MIGUEL ALGUERO Y JUAN CARLOS LAYTON
LA PATRIA | MANIZALES
La vieja polémica y los enfrentamientos de fallos y normas por el uso del espacio público en Manizales quedaron atrás, por lo menos temporalmente.
La razón es que después del 13 de agosto desde que se inició la prueba piloto con 139 restaurantes en Manizales, a partir del 10 de octubre los negocios podrán utilizar los espacios públicos de forma gratuita y bajo ciertas condiciones.
La opción se genera, luego del decreto que emitió el martes la Secretaría Jurídica, con el fin de que los establecimientos gastronómicos y negocios afines aprovechen andenes, antejardines, parques, plazoletas y vías, según el caso concreto de cada actividad, previa solicitud y el cumplimiento de algunos requisitos.
La propuesta se convierte en una herramienta para promover la reactivación social y económica, teniendo en cuenta la restricción que hoy se mantiene en los establecimientos para atender en sitios cerrados, con un aforo del 30%.
Lo bueno y lo malo
Los primeros en aplaudir la medida fueron los representantes de los restaurantes, que insisten en que este es un avance, pero mantienen bajas ventas, por el temor de la gente de salir a la calle y contagiarse.
Sin embargo, en medio de esta celebración, vuelve la controversia por el uso del espacio, que se ha mantenido por años. Las dudas es que esto no marque un nuevo desorden urbano y ambiental.
Esto motivó una serie de reuniones en las últimas dos semanas entre las secretarías Jurídica, TIC y Competitividad, Planeación, Medio Ambiente y Tránsito, con el fin de establecer ese marco de ordenamiento sobre cómo adoptar la medida, reglamentar el espacio, definir qué tipo de comercio se beneficia y las condiciones que se deben adoptar.
Para la directora de Fenalco Caldas, Gloria Patricia Arias Pimienta, la decisión es positiva, en especial para quienes tienen limitaciones de infraestructura, aunque considera vital definir las medidas de seguridad y protocolos para atender en la calle, según las restricciones de distanciamiento de dos metros y circulación del aire.
¿Control o no?
En junio del 2018 se hundió en el Concejo el Acuerdo 111, promovido por la Administración de Octavio Cardona, que pretendía gravar a los comerciantes con una tasa por el aprovechamiento del espacio público.
Esto lo aplaudieron los comerciantes al unísono, aunque continuaron las dudas sobre las restricciones que prevalecen en el Código de Construcciones de 1993, que limita el uso con cerramientos solo de 40 centímetros de altura, cubiertas que deben ser abatibles y sin estructuras pegadas al piso.
La anterior Alcaldía se dedicó a sancionar con el argumento de que no eran medidas revanchistas por el hundimiento del 111, sino que se amparaba en la Ley 1504 del 98, que reglamenta el uso del espacio público en el país.
Esto hizo que se presentaran casos como la notificación de la Inspección Urbana 12 de Policía a la edificación donde operó el restaurante Il Forno, hoy La Farfalla, para desmontar la estructura construida en su terraza exterior o recibía una multa cercana a $52 millones.
Es provisional
Daniel Quiceno, secretario Jurídico, reiteró: "Es cierto lo que se establece de las normas, y por eso se plantea como una salida provisional, por el término de duración de la emergencia sanitaria y de calamidad pública declarada por el Municipio".
Esto significa, según lo establecido, que la medida iría hasta el 30 de noviembre, según la emergencia decretada por el Ministerio de Salud, unido al de calamidad pública que también se definiría para la misma fecha. "Esta es una medida que igual están adoptando ciudades como Bogotá y Medellín, como apoyo a la reactivación económica", dijo.
Urbanistas están de acuerdo, justo en Manizales donde persiste la limitación del espacio público y la cuarentena afectó a muchas personas, debido al largo encierro.
Por eso plantean que además de los restaurantes o del comercio en general, al que también se cuestiona por la "invasión" del espacio, las personas puedan aprovechar más el espacio público para salir caminar, hacer deporte, leer o, simplemente sentarse en una banca, como un momento de sano esparcimiento y tranquilidad, con plena seguridad.
La pregunta que se genera es qué va a pasar después del 30 de noviembre si termina la emergencia, o este se convierte en una punta de lanza, como lo plantea la Secretaría de Planeación, para definir nuevas normas de beneficio social.
Por el momento, los negocios empezaron a hacer sus solicitudes, con la meta de darle un respiro a su difícil situación económica y de paso permitir mayores espacios de socialización.
