LA PATRIA | Manizales
“La niña me saca de quicio. Me contesta con grosería, no responde cuando uno la llama al celular y tiene cambios de ánimo muy bruscos. A veces no sé qué hacer. Me ha dado tanta rabia que, en ocasiones, me he igualado con ella, lo cual es una equivocación”, dice una madre de la Comuna Ciudadela del Norte, de Manizales, sobre su hija adolescente.
Para los padres es difícil lidiar con este momento de la vida de sus hijos. Los cambios físicos y emocionales del adolescente se deben a un proceso hormonal que comienza, generalmente, a los 8 años. De allí que esta etapa de transición produzca cambios de humor en los jóvenes y represente el fin de la inocencia para ellos, pues está asociada al despertar sexual y a conductas como descubrir el consumo de alcohol o irse de fiesta.
Los padres de familia, en ocasiones, toman decisiones arbitrarias convencidos de que arreglarán la situación, pero las mejores armas son el diálogo y la comprensión, aunque sin olvidar la supervisión. Tenga en cuenta estos consejos.
* Tomado de la web de Kids Health
Diálogo
Abogue por el diálogo, en lugar de discutir por cualquier comentario que le haga su hijo. El nivel de insolencia puede ser insoportable, pero ármese de paciencia. Hágale ver que esa no es la manera de resolver los desencuentros. Si añade más leña al fuego la situación puede desencadenar en un problema más grande. La violencia no es el camino
Hable sin tapujos
La adolescencia es también un cambio físico. Informe a su hijo sobre las poluciones nocturnas (sueños húmedos) y a su hija sobre la menstruación, pero antes de que tengan la experiencia, pues los tomará por sorpresa. Esté abierto a responder sus inquietudes e indague si no conoce las respuestas. Cuanto más retrase esta conversación, más probabilidades habrá de que su hijo se forme ideas equivocadas y sienta vergüenza o temor por los cambios corporales. Si tiene miedo dígale que usted pasó por lo mismo. Nada como saber que mamá o papá tuvieron la misma experiencia.
Comprensión
Indíquele que es normal sentirse preocupado o cohibido, al igual que mayor en ocasiones, pero niño en otras. En vista de que esta etapa es una transición, lo más natural es que sienta que tiene un pie en la infancia y otro en la adolescencia. No pretenda remediar el estado emocional del adolescente con indiferencia o desprecio, pues esto agrava la situación.
Rebeldía
Para un padre es difícil manejar y explicar la rebeldía del hijo, pero este comportamiento tiene una razón de ser. La rebeldía empieza a los 8 años, no supera la adolescencia, generalmente, y se debe al cambio hormonal. Siendo así su hijo trata de ser autónomo e independiente. Recuerde que la mayoría de personas tienen una etapa de desobediencia.
Esté atento
La adolescencia es un periodo transitorio en un 30 o 40% de los adolescentes. En un 20% tiene tendencia de desarrollar trastornos de conducta que pueden acarrear actitudes peligrosas como pandillaje, consumo de alcohol y drogas. El padre no debe ser permisivo, sino estar alerta ante señales de riesgo. Hable con él sobre lo que considera correcto e incorrecto. El hecho de que usted respete la adolescencia de su hijo no quiere decir que compromisos como sacar buenas notas, comportarse correctamente y respetar las normas de la casa se dejen a un lado.
No lo sobreproteja
En lugar de sermones y presión para educar, son mejores el cariño y la aceptación. Los bombardeos de preguntas, la presión, los controles estrictos y la disciplina exagerada solo traen desconfianza y rencor. Escuche con atención lo que le diga su hijo, así tenga o no la razón. No lo rechace insinuando que lo que dice no es importante.
Respete su identidad
El adolescente elige una forma de vestir para encontrar independencia o encajar en un grupo social. Respete esta cuestión, pero que ello no signifique desinterés, pues se sentirá abandonado y no querido. Es posible que quiera contarle sobre sus nuevos intereses y se fortalezca la relación a partir de la confianza. Si su hijo quiere teñirse el pelo o vestir de forma estrafalaria, piénselo dos veces antes de oponerse. Déjelos que hagan estos cambios temporales e inofensivos y mejor guárdese las objeciones para asuntos realmente graves como el tabaco, las drogas, el alcohol.
Libros
Hay libros que ayudan a sobrellevar la adolescencia de su hijo. Prepárese para los cambios emocionales característicos de esta etapa de la vida. Los podrá afrontar cuánto más sepa de ellos. Textos como ¡Socorro!, tengo un hijo adolescente, de Jean Bayard y Robert T. Bayard, o Cómo dejar de pelearse con su hijo adolescente, de Don Fleming, pueden ser útiles.
Intimidad
A unos padres les cuesta respetar la intimidad del hijo. Sienten que todo lo que hacen es asunto suyo. Si detecta señales de alarma que indiquen problemas graves, entonces usted no tendrá más remedio que confrontarlo e invadir su privacidad para llegar al fondo del asunto en busca de respuestas. Si no es así es preferible mantenerse al margen.
Ambiente sano
La adolescencia tiene sus complicaciones, pero si el joven afronta conflictos en el hogar como peleas entre sus padres, ausencia física y emocional por la ausencia de estos y disciplina exagerada, esta etapa será mucho peor y podría generar conflictos mayores.
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