LAURA SÁNCHEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Al estudiante Jesús María ' Chucho' Peña lo secuestraron y asesinaron en 1986 en Bucaramanga cuando tenía 24 años. Pertenecía a la Escuela Político Sindical de la Unión Sindical de Trabajadores de Santander y era un poeta declamador, cantor y actor. Su prosa fue tan incómoda que lo aniquilaron para no escucharlo más.
Con la historia de Chucho inició un encuentro de la Comisión de la Verdad para reconocer los impactos del conflicto armado en las universidades del país. Se realizó en la Universidad Industrial de Santander (UIS). Su sobrina Carolina Peña, de 29 años, participó con el propósito ´de volver a la vida´ a Chucho con uno de sus poemas: "Cuidate de tener un mal concepto de lo único que tienes".
"Seis meses después el tío Gilberto decide irse para el monte con el argumento de que el trabajo político abierto ya no tenía mucho sentido porque la muerte de Chucho era el ejemplo de ello. Es asesinado pocas semanas después, en ese mismo año la familia enterró a dos hijos que eran también dos hermanos", expresa Carolina.
La Comisión de la Verdad en una jornada de cinco horas respondió qué es la universidad para que en las nuevas reflexiones se piense en esta como un espacio de construcción de país, como lo manifiesta Tania Rodríguez, directora de Territorios de la Comisión.
"La universidad es un lugar de fiesta, de alegría, es un lugar por excelencia de los jóvenes de edad y de espíritu, es un lugar en donde el entusiasmo y la rebeldía se transforman en liderazgo (…) la paz requiere de una universidad libre para expresar las ideas, especialmente las críticas porque salen nuevas posibilidades de nuevos caminos, para debatir las verdades incómodas", expresa.
En Colombia, en promedio, asesinan a 12,2 estudiantes cada año, uno cada mes.
Foto | Tomada de chuchopena.blogspot.com
Chucho Peña, estudiante de 24 años, asesinado en Bucaramanga.
Situarnos en la historia
Fue una jornada para escuchar testimonios de dolor y de violencia vividos dentro y fuera de las universidades en Colombia, pero que tenían un factor común: la expresión del pensamiento. Para entender lo que pasó, la Comisión sitúa a las comunidades académicas en un contexto de violencia armada.
Los grupos armados se disputaron las universidades como espacios estratégicos para cooptar presupuestos a través de sus directivas y exponer sus ideologías para sumar a los estudiantes en sus bandos, por ejemplo la guerrilla encontró acogida en sectores radicalizados de los movimientos estudiantiles.
También algunos sectores del Estado y de grupos paramilitares estigmatizaron algunas actividades de los estudiantes como expresiones del enemigo interno y las enfrentaron con violencia.
Para entender qué pasaba es importante situar al país en medio de movilizaciones estudiantiles, sindicales y campesinas entre 1958 y 1978. El informe indica que el Estado en respuesta declaró constantes estados de sitio: "Otorgaron facultades a la fuerza pública y a la Justicia Penal Militar, propició violaciones a los derechos humanos como asesinatos, detenciones masivas, judicializaciones arbitrarias y torturas, entre otras", señala el informe.
Hay hechos que marcan la historia como la Toma sin bolillo de 1971 en la Universidad del Valle, y el Paro cívico de 1977 no paró las movilizaciones de los estudiantes. Entre 1990 y el 2000 la persecución a estudiantes empeoró, grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia actuaron en contra de las estructuras guerrilleras y de izquierda en las universidades públicas.
También se registró la cooptación de dinero a grupos ilegales con la ayuda de rectores, decanos y administrativos a través de contratos de formas irregulares, restringiendo la libertad de cátedra y aportando información sobre los liderazgos y militancias en las universidades.
El Fondo de Jorge Mora Espinosa recoge fotografías de la movilización estudiantil en Bogotá y en Bucaramanga en 1970.
Estigmatización
La Comisión de la Verdad recibió 20 informes sobre la violencia en las universidades públicas. Saúl Franco, comisionado de la Verdad, reflexiona: "La violencia de agentes estatales contra el movimiento y comunidades universitarias se arraiga en la estigmatización y se exacerba en la persecución de la protesta social y el pensamiento crítico que suelen ser asociados con la insurgencia".
El 8 de junio de 1954 asesinaron a Uriel Gutiérrez, estudiante de Medicina y Filosofía, en la Universidad Nacional. Nueve estudiantes más fueron asesinados al día siguiente por miembros del Batallón Colombia del Ejército Nacional, recién llegados de la guerra en Corea.
"La persistencia de este discurso estigmatizador y sus consecuencias son un síntoma de la incapacidad social para aceptar la diversidad y el diálogo como base de la convivencia entre diferentes", expresa el comisionado.
Entre 1972 y 2011 asesinaron a 96 universitarias. Las arremetidas más fuertes fueron en 1989 por el Muerte a Secuestradores (MAS) y en 2003, por el auge de la violencia paramilitar.
Creció la violencia
El informe indica que entre 1978 y 1991 creció la violencia a las comunidades universitarias en el país y diversificó el número de autores responsables de los hechos:
*Paramilitares: 29,46%
*Narcotraficantes: 1,01%
*Farc: 0,63%
*Vigilantes: 0,25%
*Comando Latino Jaime Pardo Leal: 0,13%
*Actores estatales: 36,54%
*Desconocidos: 31,98%
Algunos hechos
*Desaparición de 10 estudiantes de la Universidad Nacional en 1982.
*Asesinato selectivo de 17 estudiantes y profesores de la Universidad de Antioquia en 1987 por el DAS, F2 y el MAS.
*En 1984 en la Universidad Nacional hubo una confrontación con la Policía, cinco estudiantes fueron heridos con balas y detuvieron a 81.
*En 1994 en confrontaciones con la fuerza pública fue asesinada la líder estudiantil Norma Patricia Galeano, en la Universidad del Tolima.
*En 1994 fue asesinado el estudiante César García Sanclemente, en la Universidad del Valle.
Registros del profesor Jorge Mora Espinosa.
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