MÓNICA FRANCO
LA PATRIA | MANIZALES
Juan Andrés se cansó de tener que pedir permisos y de suplicar para poder situarse a las afueras de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional (UN), sede Manizales. Según él, el tiempo de música, malabares y reuniones de amigos quedaron atrás desde hace unos dos meses, cuando la vigilancia se volvió estricta.
Su teoría contrasta con los cuatro vigilantes y sus fieles perros que desde las 6:00 de la tarde custodian la antigua estación de El Cable, hoy sede de la Escuela de Arquitectura, hasta las 6:00 de la mañana.
Los hombres se paran a la entrada principal y dan continuas rondas por la zona, que incluyen la antigua casa donde hoy venden comidas rápidas, para evitar que cualquier persona se acerque al edificio declarado como Bien de Interés Cultural Nacional.
Según el vicerrector de la UN, Germán Albeiro Castaño, esta medida es preventiva y se tomó porque era común ver en las noches, de jueves a sábados, a jóvenes fumando cigarrillo y consumiendo licor alrededor de la sede.
"Como todo es en madera es nuestro deber y obligación velar por el bienestar del edificio, pues las posibilidades de riesgo son inminentes", asegura Castaño.
Sobre esto Juan Andrés dice que las medidas le parecen extremas. " Me pregunto cómo es que en un lugar público que además es patrimonio, se pretende cerrar la entrada a la comunidad, para la cual fue concebido", afirma el estudiante.
Agrega que además de que les cierran un espacio, la oferta de lugares de dispersión para los jóvenes en la ciudad no es muy amplia.
Castaño afirma que es un bien público, pero no de uso público. "Allá no puede llegar todo el mundo a hacer lo que quiere, tenemos que defender la estructura. Hay que proteger un bien que es de la sociedad y de la Nación, además ponemos recursos de la Universidad", sentencia el directivo.
Del Plan de Manejo
La UN elabora un Plan de Manejo y Protección a El Cable. Juan Pablo Duque, vicedecano de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UN, asegura que el Plan es una propuesta diagnóstica que debe implementarse a todos los inmuebles que se consideran de patrimonio, bien sean locales o nacionales.
"La idea es detectar cuál es la situación actual del edificio por la fragilidad del material en que está hecho, pero teniendo en cuenta su valor histórico y la necesidad de intervenirlo", dice.
Agrega que el Plan está dividido en tres etapas: una de diagnóstico, otra de medidas preventivas e internas que habrá que aplicar una vez se determinen las necesidades, y el reconocimiento de áreas de influencia, que son las zonas que hay alrededor de la edificación.
"El diagnóstico estaría listo para febrero, las otras etapas se coordinan con el Ministerio de Cultura y de ellos depende cuánto se tardarán los resultados finales", apunta Duque.
"No sabía que estaban intentando proteger el edificio, pero no me parece que nos dejen sin espacios de encuentro", comenta Viviana, una estudiante que solía sentarse afuera de la sede a chismosear con sus amigas mientras escuchaba el sonar de las cuerdas de una guitarra de algún joven músico.
"Ya entendí por qué el único celador que había antes nos tiraba agua si estábamos ahí a las 10:00 de la noche. Ahora hay cuatro vigilantes y no tiran agua, sino perros", expresa la joven.
El vicedecano dice que la custodia de la sede se da porque el sitio se convirtió en un punto neurálgico de encuentros sociales que en algunas ocasiones ponen en peligro el edificio.
"Una cosa es que sea de uso público y otra de abuso público. El campo está destinado para actividades académicas y hay cierta población que no tiene nada que ver con la Universidad que en las noches ocupaba los espacios para consumir estupefacientes o desarrollar otro tipo de actividades que no son apropiadas", afirma Duque.
Agrega que esa es una variable que estudiarán como prioridad en el Plan de Manejo, para tomar decisiones acertadas. "La idea es que quienes se consideran limitados entiendan que no se trata de eso, no es una afectación a lo que realmente ellos pueden hacer en la Universidad".
De la inseguridad
Viviana dice que este era un punto importante de encuentro, así fuese para dirigirse de allí hasta otro lugar. "Ya no nos podemos hacer ni en la plazoleta a esperar a nuestros amigos", comenta.
