EMPRENDIENDO | LAPATRIA
¿Hay que estar loco para ser creativo? ¿Conoce realmente a sus clientes? ¿Son necesarios los jefes en las empresas? ¿Se aprende a innovar?
Estas fueron las cuatro preguntas que formuló Franc Ponti, profesor del EADA Business School de Barcelona, España.
El experto visitó a Manizales para dar su conferencia "Innovando: de las ideas a los resultados". Allí, aseguró que anteriormente hacer empresa era tener una buena idea, ponerla en juego y mantenerla. Ahora, consiste en un constante flujo de talento, de nuevas ideas y proyectos de innovación que permitan estar siempre al frente de la compañía.
Todo se resume en una buena dosis de creatividad, que se alcanza atravesando dos caminos comprobados por la neurociencia:
1.El camino deliberado. Se puede identificar en una persona racional, apegada a la lógica, que cada paso que da está ajustado a un libreto. Se percibe un grado de rigidez y no se pierde en divagaciones absurdas. Personajes como Beethoven y Bach eran lógicos, estructurales y secuenciales. Se concentraban muy bien y en sus momentos de lucidez activaban determinadas partes de su cerebro.
2.El camino espontáneo. Aquellos que se nutren de imaginación, conexiones remotas entre conceptos que no tienen relación, falta de concentración y se dejan llevar por la intuición. Por ejemplo, Paul Mccartney, Steve Jobs, Frida Kahlo no centraban bien su atención, se fijaban más en el conjunto que en los detalles y por tanto no eran analíticos, pero, de repente, en la ducha les surgía una idea.
El académico considera que ambos caminos son fundamentales para el desarrollo de nuevas ideas. Sin embargo, coincide con las palabras de Albert Einstein: “Es más importante la imaginación que el conocimiento”. De allí que aconseja que las empresas deben retener el talento espontáneo, porque ellos tienden a ser personas que pueden desarrollar ambos estados y crear mucho más. Los deliberados funcionan como un polo a tierra y ponen en marcha las ideas.
¿Conoce a sus clientes?
Franc Ponti recuerda una anécdota: "Dos empresarios están hablando, y uno dice: para mí los clientes son lo más importante, a lo que el otro responde: para mí es lo segundo en importancia, pues lo primordial son mis trabajadores, porque si uno los trata bien, ellos van a hacerlo con los externos”. De esta forma, el experto responde a este interrogante.
Considera que una empresa debe ubicar en un mismo plano de importancia a los empleados y compradores o clientes externos. A los primeros hay que darles un trato digno y las herramientas para crear. Eso luego se verá reflejado en las ventas o imagen del negocio.
Cree empatía con sus clientes. Latinoamérica se raja en servicio al cliente por la falta de calidad y el acercamiento. Para alcanzar escalas de innovación en su empresa, se requiere de una cultura creativa, de un equipo alternativo con ideas distintas, de interactuar con el entorno, lo que implica llevar al cliente a un plano dialéctico y de propuestas en el que resulten productos o servicios innovadores o perfeccionados.
¿Se aprende a innovar?
El experto describió la ruta de la innovación: Se innova cuando se detectan las necesidades (actuales o potenciales de los clientes), se busca y encuentra la tecnología para satisfacer esas necesidades y después de generar una buena propuesta (creatividad), se es capaz de convencer al cliente interno y de encontrar clientes externos que compren y usen su propuesta.
Plantea que en este mundo globalizado es importante subirse al bus de la innovación antes de que sea demasiado tarde. Con el desarrollo de ideas a través de la metodología Design Thinking tendría boleto de primera en ese bus.
Esta filosofía corresponde a la arquitectura sobre la que se establecen los procesos de pensamiento que apuntan a la innovación y al desarrollo de nuevas ideas, siempre en un marco de actuación que persigue la satisfacción del cliente por la vía más directa, la entrega de valor. Un ciclo de design thinking se caracteriza por:
*La búsqueda de la innovación centrada en la persona.
* La observación para descubrir las necesidades no satisfechas y las limitaciones de una situación particular.
* La formulación de soluciones, que se complementan con nuevas ideas, probando y ajustando.
* Involucrar a los clientes o consumidores finales para minimizar la incertidumbre y el riesgo de innovación.
*Confiar en la intuición y la percepción, pero ligado a los datos objetivos.
¿Jerarquías en las empresas?
El experto asegura que el ecosistema empresarial cambió y sus modelos gerenciales y administrativos también. El boom actual se direcciona a la creación de Start Ups, que deben repensar su modelo de dirección. Cada vez más las jerarquías o rangos están en vía de extinción.
Estos cambios de paradigmas no se pueden generar de un día para otro. Lo importante no es si le gustan o no, primero debe identificar si este modelo tradicional jefe - empleado, si le funciona. Si no es así, debería romper este paradigma.
Ponti cree que hay entornos en que las jerarquías terminan siendo obsoletas, lentas, que crean dificultades y un grado de desigualdad entre las personas.
“Las empresas más avanzadas están reemplazándolas por equipos autogestionados, por holocracias o sistemas de organización en el que la autoridad y la toma de decisiones se distribuyen de forma horizontal en vez de jerarquías".
Sin embargo, advierte que este esquema es conveniente para negocios jóvenes. Es posible que para empresas antiguas, que han funcionado por décadas bajo la figura de un jefe, este camino puede ser un riesgo.
Su segunda vez
Franc Ponti ya había visitado a Manizales en el 2008. El especialista en innovación y creatividad, explicó en ese entonces que una empresa podría ubicarse en el mapa de la innovación si aprovecha tres elementos:
1. Personas creativas: si no se tienen hay que contratarlas o formarlas, hay que cambiar su mentalidad, las personas no pueden hacer siempre lo mismo, tienen que desafiar los convencionalismos.
2. Estructura imaginativa: las empresas demasiado burocráticas, pesadas y lentas, donde todo el mundo está anquilosado, no innovarán. Hay que crear estructuras más imaginativas y enfocadas en lo que quieren los clientes y en la innovación constante.
3. Inversión: depende de si hay que desarrollar nuevos productos, nuevas formas de hacer las cosas o nuevos servicios. En algunos sectores esa inversión puede ser grande, como en la alta tecnología, pero en otros no.
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