
Blanca EugeniaGiraldo
LA PATRIA | MANIZALES
"La cosa aquí cada vez está peor". Así resume el caldense Luis Miguel Botero Sanint la situación que se vive en Venezuela.
Este especialista en ciencias políticas reside con su familia en Maracaibo, capital del estado Zulia. Describe cómo desde el pasado 12 de febrero comenzaron las marchas pacíficas de los estudiantes por las principales avenidas de su ciudad. No obstante, en los últimos días la situación se tornó más tensa y empezaron a hacer "guarimbas" o trincheras, para resguardarse de la policía y la guardia nacional, y cada vez se construyen más por todo el centro de la ciudad, para proteger a las personas que viven, como él, lejos de la Plaza de la República y que no podían llegar a sus casas, sino en la madrugada. "De verdad que aquí hay una represión total, sobre todo en horas de la noche", relata el joven.
El pasado jueves en la concentración que tenían en la Plaza Yepes hicieron barricadas más pequeñas y al menos 60 motorizados ingresaron dos camionetas con personas en la parte trasera y un camión cisterna que utilizaron para apagar el fuego, y al mismo tiempo, los amedrentaron con armas.
Como ha sucedido en Caracas y en otras ciudades, fueron los estudiantes los que comenzaron con las concentraciones a las que se sumó una comunidad descontenta que también reclama. Mientras que el Gobierno defiende que detrás de las protestas existe la injerencia de países como Estados Unidos en un intento de desestabilización, la oposición acusa al chavismo de infiltrar grupos armados dedicados a generar violencia.
Tras 11 días de protestas, después de que enfrentamientos entre opositores y la guardia civil dejaron por lo menos ocho muertos, entre ellos una reina de belleza, y decenas de heridos, luego de las manifestaciones a favor y en contra del Gobierno venezolano, Botero cuenta que la guardia nacional cada vez está más represiva disparando al aire y esparciendo gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes e impedir el tráfico.
Otra ciudad que ha experimentado graves disturbios es Valencia, donde vive desde hace 14 años Mercedes Valencia, creadora del Programa de Liderazgo Juvenil, y quien pertenece a la Comisión de Gestión Humana de la Asociación de Ejecutivos del estado Carabobo.
Comenta que ella y sus dos hijas, Andrea y Carolina, están atrincheradas en su casa, aunque a la mayor le toca salir a trabajar a pesar del peligro. "Mientras te escribo tenemos el tercer ataque de la guardia nacional. Vivimos en zozobra, los esposos de nuestras vecinas se turnan para estar en las terrazas para informarnos por dónde nos van a atacar… esto es una locura… una verdadera guerra, ¿te imaginas el trauma de los niños escuchando disparos, bombas, gritos, carreras durante el día y la noche?".
Según Mercedes, el pueblo protesta para frenar los flagelos que hoy lo acosa: la inseguridad, la escasez de alimentos y productos de primera necesidad, la devaluación y la corrupción. Asegura, además, que el adoctrinamiento hace carrera en los empleados públicos porque los obligan a marchar a costa de perder su cargo, también hay libros en escuelas y colegios y todos hablan de la revolución.
Comenta que se ha vuelto común el atraco y que el secuestro exprés se ha incrementado. "Tristemente está invivible, pero no tenemos cómo conseguir un pasaje para Bogotá, porque cuesta Bs.43.000 y el sueldo mínimo está en Bs.3.270,30".
Según Mercedes, aún teniendo con qué viajar muchos no lo hacen porque para Colombia solo les aprueban 700 dólares, sin importar el tiempo que se queden.
La manizaleña también manifiesta que es inhumano tener que hacer filas de 4 y 5 horas para comprar una botella de aceite o un litro de leche, pero, peor aún, no encontrar pollo durante un mes o carne o arroz o mantequilla o papel higiénico. "Tristemente Maduro acabó con la industria agropecuaria porque gana más dinero con las importaciones, directo que va directo a las arcas de algunos personajes del mismo Gobierno".
El manizaleño Jaime Zuluaga vive en Caracas hace 10 años, cerca a la plaza Afredo Sadel y Plaza Brión en Chacaíto (donde se entregó Leopoldo López). Estos dos lugares a diario se llenan de estudiantes que protestan por las libertades, la inseguridad, el desabastecimiento y la dictadura.
"He pasado por varias situaciones de orden público, pero lo que estamos viviendo estos últimos días sobrepasa con creces cualquier situación antes vista", afirma.
Asegura que la vida ha cambiado. "Hacemos las diligencias en la calle y estamos a las 2:00 p.m. en nuestro apartamento, los niños no han asistido a los colegios, las calles anochecen cerradas por barricadas, tenemos víveres no perecederos para unos días, pero sin saber cuánto durará esta situación".
