JOHNNY GUTIÉRREZ
LA PATRIA | MANIZALES
Todos pararon las actividades académicas en el Colegio Integrado Villa del Pilar cuando informaron por el sistema de sonido interno que desde la próxima semana tendrán alimentos saludables. Cuatro jóvenes del salón de noveno grado y la profesora Nohira Isabel Arias Salazar siguieron trabajando como si nada en el aula que comparten con otros 25 estudiantes.
30 segundos después, Ximena Giraldo García, estudiante que sí escucha, se paró de su silla y le indicó a Nohira, en lenguaje de señas, que pararan. La profesora solo oye bien cuando le hablan de cerca.
A pesar de sus problemas auditivos, Nohira enseña a hablar a quienes no escuchan. "Es la columna vertebral del aprendizaje de los niños sordos. Uno interpreta el lenguaje de señas, pero Nohira lo conoce a la perfección, profundiza explicando conceptos. Sabe todo del mundo de los sordos. Ella es muy guapa, les saca voz a unos niños que no escuchan", comentó María Teresa Arcila Rivera, docente de la institución.
Hace 25 años el médico le confirmó a Nohira que padecía pérdida de la audición y que en algún momento, así usara audífono retroauricular, quedaría totalmente sorda. Entonces, también era profesora, pero no de personas con discapacidad auditiva.
Después de la noticia, supo que debía involucrarse en el mundo de quienes no escuchan. Entonces se vinculó a la comunidad sorda. Aprendió el lenguaje de señas.
Su dificultad al escuchar aumentó. El médico le recomendó la docencia en el colegio Integrado Villa del Pilar. Hace diez años llegó a esa institución y desde entonces, dicen los colegas, "cambió la forma de enseñarles a los niños sordos".
La Alcaldía de Manizales reconoció el trabajo que ella realiza con la orden Eladia Mejía, que condecora al mejor docente de la ciudad. El comité evaluador resaltó su trabajo pedagógico para los niños sordos de la institución.
La formación
Nohira es generosa con sus alumnos sordos y en ocasiones les regala el almuerzo a los que no tienen, les ajusta para el pasaje y cada fin de año hace una comida especial donde entrega un detalle a cada estudiante sordo, explica Ofelia Gálviz, aseadora de la institución.
Una vez, en una silla del patio del colegio, Luz Ángela, una estudiante sorda, lloraba y lloraba. Tenía problemas con su novio. Nohira se le acercó y habló con ella. La aconsejó. Minutos después Luz Ángela entró tranquila a clases.
"Sin Nohira sería difícil comprender los problemas sentimentales de los estudiantes", comentó Rodrigo Betancur Barco, docente del colegio.
"Enséñenos a hablar", pedían los estudiantes que tenía hace 10 años en el colegio. Nohira se puso en la tarea, pero encontró que hay fonemas que son sordos porque no tienen vibración laríngea como la A, I, Ch, P, G, lo que complicaba la forma de aprender de los sordos.
Empezó a buscar cómo enseñarles el sonido de cada letra. Los niños ya saben leer en forma oral y en lenguaje de señas. Les enseña sonidos aunque los estudiantes no los puedan escuchar. "Trabajamos mucho las vibraciones. Para el sonido de la I, se ponen la mano en la cabeza mientras dicen I. Así sienten la vibración. Con la A, se ponen la mano en el pecho, que vibra mientras dicen AAAAA", explicó Nohira.
Como con otras letras no se puede sentir vibración en la cabeza, el pecho o la faringe, entonces buscó el método para enseñarles a pronunciarlas.
En la maleta que lleva al colegio carga trozos de papel seda. "Se le dice al estudiante que tome aire y lo expulse por la boca, moviendo el papel seda. El sonido es el de Chhhhhh. Cuando tienen que leer una palabra que tiene CH y se les olvidó cómo se pronuncia, uno les hace señas para que recuerden cómo soplaban los papelitos y así entienden cómo pronunciarla".
Esos métodos y otros los escribió en el libro Modelode enseñanza y aprendizaje del castellano para las personas sordas. Así quiere compartir el conocimiento que ha permitido que personas sordas hablen.
Agradecida
Nohira escuchó bien los primeros años de su vida. Ahora oye con la ayuda de un audífono retroauricular, pero sabe que en unos años no va a escuchar nada. "Estoy metida en el mundo del sordo, no me preocupa quedarme sin oír", aseguró.
No se siente triste. Está agradecida porque alcanzó a oír palabras, canciones, el sonido de animales. Lo que le sirvió para hoy dar clases.
Los ratos libres los pasa con la comunidad de sordos de Manizales. "Estoy en el mundo de los sordos. Entre nosotros nos entendemos mejor", recalcó.
Amigos
En el colegio salen a descanso a las 10:40 a.m. Los docentes van a la sala de profesores. Los alumnos a comer el refrigerio.
Manuel Ricardo Rojas, Jorge Iván Ceballos, Luz Ángela Daza y Andrés Camilo Arboleda, sus estudiantes, se acercan a la sala de profesores. Le hacen señas para que salga y se quedan todo el descanso con ella.
Síndrome de Meniere
Desde hace 25 años le detectaron la enfermedad de Ménière, un trastorno del oído interno. Causa la pérdida de la audición. En ocasiones aparece y desaparece.
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