CORRESPONSALES PRENSA ESCUELA
LA PATRIA | MANIZALES
El desobediente
Daniela Ciro
Había una vez un esqueleto que no quería ir a estudiar, se la pasaba jugando en la calle con sus amigos. Cada que lo llamaba su mamá para ir a la escuela nunca obedecía.
Su madre al ver que su hijo no le hacía caso habló seriamente con papá esqueleto. Cuando menos lo pensó el niño esqueleto fue llamado por su padre para llevarlo a estudiar. Pero no obedeció y ahí todo cambió.
Papá esqueleto lo castigó, el niño muy ofendido preguntó: -"¿Por qué me pegas?" Su padre ya más calmado le contestó: -"Me enteré de tu mal comportamiento, me siento muy triste y decepcionado. De hora en adelante tú y yo vamos a hacer un trato: te vas a portar bien, vas a ir a estudiar y serás obediente. Prométeme que vas a ser el mejor de tu clase, sacarás buenas notas y de esta manera todo en tu vida será mejor".
El padre agregó que la recompensa es el cariño desbordado de mamá y él, rodeado de muchos besos y abrazos. "Si cumples te daré un regalo. Te amo hijo mío, ponlo en práctica y serás el mejor.
El perezoso
Sergio Vélez
Una mañana se levantó el esqueleto muy perezoso para ir a estudiar. Lloraba y lloraba porque no quería ir al colegio y porque le colocaban mala nota.
Entonces un compañero llamado César le dijo: "Anímate a estudiar para que puedas salir adelante". El esqueleto contestó: "¿Y cómo?
César le explicó: "Con el apoyo de tus padres y tu responsabilidad, poniendo de tu parte. Por fin el esqueleto recapacitó y salió adelante para cumplir sus metas.
El triste
Johan Esteban Carrillo
En el Valle de los Cedros estaba el pueblo de los esqueletos que vivían felices. Allí había un esqueleto pequeño con un diente de menos y una costilla de más y las señoras esqueletos lo cuidaban con amor.
Su deporte favorito era saltar desde las alturas. Era difícil, pues al caer los huesos se esparcían por todos lados y tenía que ayudarlo el esqueleto quiropráctico para armarlo de nuevo.
Los otros esqueletos pequeños iban al colegio y aprendían la importancia del calcio en sus vidas. El pequeño esqueleto crecía acomplejado y era el único que no quería ir al colegio. Mamá esqueleto le decía que era afortunado al contar con el cariño de los demás.
Los esqueletos más viejos se reunieron para deliberar sobre el futuro del pequeño. La tristeza le empezó a afectar la salud. La mamá trató de animarlo a ir al colegio y se sorprendió al ver a su hijo esqueletico que bostezó, estiró sus huesitos y exclamó: "¡Mamá! Quiero ir a estudiar".
El presumido
Nicolás Franco
Había una vez una familia de esqueletos, en la que el hijo menor no quería ir a la escuela porque creía que lo sabía todo. Aunque su hermano mayor era profesional, el esqueletico no quería seguir su ejemplo.
Cuando él estaba con sus amigos se sentía mal porque hablaban del colegio y él no entendía. Pero seguía pensando que no era importante.
Un día cuando esqueletico iba para su casa se encontró un libro de matemáticas, español y naturales con ilustraciones muy lindas. Sin pensarlo dos veces quiso aprenderlo todo, le dijo a su mamá que quería aprender y entrar a la escuela.
Desde ese día prometió que estudiaría para ser alguien en la vida.
El mentiroso
Franklin Mateo Ciro
Había una vez un esqueleto que tenía que ir la escuela, pero no le gustaba. Su mamá le decía: "Tienes que levantarte porque llegarás tarde". Atendió el consejo, pero se fue para la casa de un amigo.
Después de terminar las clases había reunión de padres y como el esqueleto no había ido la profesora llamó a la mamá para decirle que su hijo no había asistido y para informarle de la reunión. La mamá muy preocupada se fue corriendo a buscar al esqueleto, después de un rato lo encontró en el parque jugando con sus amigos, lo cogió de una costilla y le dijo con voz alta: ¿Por qué no fuiste a clase? y lo llevó directo a casa.
La mamá le advirtió que si pasaba otra vez se iría a vivir con el papá. Al día siguiente la mamá de esqueleto fue a la escuela y la profesora le dijo que él era muy indisciplinado en clase; mamá esqueleto llamó al papá y mandó a esqueleto con él por ser tan desobediente.
Esqueleto se puso a llorar, él no quería vivir con el papá y la mamá se puso muy triste. Después de mucho tiempo viviendo con su papá, esqueleto fue a visitar a la mamá y el padre le contó maravillas de su hijo. Esqueleto pudo volver a casa de su mamá para vivir con ella, se volvió más responsable y juicioso con sus deberes. Le gustaba mucho ir a la escuela todo gracias a su papá.
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