Julián García
LA PATRIA | VILLAMARÍA
Los niños de la escuela Aspar, en el Parque Natural Nacional los Nevados, tienen las mejillas rosadas, como el algodón de azúcar. El paisaje de páramo, los 10 grados de temperatura y las ráfagas de viento acompañan la entrada a clase de los estudiantes.
El plantel está ubicado en el sector de la Laguna Negra, a 3.700 metros sobre el nivel del mar (m s.n.m.), en límites de Caldas y Tolima. La sede pertenece a la Institución Educativa Nuestra Señora del Rosario, de Villamaría.
Una recua de 20 mulas cargadas con papa baja por la colina del frente de la escuela. Las bestias avanzan sobre el pasto quemado por heladas. En una curva asoma el campero amarillo del transporte escolar.
Lo conduce Jhon Jairo Rivera Cardona, quien tiene entre sus misiones la de llevar y traer a cinco niños del sector de Torrecitas (predio de Manizales). Los pequeños llegan arropados de pies a cabeza.
Jhon Jairo vive en Llanitos (Villamaría). Hace 12 días lo contrataron para transportar a los estudiantes de los parajes Nieto, Termales, Arbolito, La Quiebra y Torrecitas. El señor comenta: “Pago $8 mil diario de hospedaje, voy a ver cómo me va. Pocos se le miden a esta ruta, la carretera es mala”.
David González, de tercero, se baja del carro y complementa: “A los choferes no les gusta venir por acá, esto está lejos, me ha tocado caminar una hora desde mi casa, en Torrecitas, hasta la escuela”.
Ventajas
El campesino Rodrigo Roso, de la finca Patio Bonito, contigua a Aspar, reconoce las bondades de los programas complementarios ofrecidos por la Gobernación de Caldas, como son alimentación y transporte escolar. “Son buenas y las dan a tiempo, tengo un nieto estudiando en Letras (Herveo, Tolima) y no le dan refrigerio ni transporte.”
Claribel Rojas Ramos, directora de Núcleo Educativo de Villamaría, considera que “es mejor que la escuela sea del Tolima. Los padres de familia y los estudiantes salen a los municipios del Tolima o a Manizales y acá a Villamaría poco vienen. Se dificulta conseguirles el transporte escolar.”
Calidez
A las 8:15 a.m. entran al salón de clase los hermanos Quiceno: Cristian Camilo, Leidy y Estiven. Están despiertos desde las 5:30 a.m., a esa hora de la mañana el mono sol despunta con sus rayos. La niebla en su jugueteo cubre la colina y el techo de la casa.
El plantel lo fundaron en 1990 por iniciativa de Pedro M. Pachón y el exsenador Ómar Yepes Alzate, con colaboración de la Asociación de Productores.
La escuela rural Aspar Pedro Castellanos Pineda deriva su nombre de la Asociación de Productores Agropecuarios del Ruiz (Aspar). Queda a 40 minutos de Manizales y a dos horas de los municipios de Murillo y Herveo (Tolima).
El aula mide 10 metros cuadrados, donde reciben clases apiñados 24 menores, de preescolar a quinto de primaria. Las paredes y el piso están forrados con madera para evitar la humedad. Una medida, sin reparos, contra el fuerte viento es permanecer con las ventanas y puertas cerradas.
Primíparo
El nuevo profesor es Ariel Valencia Gallego, quien llevaba 40 años en la primaria de la I.E. San Pedro Claver de Villamaría. En Aspar remplaza a la docente Liliana Giraldo.
Llegó el miércoles de la semana pasada. En la mañana de ese día, cuando ingresó por primera vez al salón, vivió un momento emocionante: los niños lo recibieron con aplausos.
El veterano docente usa sombrero y bufanda. “Es muy brusco el cambio, me desmejoraron, tengo 64 años y no conocía el lugar. Aún no sé cuántos matriculados son del Tolima ”.
Kely Dayana Montoya Gómez, de 10 años, expresa: “El año pasado tuvimos siete profesores, da lo mismo pertenecer a Caldas o al Tolima, dan las mismas clases”.
El maestro les pide escribir en los cuadernos sobre la naturaleza. En el aula sobresale un Cristo, a un lado del tablero. Y al frente, en otra pare, colgaron un cuadro del Parque los Nevados.
Un respiro
Con el descanso, a las 10:00 de la mañana, llega el desayuno preparado. Los pequeños juegan en la cancha de fútbol en arena e improvisan dos arcos. Otros menores se divierten en los columpios y el tobogán.
Se cubren con una cobija para practicar los ejercicios, el sol les pica. En los alrededores de la escuela hay sembrada Árnica amarilla, cuyas hojas se asemejan a copos de nieve.
Los sueños también viajan por lo alto. Gustavo Andrés Osorio, de quinto, dice que su ilusión es cursar el bachillerato en el Tolima. “Vivo en la vereda Las Damas, de Tolima, a 30 minutos de acá, mis papás van a mercar a Herveo”.
Kevin David González es otro alumno que vive con su familia en aquellos parajes. Colabora en labores domésticas. En el recreo compra un chicle con $500. "Ayudé a ordeñar unas vacas y gané esa plata".
Suena la campana y regresan al salón: La jornada escolar va hasta la 1:00 p.m. A esa hora regresan en el transporte escolar, acompañados por el paisajes de los nevados y los frailejones con sus flores amarillo oro.
Por puntos
* La escuela Aspar recibe estudiantes de los sectores Santa Inés, Nieto y La Quiebra (Herveo y Murillo, Tolima), Laguna Negra y Termales, Villamaría) y Torresitas (Manizales).
* Cuenta con biblioteca, en la que tienen unos libros y unas tablets. No hay computadores y menos conexión a internet.
Angie Tatiana Ortiz
La escuela está más cerca de Manizales que del Tolima, en Caldas es mejor el restaurante y el transporte.
Yeimi Lorena González
Murillo y Herveo quedan muy lejos de acá.
Compran en la tienda escolar una caja repleta de golosinas. Kevin David González pidió un chicle.
La mayoría de los niños que reciben clases en la escuela Aspar viven en predios de los municipios de Herveo y Murillo Tolima, otro tanto en veredas de Villamaría y Manizales.
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