Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA | Manizales
El día que mataron a dos civiles, en la vereda La Cumbre, varias familias le dijeron adiós al caserío. Esa causante de éxodo ocurrió en la década pasada, en la guerra entre Farc, paramilitares y Ejército. Ayer, casi 10 años después, llegó otra señal, esta vez de retorno: reabrieron la escuela.
La felicidad pasea por la vereda, perteneciente al corregimiento de Florencia (Samaná). Andrés Londoño, estudiante de cuarto, dice: "Estoy feliz, mis padres están contentos. Me siento bien con el profesor".
El niño y otros cinco comenzaron clases ayer con el docente Carlos Alberto Ortiz, nombrado por la Secretaría de Educación de Caldas. Esa designación fue el último paso, luego de que la comunidad emprendió su lucha por la reapertura del centro educativo.
El 28 de febrero pasado, la dependencia ordenó comenzar de nuevo clases. Sin embargo, estaba a la espera de que el Ministerio de Educación otorgara el código para abrir el Sistema de Matrículas (Simac), que exige reporte de los alumnos. "Con ese registro nombro el docente", dijo Fabio Arias, secretario de Educación departamental. Y así ocurrió.
El profesor Ortiz llegó de El Congal, vereda vecina convertida en ícono del posconflicto en Caldas y de la zona Andina del país. "Allí estuve desde septiembre. Y vengo aquí con el mismo entusiasmo de ayudar con la educación".
Recorrido
La vereda La Cumbre queda a una hora y media de camino desde El Congal.
No tiene carretera, solo un camino, cuya mitad de trayecto escasamente permite transitar en moto si es verano.
Ortiz, egresado de Educación de la Universidad Católica, es un veterano de la enseñanza rural. "Llevo 20 años en la docencia y he pasado por veredas de Manizales, Neira y el oriente. Esto me gusta mucho, es muy motivante estar donde la gente lo necesita a uno, lo valora y lo hace sentir importante".
El año escolar en el departamento se inició con otras ocho escuelas rurales reabiertas en Palestina, Viterbo, Salamina, Neira y el mismo Samaná. La falta de alumnos y el conflicto armado llevaron a sus cierres temporales. Con el regreso de comunidades poco a poco vuelve la actividad académica.
Diana Giraldo, madre del estudiante Yhoan Esteban Rendón de seis años, comenta: "Por acá estamos muy contentos. Al principio de año había nueve niños para estudiar. Ahora hay seis, pues una familia que estaba viviendo en la escuela se fue y tenía dos niños. Seguro van a empezar a llegar más".
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