LA PATRIA | MANIZALES*
Hay personas que se duermen con la lectura. Dicen que han querido leer juiciosas pero que no se explican por qué al abrir el libro y leer hasta la tercera línea está invadido por el sopor del sueño.
También podría ser una extraña idea de algunos padres para dormir a sus hijos con un cuento y así el niño relacionará para toda la vida la lectura con el sueño.
Son menores que se acostumbran a leer historias sin final, porque tan pronto el adulto nota que el niño bosteza y los párpados bajan las persianas, ellos cierran el libro, si no es que antes se quedan dormidos. Crecen sin haberse enterado de que el soldadito de plomo, el personaje del cuento de Hans Christian Andersen, acabó su vida incinerado en una chimenea, sin entender si lo devoraba el fuego o el amor por la bailarina.
Despiertan sentimientos
La profesora Lucila González de Chávez, autora de libros de español y literatura, afirma: "uno no les lee a los niños para que duerman, sino para que sueñen". Ella indica que cuando se habla de sueño no se refiere tanto a la actividad onírica que se hace en ese estado de seminconsciencia con el cuerpo en reposo, sino al ingreso al mundo del ensueño, de la imaginación y la creatividad.
La psicóloga Holena Klimenko manifiesta que no existe ninguna relación entre lectura y sueño, que los niños igual se pueden quedar dormidos viendo televisión.
"Las personas se duermen en general porque la lectura, el programa de televisión, la película o el juego que ejecutan, no les exige estar alerta para entenderlo. Les resulta fácil y pierden la atención", indica.
Las especialistas coinciden en que la gente grande que se duerme cuando comienza a leer es porque no le gusta hacerlo. La actitud hacia una actividad es la que hace que a uno le parezca monótona o amena, somnífera o estimulante. Niños y adultos también se duermen por cansancio —los cuerpos necesitan reposo—, no por la lectura que tengan ante los ojos.
Sebastián Aristizábal, psicólogo, explica que la lectura no debe tener una carga emocional tan significativa para el infante, que no se relacione con una situación perturbadora actual que él esté viviendo y que no tenga un proceso de tratamiento.
Sin embargo, asegura: "la lectura puede ayudar a generar sentimientos de tranquilidad si se logra escoger el mensaje adecuado. Lo más importante es pensar en lo que genera y terminar siempre lo que se está leyendo para que la expectativa de la situación no perturbe el ciclo del sueño del niño, quizás tenga características ansiosas o de hiperactivas y afecte su sueño".
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