De nueve bibliotecas públicas de Manizales, cinco están funcionando

LA PATRIA l Manizales 

El sábado 20 de agosto LA PATRIA publicó un artículo en el que se denunciaba el cierre de las nueve bibliotecas públicas de Manizales (8 satélites y la Municipal), que están ubicadas en los barrios La Enea, Minitas, Villahermosa, El Caribe, Galán, El Bosque, El Carmen, el Nevado y el Centro. 

Estos espacios académicos, que brindan a la comunidad acceso a internet, a libros, promueven la lectura y otras actividades culturales, suspendieron sus servicios desde finales de junio y cumplieron al menos un mes y medio con las puertas cerradas. El gerente del Instituto de Cultura y Turismo, Camilo Naranjo Molina, señaló el lunes, que desde el martes se empezarían a reabrir las bibliotecas, que integran la red nacional.

Asimismo, en un comunicado enviado el miércoles a las 6:15 p.m., el Instituto anunció que las sedes ubicadas en los barrios Galán, El Bosque, El Caribe, Nevado y la Municipal habían restablecido su servicio. "La apertura de las demás bibliotecas se efectuará de manera gradual en los próximos días", se lee en el documento. 

En un recorrido realizado por LA PATRIA en la tarde del miércoles se visitaron cuatro bibliotecas, entre esas El Caribe, y se constató que esta aún no estaba prestando el servicio. Las otras tres son la Municipal, Villahermosa y Minitas. Las dos últimas reabrirán próximamente, según el Instituto.  

Naranjo indicó ayer que hasta el momento estaban abiertas las sedes del Nevado, Galán, El Bosque y La Municipal. Agregó que después del mediodía El Caribe reiniciaría actividades. Sin embargo, en un recorrido que realizó LA PATRIA el jueves en la tarde, se verificó que esta última aún se encontraba cerrada. Hasta hoy viernes, la sede empezó a funcionar nuevamente. Las otras cuatro están operando desde el martes. 

John Edwin Sepúlveda Álvarez, presidente de la Junta de Acción Comunal de Villahermosa, sostuvo que el cierre de la biblioteca ha perjudicado a la comunidad, especialmente a los estudiantes. "Afecta demasiado, porque muchos jóvenes de este sector no tienen acceso a internet y no pueden consultar sus tareas y hacer talleres".

Dora Inés Quintero, habitante del barrio Minitas, también cuestionó el cese de actividades, pues considera que la espera se ha prolongado mucho. Añadió que ha solicitado varias veces las llaves de la sede para podar la hierba que está creciendo alrededor de la biblioteca, pero hasta el momento el esfuerzo ha sido en vano. "El pastal no se ha podido podar y aparecen muchas ratas y zarigüeyas y nos están perjudicando. He llamado al encargado y nunca me contestan", expresó. 

El panorama de la sede de Minitas no corresponde a lo enunciado por el Instituto, que dijo en el comunicado que durante este periodo de cierre se adelantarían acciones de mantenimiento en las bibliotecas satélites.

¿Por qué cerraron?

Naranjo mencionó la semana pasada que el cierre obedecía a la renovación de los contratos del personal y del convenio interadministrativo con la Secretaría de Desarrollo Social de Manizales, que es la encargada de desembolsar los recursos para la operación de las sedes. 

El lunes, la cartera informó a LA PATRIA que el convenio se había firmado hace varios días. "Está en este momento en el proceso de contratación que le corresponde al Instituto". 

Aclaró que en agosto del 2021 las bibliotecas se reabrieron. En esa época se firmó un contrato con un presupuesto que respaldaría la operación por 10 meses, es decir hasta junio de este año. "Veníamos derecho hasta junio y se pausó los 2 meses reglamentarios para realizar la respectiva renovación y contratación del convenio".

Vulneración de derechos

Un bibliotecario, quien prefirió reservar su nombre, manifestó que la parálisis de las bibliotecas vulnera derechos como el acceso a la educación, a la información, al disfrute de un espacio público y a la cultura. Además, se viola la Ley de Bibliotecas Públicas, la cual ordena que estos servicios deben prestarse de manera constante.

Agregó que la interrupción de estos servicios afecta la promoción de la lectura en la ciudad y los procesos educativos que se adelantan en estos espacios, creando una atmósfera de desconfianza en la comunidad hacia las instituciones y un desinterés de los usuarios que frecuentan las bibliotecas.