Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA Manizales
La profesora Ayleen Arbeláez abre la puerta de un salón en el colegio Giovanni Montini, del Kilómetro 41 en Manizales. ¿Cómo le ha ido con el verano? Responde: "Ufff, es asfixiante". La temperatura sube y sube a orillas del río Cauca. Hernán Morales, bombero en el corregimiento de Irra, señala el termómetro. A las 11:30: 32,4 grados. A las 12:20: 33 grados. A la 1:45: 37 grados.
LA PATRIA recorrió el miércoles parte del corredor Kilómetro 41, de Manizales, y la vereda Tapias, de Neira, cerca de Irra límite con Risaralda en la vía a Medellín. Centenares de niños y adolescentes reciben clases amontonados en salones, algunos sin ventiladores y otros con uno y máximo tres que hacen lo que pueden, bajo techos de cinc o de eternit, inclusive varios sin cielorraso.
Un hilo de sudor baja por la frente de Norman León Cardona, docente de primaria. También dice: Ufff. "Como tenemos Jornada única las clases van hasta las 2:00 p.m. Y el calor es más intenso desde el mediodía".
El hacinamiento, queja reiterada en el colegio del Kilómetro 41, zona rural de Manizales.
Ida y vuelta
Los docentes del Giovanni Montini viajan cada mañana desde Manizales. Jhon Edison Vallejo enseña matemáticas. Lo que más le preocupa es el hacinamiento no tanto por el número de alumnos, sino por el tamaño de las aulas. "Son pequeñas y no hay equipos suficientes para mitigar las altas temperaturas. Unos son más aireados".
Hay cosas que marcan los colegios de tierra caliente. La mayoría de aulas no tienen vidrios, esto para que el aire circule. Además, la clase de educación física es a primera hora con el fin de evitar la chispa de las 10:00 a las 2:00.
El Montinni cumplió 40 años en el 2019. Salvo una parte del bachillerato, la infraestructura es antigua, obsoleta y antitécnica como dicen el rector, José Duván González, y miembros de la comunidad. Por eso, el gran sueño es un colegio nuevo.
Recuerda que con la Alcaldía pasada estudiaron la posibilidad de conseguir un lote. "Entiendo que hubo dificultades con las escrituras de los predios. De todas maneras, está la necesidad de una planta física nueva, moderna, amplia y digna para nuestros 538 alumnos y todo el personal. Le insistiremos a la Alcaldía, y ante quien corresponda", reitera el rector.
El coliseo cubierto, construido hace seis años, cambió la historia de las clases de educación física. "Antes el profesor parecía un mimo, tenía que permanecer con una mascarilla de protector solar, y los alumnos estaban autorizados para usar gorra", comenta el profe Jhon Edison.
Las cosas han cambiado, pero las precauciones no. El licenciado Diego Andrés Herrera orienta educación física, en temperaturas que oscilan entre 30 y 35 grados. "A los alumnos les pedimos que traigan hidratación, una botella o bolsa con agua o suero, nada de gaseosa ni jugos con azúcar. Tenemos un buen coliseo, pero igual impacta el fogaje, sobre todo luego de las 10:00 a.m.".
La tienda escolar le saca jugo a la situación. "Claro, con estos calores tan tremendos se venden más ", aseguran las señoras que administran el negocio.
Un coliseo cubierto, construido hace seis años, se convirtió en la solución tras años con las clases de educación física la aire libre.
Caldera
La ruta por la orilla del Cauca lleva a la vereda San José, en el límite con Neira.
Un hombre con una manguera refresca un campo de pastos. Otros cultivos brillan en la llanura como si estuvieran al borde del incendio forestal.
Allí la escuelita, entre el Cauca y la vieja carrilera, parece destinada a un calor eterno, donde la sombra de los árboles es apetecida por perros y gatos. Los 13 niños y su profesora, Yadira Mejía, son desplazados por el calor abrazador. El patio los acoge ante la caldera en que se convierte el único salón, después de las 9:00.
