Adriana Osorio
LA PATRIA|MANIZALES
Hasta hace unos 20 años tener un trabajo estable para el resto de la vida estaba entre las metas de los profesionales. Sin embargo, las expectativas de las nuevas generaciones son otras y los jóvenes creen que tener varias experiencias laborales enriquece su conocimiento y les proporciona mejores oportunidades.
Sin embargo, la precariedad en las condiciones laborales es para Héctor Mauricio Serna, investigador del Observatorio de Mercado Laboral de la Universidad de Manizales, la principal razón de la inestabilidad de los trabajadores jóvenes.
"Realmente no es que los jóvenes quieran cambiar de trabajo de manera constante, sino que las nuevas instituciones, como la Ley 789 del 2002, favorecen más a las empresas, y hace que se dé una naturalización de la precariedad, muchas veces sin prestaciones sociales", explicó el docente.
Los cambios en la contratación de las empresas, que ahora optan por los contratos a término fijo y de prestación de servicios, hacen que quienes siempre han trabajado en la misma institución aseguren que son empleados en "vía de extinción".
Serna cree que hay datos que confirman la situación laboral de los jóvenes: primero, es persistente el nivel de desempleo en jóvenes en el país, que es casi el doble al de la tasa promedio de desempleo. Además, en los últimos años han aumentado los niveles de estrés por trabajo. Tanto que hoy día es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una epidemia. "El primer dato muestra que no es porque quieran cambiar de trabajo, y el segundo indica la naturalización de la precariedad laboral", explicó.
Alejandro Moreno-Salamanca, docente de Inalde, la escuela de negocios de la Universidad de la Sabana, resalta en una columna de opinión de la institución el estudio de la firma Payscale, en el que se destaca que la lealtad de los empleados no siempre es coherente con su satisfacción en la empresa. "Según PlayPal, hoy en día un trabajador se queda en promedio solo 3,68 años, y del total de las empresas estudiadas, menos de 10 cuentan con empleados que hayan permanecido por 10 años o más", dice en el escrito.
LA PATRIA encontró en Manizales varios empleados con esta característica. Durante años, y algunos durante décadas, se han mantenido en compañías que han visto crecer a sus familias. Otros, a pesar de su juventud ya han tenido varios puestos de trabajo.
Llegó a los 17 años y se quedó
32 años lleva Patricia Orozco en la empresa que la ha visto crecer, no solo en lo profesional, sino también en lo personal y familiar. Recuerda que llegó a LA PATRIA cuando tenía 17 años, para hacer la práctica de secretariado bilingüe. Sin embargo, cuando terminó este deber, quien era su jefe en ese entonces le pidió que se quedara en la compañía para hacer un remplazo.
Así, empezó su vida en la editorial, y de ser auxiliar de secretaría y secretaria pasó a coordinar la publicidad, por lo que se interesó y estudió esta carrera. Ahora está en el departamento comercial. "Para poderme graduar me tuve que retirar un tiempo, durante el que trabajé en otras empresas, pero volví por varias razones: el ambiente de trabajo y la calidez de los jefes, que siempre me apoyaron en mis planes profesionales y con los imprevistos personales", cuenta.
Patricia también hizo la práctica de Publicidad en la editorial. Cree que sigue en la empresa porque encajó muy bien con el ambiente, se adaptó fácil y encontró otras compañías muy verticales en su funcionamiento. "Soy espontánea, más de la calle, sé que puedo tener más tiempo para mí si cumplo con las metas. No es solo el salario, porque este depende de mí".
Reconoce que ha tenido varias crisis en su trabajo, como la mayoría de personas, pero es necesario tener entereza para superarlas. "Aquí conocí a mi esposo y tuve mis hijos, puedo decir que todo lo que tengo se lo debo a mi trabajo".
Patricia Orozco, ejecutiva comercial en LA PATRIA.
Aconseja cuidar los trabajos estables
La recomendación que les da Álvaro Dávila Arango a los más jóvenes es que lo piensen muy bien antes de cambiar de trabajo, pues las condiciones laborales ya no son las mismas que él ha tenido durante 40 años en el Banco de Bogotá. Dávila Arango es el encargado de las remesas en la sede principal de la entidad en Manizales y asegura que espera pensionarse en unos cinco años.