Aclara que en el caso de Zona Refrescante le parece bien la medida, pues hay edificios residenciales y "no es justo con los habitantes de estos sitios ponerlos a trasnochar con uno".
Aunque también reconoce que en la sede de Arquitectura mucha gente hacía parada en el lugar para fumar marihuana o consumir otras drogas. "Eso se estaba volviendo como inseguro", dice. (Ver recuadro Más seguros).
Uno de los cuatro vigilantes que custodian la sede de Arquitectura asegura que han tenido inconvenientes con grupos de jóvenes ebrios que llegan con la intención de seguir la fiesta hasta altas horas de la noche. "Esto se estaba convirtiendo en sanitario público", comenta.
Desde un experto
James Melenge, coordinador de la Red de Educación del Cinde, dice que hay escenarios de la ciudad que se configuran como espacios de encuentro e intercambio entre los diferentes grupos de jóvenes.
"Restringir estos espacios indica desconocer las dinámicas sociales y culturales que tienen los jóvenes en sus imaginarios".
Melenge afirma que considera importante generar nuevas alternativas que faciliten y potencien los espacios de encuentro juvenil desde la cultura, la música y el deporte, que de alguna manera contribuyan a la construcción del joven como un agente político, crítico y social.
Aclara que se deben tener en cuenta los factores que llevaron al cierre del sitio, pues si fue preventiva hay que averiguar qué cuidan de los jóvenes y si es justificado el cierre.
El experto también dice que la Alcaldía debería apostarle a espacios, no para que la gente tome, sino para que interactúe. Pone como ejemplo a Medellín, en donde las plazoletas e incluso las estaciones del metro son puntos de encuentro reconocidos.
"Se ve gran diversidad cultural. Punkeros, rokeros y demás culturas en un mismo espacio. La ciudad debe apuntarle a esto, pero sobre todo que cuando se construyan esos espacios se tenga en cuenta la voz de los jóvenes".
Se mantendrá la medida
Juan Andrés y Viviana se mantienen en la posición de que los espacios de encuentro no deberían volverse privados. "Yo venía aquí simplemente a escamparme cuando llovía, pero ya ni puedo hacerlo. Sé que le pasa a más de uno", dice ella.
"Deberían pensar más en lo positivo que aportamos los jóvenes y en los espacios que necesitamos en la ciudad", dice él.
Según el vicerrector Castaño, la medida de los guardias y los perros se mantendrá hasta que el riesgo esté. "La idea es ir mermando la medida. Si vemos que hay una adecuada respuesta de los ciudadanos la iremos disminuyendo, de lo contrario seguirá intacta porque es por el bien de inmueble de la ciudad. Hago un llamado a los ciudadanos para que se apropien de este museo vivo y de la belleza arquitectónica que poseemos", asegura.
Melenge concluye que para que exista conciencia tiene que haber un componente de acompañamiento. "No es solo conservar el espacio, sino que hay que alimentarlo desde expresiones como la cultura y el teatro. Hay que hacer un seguimiento para que el lugar tenga la funcionalidad que debe tener".
Más seguros
Estefanía Cuervo, Milán
Es bueno que tomen estas medidas porque se hacía mucha gente para consumir drogas.
David Gómez, La Enea
No me afecta la vida académica así que no le veo nada de malo. Antes da seguridad, pues esto era solo y se había vuelto un poco peligroso.
Carolina García, San Cayetano
No es bueno ni malo. Hay más puntos donde uno se puede ver como la plazoleta al lado del CAI de El Cable y hasta en Zona Refrescante.
Santiago Cárdenas, Bosques de la Alhambra
Creo que no afecta. El que se quiere reunir con sus amigos lo hace donde quiere.
Aldemar Arciniegas, La Enea
No frecuentaba el sitio en las noches, por eso no me afecta. Para eso hay sitios de esparcimiento que sí son autorizados.
Luis Carlos Coral, Alta Suiza
Es malo porque es un bien cultural, pero en las noches se venían a consumir muchas drogas y se había vuelto inseguro y este edificio hay que cuidarlo.
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