Cualquier ida a un supermercado puede tardar entre 3 y 4 horas, cuenta Zuluaga, pero esta espera no le asegura que consiga lo que necesita, situación que se suma a una ola desbordada de compras nerviosas porque presienten que en los próximos días no habrá comida para la demanda de la población.
"Trabajo en el sector alimentos y he visto cómo esta última semana varios camiones que reparten comida a los supermercados, a los mercados libres y galerías no están circulando por temor a ser quemados, a quedar atrancados en medio de fuegos cruzados y las protestas".
El fotógrafo manizaleño Yago Bedoya vive en Caracas y se queja, lo mismo que Luis Miguel y Mercedes, porque ahora los extranjeros y toda Venezuela sufren de escasez, violencia, fraudes, censura y violación a los derechos. "Si normalmente un paquete de papel de 4 unidades vale 16 bolívares, lo revenden en 50 o más, y por necesidad lo compramos", agrega.
Para Bedoya, la situación más crítica la padecen esta semana por las violentas protestas. "Estamos encerrados para evitar problemas, pues la guardia y la Policía agreden sin piedad. Ya hay un sinnúmero de heridos y ocho muertos, por estos llamados héroes de la patria".
En otro punto del país, Johana García economista manizaleña radicada en Valencia también se une a los demás caldenses que les ha tocado vivir y trabajar en medio de estas protestas. "Se siente una tensión general, yo trabajo en un banco del Estado y hoy (viernes) tuve trabajo normal; sin embargo, los empleados de las empresas petroleras fueron obligados a marchar a Caracas".
Agrega que la desinformación también reina. En los medios de comunicación nacionales no hay manera de conocer lo que sucede y lo poco que saben es por el canal CNN o por medios impresos, instagram, Twitter u otras redes sociales,
Según lo expresa el manizaleño Luis Miguel Botero, es evidente que aún hay quien ama y apoya las políticas de Chávez, pero por Maduro no hay el mismo clamor. "Muchas personas no están apoyando estas manifestaciones, pero tampoco nos están reprimiendo, como es el caso de Zulia".
Agrega que aunque Chávez poco a poco les fue cortando derechos, aún así mantenía una estabilidad dentro de la nación. Sin embargo, ahora con el control cambiario Maduro empezó a reprimirlos hasta llegar al desabastecimiento de productos de primera necesidad. "Vale más un carro usado que un carro nuevo, porque estos no están llegando, no hay repuestos, no hay mano de obra, los salarios no alcanzan".
Abuelos y primos de Botero no podrá viajar al matrimonio de su hermana en Maracaibo por puro temor.
"Vivir aquí es una odisea, sabemos que nos pueden herir, que nos pueden matar o llevar presos, esta es la realidad del día a día, no solo de ahora. Es tal la violencia y la inseguridad que nos pueden secuestrar o matar por un celular", resalta Botero.
Sobre la salida a esta crisis el joven caldense radicado en Maracaibo guarda temores. "Tenemos miedo de que esto llegue a su final y que terminemos en un régimen dictatorial que nos impida salir adelante o que se convierta en una Cuba más grande".
Aún así espera seguir luchando. "Vamos a quedarnos y seguir haciendo guarimbas para proteger nuestra vida, pero no podemos parar y aunque la defensa de nosotros son pancartas, piedras, caucho y barricadas, tenemos que salir y sacar a este país adelante", concluye.
"En la tierra que nació el expresidente venezolano Hugo Rafael Chávez todo está normal", afirma un manizaleño que hace 5 años llegó al estado Barinas. Agrega que todo está tranquilo y que colegios, universidades y el comercio funcionan con normalidad.
Comenta que en el país vecino, y sobre todo en la región que él vive, la situación económica es buena, hay mucha forma de trabajar y que no hay discriminación con respecto a la edad. Reconoce que sí hay productos que escasean y especulación.
Aunque este manizaleño aún no se ha legalizado en Venezuela afirma que las medidas con respecto a las remesas, al parecer, no han afectado a muchos. "Antes la gente recibía 500 dólares y los redujeron a 400, pero el negocio es que quien compra el dólar a Bs 11,50, luego lo vende a 90 mil bolívares, es decir, que la gente que hace esto está llevando a que la situación empeore".
Sobre las razones que motivaron las protestas, reconoce que esto se debe a una mala administración y a las medidas de control del Gobierno. "Solo espero que oposición y Gobierno se sienten a dialogar para que todos miremos para el mismo lado, porque cada grupo tiene su posición y no quieren ceder".
La fuente no autorizó revelar su nombre.
La preocupación se multiplica cuando sus familiares en Manizales conocen la difícil situación por la que están pasando. A Sonia Valencia le tiembla la voz cuando habla de su hermana, Mercedes. "Estamos muy preocupados, sobre todo por mi sobrina que debe salir a trabajar. No tenemos vida, solo nos dedicamos a orar, esto es crítico y tensionante, menos mal que hay un poco de apoyo internacional".
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