La maestra hace una lista: 1. No hay ventilación, pues las ventanas son estrechas. 2. Los dos ventiladores están malos. 3. No hay cielorraso y el calor pasa derecho. 4. El patio son unos escalones peligrosos para los niños, igual a la de la primaria del Montini.
La docente de San José es esposa de Cristian David Rivera, quien enseña primaria en el Giovanni Montini. Comparten el calor de las aulas y el de los viajes desde su casa en Manizales hasta sus trabajos a orillas del Cauca. "En los pare y siga, por las obras de la carretera a Medellín, la temperatura también es insoportable", dice ella.
Más abajo
La sede Policarpa Salavarrieta, del colegio San Luis, queda en un extremo de Neira, justo a metros del río Cauca, entre el viejo puente de Irra y el nuevo que construyó la Concesión Pacífico 3. Un niño recibe dos bolis por la reja que separa al colegio de una tiene, cuyo único letrero indica que se venden bolis, gaseosa, aguas, helados.
La alta temperatura hace sus estragos. Santiago, Kevin, María Camila, Isabel Sofía y sus 16 compañeros tienen que ver clases en el corredor. La profesora Aura pone un ejercicio. "Dibujen cómo perciben la tecnología y pongan un título".
Son cerca de 106 estudiantes de Tapias, Irra, El Bohío, La Bocana, La Palma y El Peñón, que cada día se enfrentan a 30, 31, 32, 37 grados y en esta temporada, durante espacios cortos de tiempo, a 38, 39 y hasta 40, según bomberos. Fuera de eso, no cuentan con agua potable, ni equipos de tecnología y menos internet, sus espacios de recreo son pequeños e incómodos.
Yénnifer Ortiz, docente, señala con nostalgia una construcción enseguida del plantel, donde funcionaban los baños de la sede educativa. "Ahí construyeron un primer piso para el centro de salud, aún no funciona. La segunda planta era para otra aula, pero no se concretó".
Profesores, alumnos y directivos tienen en la punta de la lengua, para redondear sus padecimientos, las palabras calor, sofoco, fogaje, bochorno, sequía, deshidratación, hacinamiento, agotamiento, olvido. Y al mediodía, con temperaturas de hasta 37 grados, resumen el calor con: uuufffffff.
Salones y un patio estrechos forman parte de la planta física de la sede Policarpa Salavarrieta, en la vereda Tapias de Neira.
Harold Valencia, de la I.E, Giovanni Montini
El calor es estresante, pero ahí vamos. Nos hidratamos con agua y más que todo en educación física.
Franco Londoño, de la I.E. Giovanni Montini
Con los ventiladores uno está más cómodo. Los del primer piso sufren más, se siente más el calor. Nos hidratamos para educación física.
Respuestas
Para las de Neira
De la Gobernación y de la Alcaldía
El colegio San Luis de Neira, al cual pertenecen las sedes de la vereda San José y Policarpa Salavarrieta, está adscrito a la Secretaría de Educación de Caldas.
Fabio Arias, secretario de Educación departamental, respondió:
"Programamos de inmediato una visita para mirar la situación y actuar con una intervención que permita mitigar las deficiencias que se detecten. Estaremos allí el 17 de febrero con el alcalde de Neira para proponer convenios con juntas de acción comunal y hacer las intervenciones. Tenemos un plan estratégico de infraestructura para la calidad educativa, ya hemos favorecido a unas 300 sedes desde el gobierno pasado".
El alcalde de Neira, Luis Gonzaga Correa, manifestó que esta forma empezarán con programas de mejoramiento de escuelas rurales. Es una situación preocupante por la que pasan estos centro educativos".
Para la del 41
Francisco Vallejo, secretario de Educación de Manizales, dijo lo siguiente sobre el colegio Giovanni Montini, del Kilómetro 41:
* "Hay unos recursos que llegan por gratuidad y el rector prioriza la inversión con el Consejo Directivo, por ejemplo en la compra de ventiladores. No sé cómo está la situación de infraestructura, tendría que hablar con el rector.
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