Gran parte del mundo, sobre todo los países del trópico en América Latina, afrontan actualmente la amenaza del virus del Zika, enfermedad que es transmitida por el mosquito Aedes aegipty, el mismo que se ha encargado de expandir el dengue y el chikunguña, entre otras epidemias que han puesto en aprietos la salud pública del planeta. Lo que viene ocurriendo en Brasil, donde en el 2015 y en lo que va de este año se registraron 3.900 casos de niños recién nacidos con microcefalia, al parecer como consecuencia del mencionado virus, contraído por sus madres durante el embarazo, es un indicador de la gravedad de un mal que empieza a crecer en Colombia.
Lo más complejo es que, pese a que no ha sido ratificado aún por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la transmisión del virus no solo se daría por medio de la picadura del Aedes, sino que las relaciones sexuales también podrían hacerlo. Como sea, el llamado es a mantener la calma, pero con una actitud de alerta, sin dejarse llevar por el pánico. Lo que hay que hacer es tomar acciones que lleven a garantizar que la crianza de los insectos no prospere, y pueda evitarse así que la situación se vuelva inmanejable.
En nuestro país la enfermedad ha ido apareciendo en lugares tan diversos, que hasta el mismo Gobierno Nacional se ha atrevido a recomendar a las mujeres que eviten quedar embarazadas antes de julio de este año, cuando se presume que las condiciones ambientales podrán cambiar de tal manera que el virus empiece a retroceder. Sin embargo, la propia OMS ha dicho que este año, muy probablemente, el zika se expandirá por todos los países americanos, exceptuando a Chile y Canadá, donde no hay presencia del mosquito.
Norte del Santander, la Costa Atlántica y Tolima son zonas vulnerables a la expansión del zika en Colombia, donde todas las personas deben por esta época equiparse de repelentes y ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, como opciones para evitar ser picados. La dificultad de diagnosticar esta enfermedad, debido a su similitud con algunos síntomas del dengue y la gripe, aunque en algunos casos, sin ningún malestar, exigen que todos quienes están potencialmente expuestos a la enfermedad, asuman responsablemente el cuidado. Además de los efectos negativos para la salud de los recién nacidos, al zika también se le ha relacionado con el síndrome de Guillain-Barré, que también viene proliferando en la región.
La situación es de primer nivel y la preocupación debe ser general, pero no para paralizarse y pensar que es irremediable, sino para seguir todos los protocolos y recomendaciones. El Gobierno Nacional asegura que infortunadamente la epidemia alcanzará en el país a por lo menos 600 mil personas, y que nazcan unos 500 niños con microcefalia y otros 500 casos de Guillain-Barré. La coincidencia con la altas temperaturas con las que llegó el fenómeno del Niño agrava el panorama, ya que es claro que será más difícil frenar la proliferación de los mosquitos transmisores.
En el caso de Colombia, las tierras altas son una barrera natural que protege del contagio a ciudades como Manizales y Bogotá. Son una especie de islas en el país en los que la llegada del vector no parece posible, pero en Caldas gran parte de los municipios están en riesgo, principalmente aquellos ubicados en tierras bajas y con tradición en la proliferación de los mosquitos transmisores. Igual que con el dengue y chikunguña, es necesario evitar los lugares de aguas estancadas, ya que ese es el medio que sirve para que los Aedes se reproduzcan y causen luego problemas graves a la salud humana.
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