MARGARET SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El nerviosismo y el cansancio delatan a los papás que están en trabajo de parto en la sala de maternidad de Hospital de Caldas.
Andrés Felipe Duque Gómez, de 32 años, no se separa de la puerta de Admisiones desde que llegó, a las 5:15 de la mañana, con su esposa Luisa Fernanda Sanz, de 28 años. Camina por los pasillos, se sienta y regresa a esa puerta. Otros dos hombres lo observan y permanecen callados.
El llanto de los recién nacidos, al fondo del pasillo, aumenta los nervios en la sala de espera. "Es mi primer hijo, quiero tenerlo ya en mis brazos", comenta Andrés Felipe.
Su alegría ha sido la misma desde que se enteró de que iba a ser papá. Cuenta que estaba ensamblando la silla de un carro cuando Luisa lo llamó y le dio la noticia. "Me quedé callado, ella pensó que le había colgado. Este embarazo fue una nueva esperanza, hace un año perdimos un bebé".
La primera ecografía es un recuerdo que conserva de los nueve meses de gestación. "Escuchar el corazón del bebé es una sensación muy rara. Es un ser creado por Dios y nosotros pusimos un granito de arena". Agrega que durante una semana, se levantaba a medianoche a comer todo lo que encontraba en la nevera.
El celular de Andrés Felipe suena. Sus papás, Héctor Duque y Gladys Gómez, están en el primer piso del Hospital, preguntan si ya son abuelos. Él les cuenta que Luisa está en trabajo de parto y le faltan cinco centímetros por dilatar. La misma información que le dieron hace 30 minutos.
"¿Papá primerizo? Tiene tiempo de ir tomarse un café y volver", le recomienda una enfermera. Andrés Felipe sigue el consejo y baja donde su mejor amigo, su papá.
"Aquí también nació Andrés Felipe y su hermano Juan Pablo, en esa época era Hospital Universitario. Ellos y Mariana son la mejor bendición que Dios me ha dado", afirma don Héctor, al mirar a su hijo con orgullo.
El futuro abuelo lamenta que por trabajo pasó mucho tiempo alejado de sus hijos, pero destaca que al visitarlos siempre estaban para él. "Si llegaba a las 10:00 de la noche, Andrés me esperaba e íbamos a jugar billar o el domingo a ver al Once Caldas", comenta.
Doña Gladys irradia felicidad en sus ojos, observa a su hijo y asegura que será un papá muy responsable por la educación que ha recibido.
Contraste
"Ya tengo cancha en esto, pero el sentimiento es el mismo", expresa José Gálvez, otro papá en la sala de espera. Esta es su segunda hija y lo acompaña un familiar. Conoce la rutina del piso de maternidad.
Andrés Felipe regresa y pregunta de nuevo por Luisa, pero no recibe noticias. Toma un periódico e intenta llenar el crucigrama. Cualquier actividad ayuda a disimular la ansiedad.
A las 9:34 de la mañana, la enfermera jefe anuncia que todas las mamás ya dieron a luz. José y Andrés Felipe se dirigen de inmediato hasta la puerta de ginecobstetricia.
Un papá permanece sentado con la mirada al piso. Por un segundo rompe su silencio. "Yo también soy primerizo. Estoy aquí desde las 2:00 de la mañana, pero mi bebé murió". Los ojos de ese hombre más que cansancio transmiten tristeza.
Andrés Felipe alcanza a escucharlo, su expresión de felicidad se torna neutra. Recuerda que cuando Luisa perdió el bebé fue muy duro. "Qué pesar con ese muchacho".
Primer encuentro
Otra vez el celular suena, don Héctor y doña Gladys ya son abuelos y se encargan de transmitir la noticia a toda la familia. Andrés Felipe recibe cuatro llamadas, su hermano Juan Pablo, un tío, la bisabuela y un amigo.
La única llamada que hace es a su suegra. Con un saludo le dice todo: "Hola abuela".
En medio de las felicitaciones el papá primerizo siente la presencia de su hijo. Se asoma por la puerta de maternidad y ve a la enfermera jefe acercarse con un bebé.
Los nervios lo paralizan. Le pide a alguien que saque la cámara que tiene en el bolso, el encuentro con su hijo debe ser retratado.
Andrés Felipe recibe en sus brazos a su primogénito. Sonríe y lo mira fijamente. "Hola Tomás", fueron sus primeras palabras. Guarda silencio. Tomás abre sus ojos completamente y observa a su papá.
"Se parece a mí. Sacó mis cejas y mi nariz. Los ojos de la mamá", agrega Andrés Felipe, mientras le da un beso en la frente y otro en la mejilla.
La enfermera jefe cuenta que el bebé nació a las 9:24 a.m., pesó 3 mil 73 gramos y midió 49 centímetros. "Estaba muy frío cuando salió, por eso nos demoramos en traerlo. Ahora tiene que regresar con su mamá", indica al tiempo que los separa.
De inmediato Tomás llora. "No se quiere ir de mi lado. Reconoce mi voz", dice el nuevo papá.
Al ver a Tomás, primer hijo, nieto y sobrino de la familia Duque Sanz, Andrés Felipe reflexiona sobre su nuevo rol.
"Ya no somos dos, sino tres. Ser papá es más responsabilidad económica, pero la verdad lo que más deseo es compartir mucho tiempo con él. Llevarlo a pasear, jugar fútbol, montar en bicicleta, hacer las tareas; todo lo que hizo mi papá conmigo".
Licencia de paternidad
La ley de paternidad en Colombia surgió a mediados de 2001. La Ley María o Ley 755 otorga una licencia de ocho días al padre cuando nace un hijo.
Los requisitos para acceder a este beneficio son haber cotizado 36 semanas ininterrumpidas previo al parto y presentar el registro civil del recién nacido en los primeros 30 días.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015