
RICHARD AGUIRRE
LA PATRIA | MANIZALES
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y a trabajar. Así inician sus días los mineros de Marmato.
A 10 metros dentro de la montaña, en la mina San Pedro, está el altar y una veladora con San Antonio, reconocido por ser el santo de los enamorados, pero en el municipio es la única prenda de garantía que tienen los mineros, porque de garantías laborales no se habla, es prácticamente un sueño.
"Le pedimos para que nos proteja, aunque en otros lugares las mujeres le piden al mismo santo para que les ayude a conseguir marido", dice entre risas Humberto Valencia, minero desde hace unos 20 años y propietario de San Pedro, mientras critica que en caso de accidentes no hay otra salida que correr con los gastos, pues hasta los bomberos denunciaron que no cuentan con el presupuesto ni las herramientas suficientes para responder ante cualquier eventualidad dentro de los socavones.
Sus risas se convierten en una manera de salirle al paso a la realidad que viven a diario en el occidente de Caldas. "Aquí lo único que funciona es el Sisbén, aunque para que a uno lo atiendan tiene que estar muy mal o lo mandan para una clínica", señaló.
Humberto recordó que luego de la tragedia ocurrida en El Playón (Riosucio), donde murieron 15 personas en mayo pasado, la Agencia Nacional de Minería prometió que trabajaría en coordinación con la Gobernación de Caldas para ofrecerles garantías a los mineros. Sin embargo, luego de tres meses, desconoce avances y las autoridades nunca les han comunicado cómo se va a hacer realidad la promesa.
Wilson Castro, personero del municipio, también criticó que el proceso no avanza. "Eso fue una promesa presidencial cuando pasó lo de Riosucio, pero desafortunadamente la locomotora de la formalización minera va muy lenta", cuestionó. Resaltó que lo poco que se hace en ese sentido no permite una formalización, porque todo es coordinado desde Bogotá.
Saúl Valencia tiene 65 años y también es minero en San Pedro, criticó que todo se queda en promesas. "El Gobierno dice una cosa, pero nunca pasa nada y solo benefician al extranjero, pero no a los pequeños mineros. No se dan cuenta de las condiciones en las que trabajamos".
Humberto trabaja en la boca del túnel de entrada de la mina y es el encargado de separar el material para beneficiar, es decir, elegir qué se saca de la mina. Después de unos 30 metros dentro de la montaña y entre ocho o 10 metros bajo tierra están otros 20 mineros.
Para Saúl Rodríguez, Marmato es una especie de barco sin salvavidas. Si la nave naufraga, las víctimas no tienen otra salida... "Como trabajamos de cuenta de nosotros, si pasa un accidente, pues nos toca pagar. No hay seguros ni nadie nos dice nada por el estilo", explicó Humberto.
A sus 65 años, Saúl Valencia ya no podrá aspirar a una pensión, debido a la actividad artesanal que realiza.
Frente a la situación, el personero volvió a cuestionar lo que pasa con el Gobierno Nacional y los procesos de legalización o de títulos mineros. "Los mineros solicitan acompañamiento estatal, pero hay solicitudes de legalización de títulos desde hace 15 y 20 años, pero la Agencia Nacional de Minería (ANM) las rechazó esta semana", insistió.
Saúl Valencia, quien trabaja en la mina San Pedro, está de acuerdo con el personero, y agregó que la causa del aumento de accidentes mineros en el municipio se debe al mercado negro de pólvora y explosivos, debido a la suspensión de venta de estos artefactos desde hace unos cuatro años. "En toda parte existe el mercado negro, entonces el que puede compra y trabaja con el contrabando que traigan", señaló, aunque destacó que quienes no tienen para comprar el explosivo ilegalmente, optan por trabajar con pólvora hechiza, que según él, es la más peligrosa.
"No entiendo por qué el Gobierno no nos vende explosivos y no se qué piensa con la economía de un municipio como Marmato, que es la prenda de garantía con la que el Gobierno presta la plata en el exterior", cuestionó Rodríguez, de nuevo.
Si por las minas llueve, por los lados de los bomberos no escampa. De acuerdo con el comandante de la institución en Marmato, José Hernando Gallego, apenas cuentan con un presupuesto de $32 millones para el año y solo cinco funcionarios son pagos. Los otros 22 son voluntarios. "El anhelado fortalecimiento lo prometieron varias administraciones, pero nadie cumplió y nos dejaron con un chorro de babas", criticó.
Agregó que para atender los accidentes mineros que van este año han tenido que usar la camioneta 4 x 4, que está orientada para la atención de incendios forestales. "Muchas veces a los mineros nos toca llevarlos al hospital y acostarlos en el platón. Nos toca violar todas las normas de seguridad, porque no tenemos como atenderlos adecuadamente", lamentó, e insistió en que cada vez hay menos voluntarios, pero hay más accidentes.
Si el cuerpo de bomberos no tiene las herramientas para responder, ¿quién las tiene?, es la pregunta que se hacen dentro de las minas del municipio.
Aunque la estación de Salvamento Minero fue inaugurada el pasado 21 de junio en el sector de El Llano, solo comenzará a funcionar desde el 2016. Catalina Gheorghe, directora de Salvamento de la Agencia Nacional de Minería, le dijo a LA PATRIA el pasado mes de junio que todavía falta dotar al 100% los gimnasios y que se construya una torre de entrenamiento para los socorristas. Además, aún no está el vehículo que servirá como ambulancia.
De acuerdo con los mineros, una barra de dinamita valía entre $5 mil y $10 mil hace unos cuatro años, pero hoy, el precio oscila entre $15 mil y $25 mil en el mercado negro.
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