LAURA SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
En el reflejo de la Laguna de San Diego en Samaná sus visitantes encuentran paz, la que no siempre acompañó estas tierras que ni podían caminarse. Está a 750 metros sobre el nivel del mar, a un kilómetro y medio del centro poblado de San Diego.
Carlos Vargas, de 26 años, caminó a sus 13 años por este territorio y no antes porque estas montañas estaban llenas de minas antipersona. Nació en un paraíso metido en las montañas que no siempre pudo pisar. Ahora impulsa el turismo en la Laguna, apoyado en sus conocimientos como biólogo, egresado de la Universidad de Caldas.
Antes de hablar de la riqueza natural, primero lo hace de la memoria y de la reivindicación. "Lo que más queremos es que se reivindiquen los sitios, fueron cargados de violencia. Y ahora que vengan personas como vos y le muestran a uno esa impresión por el lugar, ya es cambiar el viraje de esa historia trágica que hubo en el territorio".
El oriente ha tenido dos momentos en los que se configuró el conflicto armado, se estableció y causó dolor, muertes y desplazamientos, y una huella invisible como es la estigmatización.
El investigador de la U. de Caldas, Diego Antonio Narváez, explica en su artículo Aproximación a una tipología de los territorios en conflicto que en los años 70, en el Magdalena Centro se instalaron las Autodefensas Unidas de Colombia, para poner fin a las extorsiones y los secuestros de las Farc a los propietarios de la zona.
Su forma de operar cambió en 1984. "(...) los cuerpos caídos en combate no eran dejados en el lugar de su muerte, sino que eran descuartizados y tirados al río Magdalena. Además, sus prácticas de exterminio se dirigieron contra ladrones, trabajadoras sexuales, expendedores de droga y contra aquellas personas que les parecían incómodas".
Narváez indica que hubo complicidad de los altos mandos militares del Batallón Bárbula (Puerto Boyacá), el apoyo de muchos de los ganaderos de la zona y las alianzas que hicieron con los narcotraficantes del Cartel de Medellín.
Carlos, mientras conversa y señala la cuchilla de la montaña, dice: "Era la zona de tránsito, por una finca de la familia de mi mamá conocida como El Musgo. La Laguna estaba dividida en dos: en zona paramilitar y en zona de guerrilla. En Nariño y Sonsón hay dos empresas de desminado que todavía nos visitan a verificar", narra Carlos. Aunque el conflicto armado pasó, no había turistas en la Laguna.
En el fondo el cerro de San Diego.
Riqueza natural
Con el paso de los años, Carlos volvió a caminar la Laguna y como es biólogo se enamoró de las aves y se involucró en el Comité Turístico de la Laguna de San Diego (Turisandi), una organización sin ánimo de lucro enfocada en turismo comunitario.
"Queremos es que ahora se inunde de alegría de quienes nos visitan. No hace tanato turismo, que es catalogado como turismo negro, que trata de la descripción de las muertes. Tocamos temas delicados, hay que saber cómo hablar de estos temas para cambiar la imagen de estos territorios", expresa Carlos.
Si usted fuera turista, Carlos lo recibiría con esta pregunta: ¿Qué sabe usted de la Laguna de San Diego? Y luego esta introducción:
"Muchas personas no saben que están en el interior de un cráter inundado del Volcán El Escondido. Hablamos del humedal más grande de Caldas. Son 133 hectáreas de espejo de agua, son 500 hectáreas que incluyen el territorio. La temperatura de la Laguna es de 27 grados centígrados y hay presencia de termales".
La introducción de Carlos sobre el territorio se complementa con este segundo momento de conflicto armado en el Oriente caldense, que describe el investigador Narváez. En 1999, cuando los frentes 9 y 47 de las Farc llegaron a los corregimientos de Florencia, San Diego y Encimadas (Samaná), y al corregimiento de Arboleda (Pensilvania).
"Los paramilitares ya se habían fortalecido en el valle y subieron a la montaña, a Norcasia, en donde contaron con la colaboración de la fuerza pública y la administración municipal. Su intención principal era contener a las Farc y proteger el proceso de construcción del embalse del Proyecto Hidroeléctrico Miel, y que era un objetivo claro de la guerrilla por la importancia geográfica, económica y política del proyecto", indica Narváez.
Mientras Carlos habla cantan aves y aprovecha para decir que la Laguna es paso para las aves migratorias. "En época migratoria vienen una cantidad de aves como las reinitas, águilas pescadoras, se abastecen y continúan con su tránsito", indica Carlos.
Ríos y cascadas en el recorrido de la Laguna de San Diego.
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