"Si uno tiene un sueldo digno y garantías laborales es mejor no moverse. El que lo hace es porque no entiende en qué mundo laboral está, ni en qué país vive. La mayoría de trabajos son temporales, con bolsas de empleo y sin prestaciones. Ahora crearon los call center como mecanismo para controlar el desempleo, pero uno ve a esos muchachos sin mucho futuro", opina.
Dice que durante varios años perteneció al sindicato del banco y a la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), mediante lo cual lograron beneficios para los empleados. "Hay que resaltar que es de las pocas empresas que le cotiza a uno para la pensión por encima del salario, por lo que uno sale a ganar más cuando se pensiona, pero esto lo hemos logrado con exigencias", dice.
Asegura que los trabajadores como él, con varias décadas en la misma empresa, están en vía de extinción. Por ejemplo, en el centro de pagos del banco ninguno es empleado directo del banco, sino que los contratan mediante una bolsa de empleo. "Se acabó la estabilidad laboral y es muy complicado".
Álvaro Dávila está entre los empleados más antiguos del Banco de Bogotá en Manizales.
Se mantiene, pero cree en los cambios
Aprender y crecer como profesional es lo que le ha permitido a Natalia Londoño su trabajo como comunicadora en la Secretaría de Salud de la Alcaldía de Manizales, donde hizo la práctica profesional y se quedó. Lleva ocho años en la institución y asegura que se mantiene en la entidad porque le ha dado estabilidad y aprendizaje constante.
"Es estar dispuestos al cambio, no solo porque cada administración es diferente, sino porque las leyes y normas cambian, por lo que debemos estar atentos a esto", dice esta profesional de 32 años.
Sin embargo, ella es consciente de que todo tiene ciclos en la vida, por lo que en algún momento deseará cambiar de trabajo para aprender sobre otras perspectivas de su carrera.
"Creo que me he mantenido porque mis funciones no son monótonas, que es lo que más cansa a veces. Me parecen buenos los cambios, porque lo vuelven a uno más interdisciplinario", expresa Natalia, quien cree que es una ventaja tener un trabajo bueno y estable en una ciudad como Manizales.
Ahora, Natalia está segura de que ya tiene una experiencia importante, adquirió nuevos conocimientos y se siente preparada para enfrentar cambios en su vida laboral. "Creo que si se cambia para mejorar, si existen buenas oportunidades laborales, siempre será bueno trabajar en varias entidades, no solo en una toda la vida".
Natalia Londoño siempre ha trabajado en la Alcaldía de Manizales. Valora el aprendizaje de su trabajo.
"Me quedé porque es una buena empresa"
Otro ejemplo de estabilidad es Cristina López, quien asegura que le debe todo a su trabajo en la Universidad de Manizales, donde lleva 36 años.
Durante 28 años trabajó en el área de servicios generales, pero llegó un momento en que sus brazos se enfermaron y los médicos recomendaron reubicarla en un trabajo con menos esfuerzo físico. Desde ese momento, Cristina estuvo en mensajería y así fue durante tres años.
Luego, fue la encargada de manejo de la caja del parqueadero de la institución y ahora está a cargo de la unidad deportiva, donde los estudiantes piden turnos de espacios y de implementos.
"He estado aquí porque me han apoyado mucho, a pesar de que no estudié, no terminé el bachillerato y antes se conseguía trabajo más fácil, ahora se necesita ser bachiller hasta para barrer. Nunca he necesitado irme, porque acá le colaboran a uno mucho con el estudio de los hijos, además de que son muy humanos en el trato", resalta Cristina, quien labora de 2:00 de la tarde a 10:00 de la noche. Tiene dos hijos, una de 33 años y otro de 26 años.
Por ahora, Cristina, con 53 años, dice que le queda esperar la pensión, luego de dedicarle casi toda su vida a la universidad.
Fotos|Darío Augusto Cardona|LA PATRIA
36 años lleva Cristina López en la Universidad de Manizales. Ahora es la encargada de manejar el campus deportivo.
