LAURA SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
La historia es identidad y orientación, conocer nuestra historia es darle sentido a la existencia. En especial si se conoce desde el archivo, como lo hace el profesor Armando Martínez Garnica, exdirector del Archivo General de la Nación (AGN).
El docente participó en el VI Foro Estudiantes de Historia de Colombia Contemporánea: 200 Años de Historias, realizado el martes y el miércoles, en la Universidad de Caldas.
Dio un repaso por el argumento de su libro Historia de la primera República de Colombia, que investigó durante cinco años por archivos de Ecuador, Venezuela y Colombia. Reflexionó sobre 90% de la historia sin contar, del desorden documental en las regiones y de la necesidad de más historiadores de archivos.
¿Cómo aporta la academia a la historia de Colombia?
La historia de una nación es la representación que se hace usando las mejores fuentes disponibles. Para conocer la historia de Colombia se necesitan fuentes e historiadores. La gente habla de la memoria, pero no estuvieron allí hace 200 años, es lo que la gente inventa. No es necesariamente someter a crítica lo que la gente tiene en la memoria, que se construye con oídas y sin ir a las fuentes
¿De qué se trata su libro Historia de la primera República de Colombia?
Está dedicado al ente político que existió durante 10 años y que se llamó la primera República de Colombia, que es diferente a la república que hoy tenemos. Fue el resultado de militares venezolanos y granadinos que reclamaron la jurisdicción de la capitanía de Venezuela y el reconocimiento de Santa Fe. Muestro cómo se formuló el proyecto de crear una nación independiente, cómo se diseñó en la convención constituyente de Cúcuta, cómo se concretó y cómo se mató. Esta década enseñó cómo se hacen las naciones modernas, cómo se crean naciones de ciudadanos.
¿Cómo lo hizo?
Trabajé cinco años en los archivos de Ecuador, Venezuela y Colombia. Fue un paquete grande. Tuve que conocer cómo fue la independencia de Quito, de Guayaquil y de Cuenca en Ecuador. En la escritura tengo una ley: el tiempo transcurrido entre el momento que lee una fuente y se extrae información y el momento en que esa información se convierte en párrafo debe tender a cero, a medida que investigo voy escribiendo. No me voy a dormir sin haber escrito lo del día, porque se me olvida. Este libro tiene unas 5 mil revisiones porque todos los días lo corrijo, por eso hay que conseguir una esposa comprensiva.
¿La historia de Colombia ya está contada?
No. La sección de la República del AGN tiene 93 fondos documentales, de esos se ha catalogado solo el 10%. Es decir que los investigadores no saben qué hay ahí porque no está ni clasificado ni descrito. No hay historia de Colombia, hay unos brochazos. Se necesitan más generaciones de historiadores.
¿Cómo está la conservación del archivo en las regiones?
El AGN da la legislación y las normas para que sean cumplidas por los agentes territoriales, y a quienes no cumplan con la ley se les multa. Les corresponde a los entes territoriales y municipales hacer lo posible porque la gente cumpla. Con grupos de inspección y vigilancia se hace control. Llevamos 20 años y empezamos a sancionar. Falta mucho.
Debería ser mejor el cuidado de estos documentos tan importantes...
La situación en los departamentos es desigual. En la Guajira es un desastre, eso ha facilitado la corrupción. Hay una relación entre archivo y corrupción, donde hay archivos desorganizados se presta todo para la corrupción. No hay manera de hacerle seguimiento a nada. Ahí nace la corrupción, en donde no hay control documental.
¿A qué se dedica ahora?
Regreso a mi pueblo natal: Santander. Tengo en curso tres libros que voy a entregar en el 2022, 2024 y 2025 y voy a dedicarme a la actividad cultural aprovechando los nuevos espacios.
¿Qué opinión tiene del acceso a la información en Colombia?
Desde la Presidencia de Virgilio Barco Vargas cada día la legislación obliga a la transparencia y al acceso ciudadano. Al día siguiente de realizarse un acto público, el ciudadano puede pedir copia y hay que dársela. El ciudadano debe saber que tiene ese derecho.
¿Cómo aporta el archivo al esclarecimiento de la verdad para las víctimas del conflicto?
El archivo general es el custodio del archivo de inteligencia y contrainteligencia del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que son 12 mil 509 cajas y están al servicio de la Justicia Especial para la Paz (JEP) o de cualquier fiscal o magistrado. También recibimos el archivo del proceso de paz en La Habana.
¿Cómo fue su paso por el Archivo General Nacional?
Para un historiador de archivo que le pongan dirigir el AGN es el premio mayor, es como el gato a cuidar la leche. Todos los días estuve en los depósitos y en los lugares de los historiadores. Descubrí el patrimonio que es el segundo más grande en América Latina (el primero es el de México), lo calculamos en 130 kilómetros si pusiéramos las cajas en línea, es la distancia de Bogotá a Girardot. Le hice un reclamo a Dios porque solo me dio una vida y un historiador necesita tres para alcanzar a leer todo.
"La historia le permite darle sentido a su vida social y personal. La historia de Caldas orienta a los caldenses, les dice qué están haciendo aquí y cuál es su posición política".
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