Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA I Manizales
La cita es los jueves en la tarde con 35 niños en el salón parroquial de El Carmen, barrio popular de Manizales. La frase que inspira esta actividad la pronuncia Paula Andrea Correa: “Qué sería de mi vida si no supiera leer ni escribir”. Ella, luego de un viaje a Australia, regresó convencida de que la lectura, la escritura, el estudio y el amor son puertas para un mundo más justo, pacífico, inclusivo, seguro y sostenible.
Miren lo que dice Desysi Daina Cubillos, de 11 años y estudiante de la Normal de Manizales: “Vivo en el barrio El Carmen con mis padres. Cada semana voy a las clases de doña Paula porque aprendemos mucho. El tiempo es corto, pero tomamos el algo, ella nos escucha y nos entiende. Me gustaría que las clases fueran de seguido porque nos encanta leer. También jugamos y nos divertimos”.
Paula Andrea completa ocho años con el plan en el barrio. Hace un tiempo interrumpió su vida laboral en Manizales y viajó a Australia. Allí conoció World Literacy Foundation, creada en Melbourne en el 2003 para trabajar sin ánimo de lucro con el propósito de sacar a jóvenes de la pobreza a través de la alfabetización.
Natalia León Giraldo, de 22 años, tiene tres hijos de 5, 2 y 1 año. Ella comenta que “los tres van a la actividad de Paula porque son recreativas. Además, les enseña valores, juegos, lectura. Ellos se desatrasan allá. Ella es muy respetuosa con ellos. Los quiere mucho a ellos, y a nosotras las madres también”.
A Paula le sonó lo de ayudar en sectores vulnerables. Por eso, poco a poco le caló la idea de aportar por medio del aprendizaje y la cultura, con libros y tecnología, a niños que no tienen posibilidad de desarrollar más la imaginación, la creatividad y a lo que llama un mundo en cambio continuo. Comenzó el proyecto, apoyada por el padre Ilder Andrés, con cinco niños.
El director del Doctorado en Estudios Educativos de la Universidad de Caldas, Yasaldes Loaiza, tiene conceptos sobre este tipo de estrategias extraclase. “Que sean algo más divertido y lúdico, es genial. Los niños tienen que ser felices en la escuela. De hecho, uno de los significados fundamentales es que es un lugar de placer. Mientras genere placer y alegría son bienvenidas y más para niños que viven en situación de vulnerabilidad. Y si involucra a los padres, mejor aún”. Ver recuadro El significado).
En acción
La clase pasa a lo práctico luego de leer los textos. Vamos a un ejemplo: La lección de August, libro sobre valores de Rafael Palacio. “Aplicamos estos valores en el aula, respetando a los compañeros, a la profesora. Siendo solidarios con el compañero que no entendió, ayudando a los más pequeños en sus tareas, dejando en orden el salón que nos prestan”, explica Paula.
Por el salón parroquial también pasan, en sentido figurado, Rafael Pombo, con sus Cuentos; Antoine De Saint-Exupery, con El principito, y Grimm Jacob, con La casa de Chocolate. Quedan enseñanzas, solo para referenciar el primer libro, como “Lo esencial es invisible a los ojos”, que recuerda que somos más que un mundo de apariencias.
Otra chica que participa en la Fundación es Sara María León, de 15 años. “Hago parte de la Fundación desde hace siete años. Asisto porque allí me han enseñado muchas cosas, doña Paula nos habla del valor tan importante que es el estudio, el leer, investigar por mi propia cuenta. Me encanta asistir a clases y ayudarle a la profesora, ya que son muchos los que asistimos, es como una madre para nosotros”.
Lo clave
Lectura contra el poco aprovechamiento de la tecnología. Esa es en general la batalla de Paula Andrea. Considera que un niño con un aparato tecnológico en la mano les da prioridad, antes que a la lectura, a redes sociales, música y videos.
Entonces, expone, lo que considera su misión central: Fortalecer costumbres y hábitos de lectura en clases, en busca de temas de crecimiento didáctico e intelectual, en ayudarles a que adquieran habilidades de alfabetización para alcanzar su máximo potencial y que puedan obtener un mejor rendimiento en la escuela.
Advierte: “No soy profesora como tal, pero es mi vocación de servicio la que me alienta a instruirme para compartir con estos niños. Y así incentivarlos en el maravilloso mundo de la lectura, escritura y amor por el estudio”.
La Fundación en El Carmen tiene voluntarios. Uno es David Fernando Clavijo, de 32 años, quien atraído por la pasión y el amor por la enseñanza de Paula llega motivado a cada actividad. Está seguro de que cada proceso les permite a los niños mejorar habilidades en lectura, escritura, dibujo, danza, entre otras.
Agradece por las oportunidades de ser voluntario. “Primero estoy seguro de que los niños están muy complacidos por los aprendizajes por medio de actividades lúdicas y divertidas. Y segundo, ser voluntario es una experiencia que ha cambiado mi forma de ver el mundo para hacer el bien y dar buen ejemplo a los demás con enseñanza, amor y empatía”.
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El significado
Yasaldes Loaiza, director del Doctorado en Estudios Educativos de la Universidad de Caldas, comenta sobre actividades extracurriculares como la de la Fundación World Literacy Foundation en el barrio El Carmen:
- “Me parece que son necesarias en la medida que sean programadas, con estrategias adecuadas y que no saturen mucho a los niños en términos de cansancio físico y mental”.
- “Lo ideal es que estén más centradas en la resolución de problemas, en formación estética, artística y ética, eso es genial. Esto ayuda en el desarrollo del pensamiento crítico, creativo y reflexivo”.
- “Reitero, guardar las proporciones que a los niños no los saturen de muchas actividades porque ya se cansan de las actividades del colegio, las cuales en este momento son bien complejas por tener que ser virtual. Además, que no todos los docentes estamos preparados para esas nuevas mediaciones tecnológicas, usar otras formas y lenguajes en el aula”.
- “Otro valor de este tipo de opciones es la formación en el sentido de que los lleva a tener una postura para resolver problemas. Leer, escuchar, ser escuchados y reconocidos”.
- “Dos o tres veces a la semana sería lo ideal. Lo que pasa es que eso tiene un costo, no es fácil. Entonces una secretaría de educación debería apoyar, es más llevar estos programas a otros escenarios de la ciudad”.
El tiempo libre, luego de clase, es aprovechado para lecturas enriquecedoras en valores.
Niños del barrio el Carmen, de Manizales, se reúnen los jueves con el propósito de compartir vivencias.
Paula Andrea Correa lidera la actividad Aprende Leyendo con niños de El Carmen.
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