Cambia para escalar
Tener mejores condiciones laborales y más tranquilidad es lo que ha llevado a Juan David Castellanos a cambiar varias veces de empleo en casi cinco años que lleva trabajando.
Empezó haciendo domicilios en restaurantes y supermercados, luego de que tuvo que interrumpir sus estudios en comunicación social y periodismo.
Sin embargo, y gracias a que se ha capacitado mientras trabaja, consiguió un empleo en una cadena de ópticas que tiene varios establecimientos en Manizales. "Estoy muy contento porque me dejan estudiar. En los otros trabajos me aburrí porque uno no avanza, y si uno estudia es porque quiere una mejor situación económica", afirma.
Asegura que la ventaja de su actual empleo es que tiene tiempo para estudiar en las noches y descansa los fines de semana, contrario a cuando trabajaba en un restaurante, donde debía estar disponible casi siempre.
"Los anteriores fueron trabajos informales. En el actual tengo las prestaciones, me pagan horas extras y les gusta que estudie. Para mí lo más importante en un trabajo es que me dé tranquilidad. Por ejemplo, estuve en un call center, pero duré solo un mes, pues hay mucha presión y maltrato".
Relata que está dedicado a terminar su carrera, para luego salir de la ciudad y tal vez del país, para aprender otro idioma y buscar oportunidades. "También es importante hacer un posgrado, porque ahora es muy necesario", dice el joven de 29 años.
Foto|Darío Augusto Cardona|LA PATRIA
Juan David trabaja en una óptica y estudia en las noches.
Tiene 26 años y ocho de experiencia laboral
A sus 26 años, Lexandra Acevedo ha tenido siete puestos de trabajo. Cuando cumplió la mayoría de edad tuvo que empezar a laborar, pues su mamá se quedó sin empleo.
Los primeros trabajos fueron como mesera en cafeterías, bares y discotecas, y aunque algunos eran temporales, le permitían tener su sustento.
Luego, empezó a estudiar administración de sistemas informáticos, por lo que estuvo unos meses sin trabajar, pero fue imposible sostenerse y volvió a trabajar en discotecas, esta vez solo los fines de semana.
Después de haber avanzado en sus estudios logró tener un puesto por horas como secretaria de un abogado. También distribuyó volantes, y más tarde logró un contrato formal en un colegio, también como secretaria, aunque solo era por ocho meses al año.
"Como no tenía contrato ni un sueldo fijo, me busqué otro trabajo en una empresa de taxis. Me encargaba de recibir las llamadas de los servicios. Me dijeron que me iba a ayudar con el horario de la universidad, pero luego me informaron que no se podía, porque había que cumplir un contrato. Entonces dejé la universidad por un semestre".
A pesar de las dificultades decidió retomar los estudios y renunciar al contrato fijo para trabajar en la misma empresa, pero por días. Además, sus estudios le permiten trabajar con otras empresas en la elaboración de bases de datos. "Aunque yo cambié en muchos casos por necesidad, también lo hice para mejorar. En general a los jóvenes les gusta cambiar de trabajo, porque se aburren de la monotonía y les gusta probarse en su oficio o en su profesión", afirma Lexandra.
La meta que tiene es terminar su carrera en dos semestres y encontrar un trabajo más estable, mejor remunerado y con horarios que le permitan dedicarse a más labores.
Foto|Freddy Arango|LA PATRIA
En la actualidad Lexandra Acevedo tiene dos trabajos: en una empresa de taxis y en la Corporación Magusi (foto).
Para los empleadores
El docente Alejandro Moreno-Salamanca, de la escuela de negocios de la Universidad de la Sabana, Inalde, da recomendaciones para el manejo del personal:
1. Diseñe puestos de trabajo con sentido, en los cuales los empleados se puedan realizar como personas.
2. Al seleccionar personal no solo se base en las competencias laborales, también tenga en cuenta sus valores.
3. Entrene a sus empleados en competencias virtudes para la toma de decisiones.
4. Promueva a su personal basado en méritos que se puedan ver y premie los buenos comportamientos.
5. Remunere de manera justa, competitiva y generosa.
6. En los despidos vaya más allá de lo que exige la justicia. Proceda con caridad, para que no queden dudas de sus decisiones.
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