Albeiro Rudas
LA PATRIA | Anserma
Sobre un muro de contención en la Troncal de Occidente, a un costado de la Terminal de Transporte de Anserma, se secan al sol y en fila varios crucifijos fabricados en yeso y con madera. La curiosidad hace detener a los conductores y peatones, quienes compran estas imágenes, cuyo costo individual no supera los $40.000.
Tres jóvenes con acento paisa las ofrecen. Las ropas de los hermanos Juan José, Cristian Felipe y Faber Andrés Zapata permanecen cubiertas de pintura y residuo de yeso.
Viajaron desde la localidad de Manrique, en Medellín, para probar suerte fuera de su ciudad. Faber dice que las drogas los estaban consumiendo y que un tío que les enseñó a fabricar los crucifijos y les regaló un molde, cambió su vida.
"Emprendimos un viaje por varios pueblos, cortamos ramas para fabricar la cruz y conseguimos el yeso y las pinturas y el alquitrán para impermeabilizar y así nos hemos defendido. La primera vez que volvimos a la casa luego de tres meses, la familia no creía por qué llegamos estrenando ropa, muy cambiados por el trabajo", cuentan.
Agregan que por ese motivo decidieron volver a viajar otros meses y ver cómo sacan adelante su emprendimiento. "La gente nos colabora comprándolos, nosotros nos sostenemos y algo va quedando para ahorrar y regresar a la casa", anotan. Según Faber, su sueño es montar un taller y fabricar muchas otras imágenes para distribuirlas por todo el país.
En Anserma un crucifijo permaneció a un costado de la avenida El Libertador por días. Hasta flores le llevaban los transeúntes. Ahora se sabe que fue fabricado por estos jóvenes.
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