El comercio
Para Ángel Labrador Domínguez, propietario del restaurante Un Lugar de La Mancha y vocero de los comerciantes en el sector de Milán, la noticia es bienvenida, ya que esto facilitará la reactivación del sector, aprovechando aquellas zonas donde hay espacio suficiente. "Siempre he dicho que los restaurantes son más seguros que un banco, una farmacia o un médico, donde no son tan estrictas las medidas".
Insistió en la importancia de que los mismos negocios se autocontrolen y restrinjan el aforo, ya que, si no lo hacen, no solo afectarán su negocio sino a todos los sectores, porque corren el riesgo de volverlos a cerrar.
Un marco regulatorio
Natalia Escobar Santander, secretaria de Planeación, sostuvo que la pandemia le dio mayor relevancia al debate de los ciudadanos sobre el espacio público. “Cuando se abrieron los parques, los manizaleños agradecieron porque se convirtieron de nuevo en lugares de esparcimiento y encuentro familiar, como una respuesta a la salud mental”.
Dijo que están montando el marco jurídico para que estos sectores saquen sus actividades, las trasladen al aire libre. “Recordemos que hace dos años se cayó el decreto que pretendía regular el aprovechamiento económico del espacio público, lo que estamos haciendo ahora es tratar de presentar un instrumento que ayude a flexibilizar ese uso”.
Apuntó que adelantan estudios técnicos y conservaciones con gremios para luego presentar un proyecto al Concejo.
Espacio público por habitante
El indicador mínimo de espacio público por habitantes, sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y aprobado por el Decreto 1077 del 2015 del Ministerio de Vivienda, es de 15 metros cuadrados por persona. En Manizales es de 6,77 m2. Incluso el espacio público útil o efectivo por habitante es de 2,85 m2 por habitante.
Una herramienta
Santiago López López, arquitecto de la Universidad Santo Tomás y diseñador arquitectónico, argumentó que el espacio público durante la pandemia debe convertirse en una herramienta para mejorar la calidad de vida de los habitantes. “Manizales tiene un déficit de espacio y es una ciudad diseñada con muchos sitios cerrados, por eso la cuarentena obligatoria se hizo más difícil, el encierro afecta. La idea es acondicionar espacios para la diversión y esparcimiento para apoyar la salud mental y ayudar a la reactivación económica de restaurantes, bares y comercio”.
Recomendó crear un sistema de promoción para contarle a la gente cómo usarlos, dónde están, cómo llegar y apropiarse de ellos para hacer deporte, comer, reunirse y caminar, entre otros.
Propuso el urbanismo táctico, es decir, ubicar negocios de comercio, bares o restaurantes de forma temporal e itinerante en zonas neurálgicas. “Por ejemplo, convertir una calle peatonal temporalmente, organizar una zona para negocios gastronómicos o de ropa, ampliar andenes para el ocio nocturno, con esto la calle se vuelve el eje comercial. Puede ser interesante aprovechar el potencial de Chipre, El Cable, el centro, Milán, La Estrella, Fundadores, Los Cámbulos”.
Le sugirió a la Alcaldía levantar un mapa que categorice el uso del suelo de cada zona, qué servicios ofrece, qué cantidad de espacio tiene, en qué horarios se habilitarían y con qué recursos se organizaría: “Deben ser a cielo abierto, amplios, buena iluminación, cómodos, en buen estado”.
Transformación
Carolina Rojas Hernández, arquitecta, especialista en Prevención, Atención y Reducción de Desastres y profesora de la U. Católica de Manizales; y Carolina Suárez Valencia, arquitecta, doctora en Urbanismo y directora del programa de Arquitectura de la U. Católica de Manizales, se preguntan: ¿deben los espacios públicos transformarse o deben los ciudadanos transformarse para vivir los espacios públicos?
“El espacio público, como escenario de encuentro y desarrollo social, juega un papel significativo hoy para la reactivación. Problemas que se hicieron más evidentes con la crisis, como el empleo no formal, la agudización de la pobreza o la pérdida de empleos requieren corregir el rumbo y demandan cambios”.
Señalan que Manizales tiene un compromiso con la recuperación de las actividades complementarias a la vida universitaria y para el regreso seguro a la presencialidad.
“Requiere tomar decisiones conscientes que nos permitan tener una ciudad resiliente y sostenible, la gran responsabilidad ciudadana es vivir el espacio público con respeto por el otro. La ciudad está llamada a plantear soluciones, desde la interacción de sus actores: gobierno, empresa, academia, organizaciones sociales civiles y comunidad, deben trabajar de la mano si se quiere lograr un espacio público con sentido”.
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