ESPECIAL | LA PATRIA
Nuevos tiempos requieren nuevas necesidades. Lo tienen claro los docentes ante la emergencia sanitaria por la covid-19: “Es un aprendizaje. Los profesores somos muy reacios a la tecnología, nos agota ver a estudiantes con celulares. Hoy nos damos cuenta de que la tecnología es un aliado al que no sabíamos darle uso”, expresa Laura Cristina Gómez, maestra de un colegio privado de Manizales, sobre la adaptación de educadores y alumnos a las clases virtuales.
Trasladarse de un entorno presencial a uno digital conlleva cambios en las rutinas, prácticas de clase, interacción, comunicación, entre otros aspectos. La educación colombiana se adapta por estos días a unas dinámicas que, en unos casos, son inéditas para quienes las afrontan.
Por esa razón, LA PATRIA consultó a tres profesoras para que dieran pautas basadas en sus experiencias. El objetivo es que estos espacios digitales sean eficientes a la hora de enseñar y de aprender.
Ajustarse a las necesidades
Luisa Fernanda Arias da clases de lectura en un colegio público de la ciudad. Ella sostiene que gran parte de sus alumnos no cuenta con computadores de escritorio ni buena conexión a internet: “Tienen celulares para hacer las actividades. En ocasiones, el teléfono móvil lo tienen disponible por las noches cuando llegan los acudientes del trabajo”.
Frente a esta situación, Arias optó por talleres que envía a los celulares: “El trabajo ha sido muy práctico para que lo desarrollen en familia. Manualidades, videos, audios, escritura de poemas. Me he dado cuenta de que tenían talentos que desconocía y que descubrí gracias a estos ejercicios”.
Ella comenta que el docente debe ser consciente de las circunstancias de los alumnos y luego elaborar un plan de trabajo: “Este es un año atípico. No creo que la estrategia consista en llenarlos de tareas por cumplir las demandas que les hacen a los profesores, sino ser humanos, entender que están abrumados y que muchos no tienen facilidades tecnológicas”.
Orden y tareas
Catalina León Zuleta imparte clases en un colegio público de Chinchiná. Ella aconseja que las tareas puedan desarrollarse en medios digitales: “Disminuir el uso de cartulinas e impresiones. Muchas veces, los alumnos no tienen ese material en casa y se les dificulta adquirirlo por la situación económica. Los ejercicios pueden hacerse en un archivo Word o en una aplicación”.
En ese sentido, los celulares son una alternativa válida. León cuenta que dejó un trabajo que consiste en recrear con una foto alguna obra de un periodo artístico visto en clase: “La intención es que escojan la portada de un libro o una pintura para que la lleven a la práctica a través de la dramatización. Esto con la ayuda de elementos que tengan en casa”.
En cuanto a las plataformas, León señala que es importante conocer sus funciones para conservar la disciplina: “Hay estudiantes que comparten sus pantallas y hacen dibujos sobre estas. Las aplicaciones nos dejan saber quién lo hace para mantener un control. Es decir, la disciplina no debe perderse por el hecho de no tenerlos cerca. De esta manera, el docente ejerce su autoridad”.
También recomienda actividades en grupo, lo que permite la plataforma Zoom: “Se pueden dividir grupos de 40 ó 50 estudiantes. Esto les gusta mucho, pues interactúan y promueve la participación. Por otra parte, los micrófonos y las cámaras funcionan mejor de esta manera”.
Otra estrategia es el llamado a lista, pues funciona para saber si los estudiantes prestan atención: “Suele pasar que el docente está enseñando, hace una pregunta y nadie contesta. Esto puede ser un indicador de que los alumnos no están concentrados. Lo que hago es que en cualquier momento les digo que tienen 20 segundos para escribir sus nombres en el chat. Así me doy cuenta de quiénes están atentos”.
León agrega que lo anterior es clave, pues a veces los alumnos se conectan y se dedican a otras cosas, cuestión que empeora si no hay adultos que los vigilen.
Más práctica
Poco tiempo en clases virtuales complementado con actividades lúdicas en plataformas y aplicaciones. Esa es la recomendación de Laura Cristina Gómez, profesora de un colegio privado de Manizales: “Una clase se vuelve monótoma y aburrida si el docente está todo el tiempo en la pizarra”.
La maestra cuenta que esta metodología ha tenido una acogida positiva entre sus alumnas: “Se meten a las plataformas, realizan sus exámenes breves y los resultados nos llegan de inmediato a la plataforma. Se han adaptado muy bien”.
Gómez menciona que su institución estableció normas para utilizar los canales virtuales para las clases: “Solo se comparte pantalla cuando el docente lo requiere, incluso se bloquea esta opción de ser necesario, al igual que el chat para evitar distracciones. No se trata de impedirles esto, sino de que la clase funcione”.
También sostiene que es útil enviar el material de las próximas clases de forma adelantada para que los estudiantes entren en contexto y asuman un papel proactivo: “Permite que adquieran criterio. Al conocer los temas con antelación indagan y sostienen un diálogo con los profesores de tal forma que el conocimiento se produce en conjunto”.
Herramientas
* Zoom: disponible en aplicación y web. La versión gratis permite salas de conferencias de hasta 100 personas, pero con un límite de tiempo de 40 min.
* Google Classroom: permite la creación de aulas virtuales dentro de una misma institución educativa, facilitando el trabajo entre los miembros de la comunidad académica.
* Educaplay: sitio web para crear y compartir actividades multimedia educativas.
* Meet de Google: la aplicación y versión web permiten conferencias de hasta 100 participantes. Se accede a través de enlace y se puede programar a través del calendario de Google.
* Microsoft Teams: si en su colegio tienen licencia paga de Office 365 tendrá acceso a esta herramienta para chatear y realizar videollamadas.
* Online Quiz Creator: página web para hacer exámenes en línea.
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