ANDRÉS VILLAMIZAR
LA PATRIA | MANIZALES
Las residencias estudiantiles en Manizales volvieron a ver la luz.
El regreso a la presencialidad de las universidades significó un nuevo aire para este modelo de negocio, que venía funcionando a medias, ante la ausencia de estudiantes foráneos en la ciudad.
Oscuridad
El 16 de marzo de 2020, se suspendieron las clases presenciales para los estudiantes en el país, ante las medidas del Gobierno Nacional para contrarrestar los efectos de la pandemia covid-19. Esto generó un golpe para las residencias que alojaban a los universitarios que venían de otras ciudades.
Ahora, con el avance en el plan de vacunación y el retorno a la modalidad presencial, la oferta de apartamentos y habitaciones se vuelve a ver por toda la ciudad, generando otra reactivación para la economía regional.
La queja de algunos estudiantes tiene que ver con los aumentos de los arriendos entre el 13% y hasta el 16% con respecto a 2021 (Ver recuadro: las quejas).
La reactivación
La familia de Nubia Giraldo tradicionalmente ha mejorado sus ingresos con el alquiler de una de sus habitaciones a un estudiante universitario. Sin embargo, la pandemia la dejó sin inquilino y con su esposo desempleado durante ocho meses. Su creatividad le permitió solventar los percances y empezar a vender almuerzos para sustentar sus ingresos.
Este año arrendó nuevamente y además decidió continuar con la venta almuerzos y comidas para eventos sociales.
La Casa de Lu, es una residencia de estudiantes ubicada en barrio La Estrella. La administradora Lucero Cepeda, quien vive allí con sus dos hijos y sus mamá, cuenta que a la fecha ya tiene rentadas todas las 12 habitaciones que tiene disponibles para estudiantes. El año pasado solo tuvo ocupadas dos y les cobró la mitad del alquiler mensual.
Agrega: "la reactivación ha sido muy rápida, la sorpresa es que después de esa pandemia nos enfrentamosa a un alza de precios en los alimentos comidas, por lo que tuvimos que aumentar el paquete completo del alojamiento y comida".
Por la mitad de precio
Gloria Cañón alquila cuartos en ceracanías de la Universidad Autónoma de Manizales (UAM). Por la pandemia no pudo arrendarlos durante 2 años. "Ya pudimos volver a rentarlos y solventar los gastos, porque hubo meses muy delicados. Ya podemos ir saliendo de las deudas que dejó la pandemia", celebró.
Aunque en la mayoría de hospedajes universitarios se incrementaron los costos, Gloria dice que no subirá el alquiler este año y se mantendrá en los mismos $300 mil por la habitación. No ofrece alimentación.
La ventaja, asegura es que pertenece al grupo de Familias Anfitrionas de la UAM, lo que le facilita su oferta, ya que la institución educativa les informa a los alumnos foráneos sobre estos alojamientos.
Aumentos
Olga Lucía Giraldo lleva nueve años viviendo de la renta que le pangan estudiantes universitarios. Recordó que con la llegada de la pandemia y posterior desocupación enfrentó dificultades económicas, que le impidieron seguir pagando la escuela de fútbol de su hijo en Cali, por lo que el joven tuvo que volver a la casa.
Ahora tiene rentados los tres cuartos y pudo equilibrar sus ingresos. "Lo más bonito de este negocio es que los chicos comparten con nosotros como si fuéramos su familia".
Olga, a diferencia Gloria, sí aumentó el costo de la estadía mensual, incluyendo alimentación y lavado de ropa, por $700 mil. El año pasado pedía $600 mil, lo que significa un aumento del 16,6%. Asegura que se vio obligada ante las alzas en los alimentos y servicios públicos.
Lucero Cepeda asegura que el manejo de este modelo de negocio no es tan sencillo, ya que se tiene que pagar servicios públicos y, en su caso, arriendo. Antes rentaba a $750 mil, pero para este año aumentó a $850 mil, un alza del 13,3%".
Añadió: "Los muchachos cuentan con una casa amoblada, escritorio, cama, silla, espejo, papelera, alimentación de lunes a sábado; que incluye desayuno, almuerzo y cena. También el lavado de la ropa, el aseo de las áreas comunes e internet, entonces, si usted se pone a hacer cuentas no es caro".
Las quejas
* Shadia Gómez, estudiante peruana de la Universidad de Caldas, dice que antes de la pandemia pagaba de arriendo $750 mil, con alimentación. "Ahora me fue muy difícil encontrar una opción a ese mismo precio, duré cuatros días buscando, porque todo está cerca de los $900 mil, ha sido un cambio súper duro". Dijo que hay muchos lugares desorganizados y descuidados y que por esto muchos compañeros no han encontrado un sitio todavía.
* Andrea Morales es de Santa Rosa de Cabal y estudia en la Universidad de Manizales, comentó que el arriendo le subió $50 mil para este año en el barrio Campohermoso. En total paga $650 mil por su alquiler, más económico que sus compañeros de residencia, ya que ella solo está de lunes a viernes. Para la joven los cambios no han sido significativos en comparación con el año pasado.
* Julián Saavedra es de Florencia (Caquetá), el joven estudiante de la UAM resaltó la importancia de vivir en una residencia con alimentación. Manifestó que el arriendo en su antigua residencia subió $50 mil, para un total de $750, por lo que decidió optar por un lugar con un mejor precio y encontró un sitio a $620 mil con alimentación incluida, lamenta que solo sea de lunes a sábado.
La cifra
4,6% de los estudiantes viven en residencias universitarias:
*59,9% en casa de familiares o conocidos
*13,7% en vivienda con compañeros
*11,5% en alquiler con casa de familia
*10,3% Solo, en apartamento o arrendado propio.
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