Una salida con dignidad

En una alocución que los colombianos pudimos seguir ayer en la mañana en directo por los canales nacionales de televisión, el general Rodolfo Palomino, director hasta entonces de la Policía Nacional, anunció su retiro del cargo, como consecuencia de la investigación formal que le abrió la Procuraduría General de la Nación, por los presuntos hechos relacionados con una red de prostitución masculina en la Policía, seguimientos a unas periodistas y el posible incremento injustificado de su patrimonio. Ayer mismo, el presidente Juan Manuel Santos nombró al general Jorge Hernando Nieto como el nuevo director de la institución policial.

Creemos que hizo bien el alto oficial en presentar su renuncia, anteponiendo los intereses de la Policía Nacional a los señalamientos personales que hay en su contra, y frente a los cuales tendrá que seguir defendiéndose en su nueva condición de oficial retirado. La seriedad que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera es coherente con la actitud de hacerle frente a las acusaciones sin usar el escudo de la institución. Tenemos la confianza de que es una persona honorable y que podrá explicar de manera satisfactoria todas las situaciones que lo incriminan.

Es evidente que la investigación de la Procuraduría apenas comienza, y que parte solo con base en los hechos que se han conocido en la opinión pública. La inexistencia hasta el momento de pruebas de peso que lo comprometan de manera grave con lo que se ha denunciado lleva a que ese ente disciplinario no haya emitido ninguna suspensión provisional, ni nada por el estilo. Esperamos, por eso, que Palomino explique cada una de sus actuaciones, y que los investigadores decidan con toda justicia si existen o no motivos para sancionarlo.

Debemos recordar que este episodio también llevó a que el viceministro del Interior, Carlos Ferro, renunciara el pasado martes a su cargo, por su supuesto compromiso con una red de prostitución masculina que llevaría el nombre de Comunidad del anillo, y en la cual habría involucrados miembros de la Policía Nacional y congresistas.

Frente a eso, tenemos que ser categóricos en rechazar que un video en el que no se observan conductas que puedan ser tipificadas como delito lo haya usado un medio nacional como supuesta prueba de la existencia de dicha organización. En realidad se trata de unas imágenes que corresponden a la vida íntima de unas personas, las cuales no tienen ningún valor periodístico, sino que más bien afectan derechos y cometen graves errores éticos. Hay una actitud ruin en el fondo de esto, que huele más a retaliación por unos supuestos seguimientos a periodistas, los cuales todavía tienen que ser probados. Los medios no podemos actuar así, eso nos resta mucha credibilidad.

También sorprende que apenas ahora el Gobierno Nacional haya echado a rodar la anunciada comisión especial para investigar los supuestos hechos irregulares en la Policía. En dos meses no se hizo nada, y ante la coyuntura del más reciente escándalo la idea se reactiva. Pese a la demora, es necesario que ahora ese organismo trabaje de manera eficaz y efectiva en la búsqueda de todos los indicios que pongan al descubierto los posibles hechos corruptos que se estarían dando en el interior de la institución. Hay que ir a las entrañas de la Policía y solucionar los problemas que se encuentren.

El nuevo director nacional deberá ayudar a que la comisión haga su trabajo, y que lo que halle podrido sea saneado, para poder recuperar la credibilidad que infortunadamente se ha perdido. El país necesita que los colombianos tengamos la mayor confianza posible en esa importante institución, de la que además se esperan resultados contundentes en el freno a la extorsión, el narcotráfico, el microtráfico, el robo de celulares, los atracos, la minería ilegal y las demás acciones que ejecutan las organizaciones criminales en Colombia.