidad en los residentes de edificios como Pizamo, Don Daniel, El Multicentro Estrella y otros de la Baja Leonora, donde el ruido se percibe más fuerte de lo normal desde hace unos meses, según dijeron.
"La guerra de volúmenes es aterradora. La mayoría de las personas que viven en el edificio se quejan los fines de semana, desde las 11:00 de la noche cuando sube la música, además de los escándalos cuando se termina la rumba, después de las 2:00 de la mañana", sostuvo José Ariel Arango, vigilante del edificio Pizamo.
Aunque los propietarios afectados son conscientes de que viven en la zona rosa, no conciben tener que tolerar la competencia de volúmenes de los bares y con música diferente. "Hace poco me reportaron la situación, quienes viven en los apartamentos ya habían hecho solicitud directa a los administradores de los establecimientos para bajar el volumen. También hicimos una solicitud a la Secretaría de Gobierno y actuaron, pero los controles se van perdiendo", agregó Giomar Escobar, administradora de Pizamo.
En el trabajo de campo que hizo LA PATRIA, el 16 de marzo, fecha de quincena, se encontró que había un número considerable de personas y, aparentemente, un volumen más fuerte en la música. Luego, el 22 de marzo, en la segunda visita, había menos gente y la medición con el sonómetro arrojó que el ruido que emiten los bares de la zona sobrepasa en 40 decibeles lo que permite la norma (ver recuadro Resultados de la medición).
No hay control
Cuando comenzaron lo que para los vecinos son exageraciones en los ruidos provenientes de los bares, también se activaron las llamadas a la Policía varias veces en la noche y todos los días del fin de semana. "Cuando llamamos al CAI no vienen, y si lo hacen entran al bar y vuelven y salen", señaló una mujer de avanzada edad que se declara afectada.
Un vigilante confirma esta versión: "Los vecinos me dicen que llame a las autoridades, cuando vienen rebajan el volumen mientras están y después le suben otra vez, y empiezan de nuevo los tambores y las guitarras eléctricas".
Este problema ha generado, además, que los propietarios de las viviendas cercanas a los establecimientos nocturnos, busquen otro sector donde vivir. "Tengo en venta mi apartamento y otros cuatro propietarios e inquilinos del edificio ya desocuparon", afirmó la mujer.
Ante los señalamientos, el comandante de la Policía de Caldas, Coronel Herman Alejandro Bustamante, dijo que en conjunto con la Alcaldía los fines de semana están adelantando un proceso operativo integral en las zonas rosas de Manizales para controlar el ruido en los bares y también a las personas embriagadas. Según cifras oficiales hasta el momento en la línea 123 en el primer trimestre del año se ha recibido 367 llamadas por el tema del ruido.
Mutuos señalamientos
Lo curioso es que los administradores y dueños de los bares también se quejan de los altos volúmenes de la música, ya que la cercanía entre los negocios hace que las canciones se encuentren y filtren. "En los intervalos de las canciones se escucha el sonido de la música del primer piso con temas de viejoteca, entonces nos perturba el ambiente de rock. En cuanto a las quejas de la comunidad, hemos notado que la gente es más tolerante con la música "guapachosa" y los vallenatos, y no le importa escucharla a mil decibeles, pero con el rock no tienen tolerancia", apuntó un empleado del bar Rockeler.
A su manera y manejando la lógica para un volumen moderado, que no afecte los clientes ni distorsione las canciones, cada uno de los disc jockey calcula los decibeles.
Para el administrador de Retro Video su establecimiento maneja la convivencia ciudadana, pero asegura que al hablar con el de Rockeler, para conciliar un volumen, la respuesta es que no puede hacer nada. "Me preocupan los decibeles de mi negocio, pero más los de encima, por la exageración".
Muchas de las quejas del ruido también llegan directamente a las discotecas, incluso la encargada de Paris Nigth señala el caso de una señora que vive en el último piso del Multicentro Estrella, que se queja del volumen, pero la respuesta que se le da es que son cuatro bares poniendo música.
Proceso sancionatorio
Una vez se comprueba en las mediciones de ruido que el establecimiento viola lo permitido por la norma, la Alcaldía hace un llamado de atención al propietario y le da un plazo de 30 días para que modere el volumen del mismo. Si reincide, se le cobrará una multa de cinco (SMDLV) por cada día que comenta la infracción; si aun continua el problema, un inspector determinará los días de sellamiento temporal de la discoteca y por última medida, su cierre definitivo. Según el secretario de Gobierno de Manizales, Mauricio Franco Acevedo.
Cambios en la regulación
La Ley 232 de 1995 expedida por el Ministerio de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial anuncia que es competencia de los municipios la regulación en los establecimientos comerciales y, por ende, estos deben ser también los responsables de la medición del ruido en los mismos. Dada la situación, en diciembre del año pasado, el entonces alcalde Juan Manuel Llano firmó un decreto en el que trasladó esta labor a la Secretaría de Salud, para realizar las mediciones que hasta ese momento hacía Corpocaldas.
"No se tuvieron en cuenta las competencias de la secretaría y que allí trabajan técnicos ambientales, estas mediciones de ruido las hace un ingeniero. En las capacitaciones se encontró que el tema es tan técnico que las personas que desempeñarían este trabajo no tienen los conocimientos para hacerlo, pues se habla de tablas de logaritmos y conversiones", explicó el secretario de Salud Pública de Manizales, Carlos Humberto Orozco.
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