
MARGARET SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
"¿Cuánto me puede dar por estos aretes? son de oro, verdad", pregunta un hombre en la zona de compraventas de Manizales, que abarca de la carrera 19 a la 21 entre calles 17 y 19. El dueño de un negocio examina las pequeñas joyas e indica que están bañadas en oro, pero rellenas de cobre y no sirven. "Por acá no le compran eso, si quiere averigüe en las otras prenderías", le aconseja.
El hombre se retira inquieto, mientras una mujer angustiada le dice al propietario de la compraventa que si puede darle $40 mil más por el anillo de plata que empeñó el día anterior por $60 mil pesos.
"El contrato lo dejé en otro bolso, pero yo vine ayer ¿no se acuerda de mí?". El comerciante le pide el número de cédula y la busca en un registro digital. La encuentra y revisa que el anillo podía comprarse en $100 mil, así que acepta y le da la adición.
"Pensé que solo iba a necesitar $60 mil y así poder recuperarlo barato, pero necesito más plata para pagar deudas", dice la mujer mientras recibe dos billetes de $20 mil.
Pedro Nel Orozco Salazar, propietario de la Italiana, manifiesta que una buena compraventa es la que le da la oportunidad al cliente de recuperar sus objetos. "No prestamos dinero, compramos con pacto de retroventa. Tienen el derecho de recuperar lo que vendió. Nosotros les avisamos cuando se le está acabando el plazo y en cuánto lo puede comprar. Cuando se termina el tiempo del contrato ya pasa a nuestra propiedad y lo sacamos a la vitrina para el público", precisa.
De compra a venta
En una casa de empeño de la carrera 19, un joven busca una bicicleta usada. Observa detenidamente las cinco que están exhibidas en el andén atadas con unas cadenas, pero pide ver más.
El administrador le quita el seguro a un candado y dos chapas para abrir la angosta puerta que conduce a la bodega. A simple vista es un cuarto grande en el que se ven siluetas cuadradas y circulares, cubiertas con periódicos para protegerlas del polvo y las telarañas.
Se enciende una luz amarilla que ayuda a identificar, entre lavadoras, neveras, televisores, guadañas, taladores y coches de bebé, un pasillo hasta el final del cuarto donde están colgadas unas 20 bicicletas para niños y adultos, de varias marcas y con todo tipo de accesorios.
De los vehículos cuelga un papel cuadrado, una especie de marquilla, en la que está el número del contrato, el nombre del propietario, la cédula, la fecha y el precio en la que fue empeñada. Al comprador le gusta una bicicleta azul con suspensión delantera que está en la compraventa hace tres meses.
"La dejaron por 400 mil pesos, más los tres meses de intereses que tiene, quedaría en 520 mil pesos. A usted se la dejo en 500 mil pesos", expresa el administrador. Pasan unos minutos de negociación y el joven acepta. No pudo salir en su nueva bicicleta, porque las llantas estaban desinfladas.
Los tradicionales
"En los años ochenta y noventa había más movimiento, clientes y compraventas. Muchos negocios han muerto", expresa Omar Londoño. A su mente llegan nombres como Pedrito Jaramillo, La Esmeralda del Mono Parra, La Antioqueña, La Confianza y El Recurso, negocio en el que labora hace 45 años.
Comenzó a los 14 años ayudando a mover mercancía. Después aprendió a negociar y a identificar el oro, relojes y joyas. "La primera vez que vine fue con mi papá a empeñar una plancha".
Omar cuenta que la sección de prendería del Banco Popular impuso la moda de empeñar electrodomésticos y joyas. "Hacían un avalúo del artículo y con eso respaldaban el préstamo. La gente dejaba como prenda la joya o el electrodoméstico y después tenía que pagar unos intereses para recuperarlo".
Comenta que el oro tuvo su época dorada. "Antes de los años 80 las vitrinas estaban repletas de piedras preciosas, pero llegaron compraventas de Antioquia y recogieron todo. Era una competencia desleal con los locales. Comprábamos a $30 mil el gramo y ellos a $50 mil".
Agrega que la tecnología los ha obligado a actualizarse y especializarse."De los radios de tubos se pasó a los minicomponentes y de las máquinas de escribir a los computadores portátiles".
Aunque en El Recurso, con 53 años en el sector, conservan la forma tradicional con el libro de contratos y reciben sobretodo relojes y electrodomésticos. En La Confianza, otro negocio de tradición en el sector, se ven más computadores portátiles, cámaras digitales compactas y tabletas.
César Augusto Londoño hace de administrador y de vendedor de productos de tecnología, en 30 segundos describe la memoria, la velocidad, el tamaño y el modelo. "Las formas de trabajo hay que cambiarlas. Muchos se han quedado con lo tradicional, pero la gente busca las cosas actuales".
Lo que no ha variado mucho, según varios dueños de compraventas, son las épocas en las que mejor se mueve el negocio. Diciembre y enero son los meses en los que los manizaleños empeñan sus pertenencias, la Navidad, La Feria y la temporada escolar apuran los bolsillos.
El precio de la historia
En las compraventas El Recurso y Monte Pío tienen guardados artículos que con el pasar de los años se han convertido en clásicos y que ya no tienen compradores y sirven para recordar una época de la historia. Pasaron de prenda de garantía a decoración de los negocios.
De la ley
Las compraventas se rigen del artículo 1939 al 1943 del Código Civil, en el que se regula el pacto de retroventa. "El vendedor se reserva la facultad de recobrar la cosa vendida, reembolsando al comprador la cantidad determinada que se estipula, o lo que le haya costado la compra", precisa la norma.
La Federación Nacional de Compraventas con Pacto de Retroventa (Fenacoven) desde 1991 agrupa a los propietarios de compraventas de Colombia, su actual sede está en el Atlántico.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015