ANDRÉS RODELO
LA PATRIA | MANIZALES
Extrañeza. Eso era lo que provocaba una mujer cuando deseaba convertirse en ingeniera civil en la década del 70, en Colombia. Lo cuenta la manizaleña Myriam Astrid Angarita. “Mejor póngase a cocinar o haga otra cosa”, le dijeron varias personas cuando se matriculó en esta carrera, en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito de Bogotá.
42 años después es rectora de la institución, para ironía de quienes le aseguraron que sus deseos profesionales estaban fuera de lugar. Ocupa el puesto desde diciembre pasado. “Agradezco al Consejo Directivo de la Escuela que me nombró. Eso es reconocer que la mujer puede lograr cambios fundamentales en el campo de la ingeniería”, menciona.
Al enterarse de sus anhelos profesionales, su abuelo Leocadio Gómez le escribió una carta. “En ella me expresó su admiración por ser una de las primeras mujeres de la familia que iba a la universidad”. A pesar de estar radicada en Bogotá desde los seis años, confiesa que tiene su corazón en Manizales, ciudad que visita con frecuencia.
Háblenos de su trayectoria profesional
Soy ingeniera civil. Me gradué entre las primeras promociones de la Escuela. Salí, formé empresa y luego regresé a la institución para hacer acompañamiento administrativo y financiero. Trabajé allí durante 25 años. Tengo una maestría en Dirección Universitaria, de la U. de los Andes. Me eligieron por mi experiencia y mis resultados. También influyó que sea una experta en educación superior, consultada por varias organizaciones sobre el tema.
¿Qué significa ser la primera rectora de la Escuela en sus 44 años de historia?
No me gusta subrayar las diferencias entre mujeres y hombres. Debemos mirar al ser humano. Lamentablemente se han generado brechas entre géneros. Pero sí hay que dejar claro que las mujeres podemos lograr lo que nos propongamos con dignidad, trabajo y disciplina. Una rectora tiene calidez, intuición y carácter emocional, a diferencia del hombre y su dureza. Esa calidad humana nos hace distintas. Entender al otro, apoyarlo, ayudar a cumplir los sueños.
¿Cuáles son sus metas como rectora?
Lo más importante es la humanización. Las universidades deben repensar el tipo de profesional que queremos para el futuro del país. Se ha trabajado para fortalecer la técnica, el conocimiento y la ciencia, pero debemos poner el foco sobre la formación de seres humanos de bien. Esto sin descuidar aspectos como la investigación, la innovación, el emprendimiento de bases tecnológicas, articular relaciones entre la academia y el contexto productivo, garantizar el presente y el futuro de la Escuela desde los puntos de vista académico e intelectual.
¿Qué le gusta de Manizales?
El desarrollo en infraestructura de los últimos años. Uno llega y se topa con una ciudad bonita y agradable. La calidez humana, la amabilidad. Manizales se ha expandido positivamente, ha manejado bien su crecimiento. También la fuerza que ha tomado la educación superior. Hoy es un referente de innovación y excelencia educativa.
La Escuela
La Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito es una institución privada de educación superior, de Bogotá. Está acreditada en alta calidad. Ofrece 11 programas de pregrado, ocho especializaciones, seis maestrías y está en proceso de lanzar un doctorado en ingeniería. La fundaron 11 egresados de ingeniería de la U. Nacional, el 20 de octubre de 1972. Su nombre es un homenaje al legado de Julio Garavito, astrónomo, matemático, economista e ingeniero colombiano cuya imagen aparece en el antiguo billete de $20.000.
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