Pasaron del rebusque a tener su propio negocio

Adriana Osorio
LA PATRIA|MANIZALES

200 personas, 120 desplazados y 80 integrantes de la Red Unidos, cumplieron la meta de tener negocio propio en Manizales, por medio de la Ruta de Ingresos y Empresarismo (RIE), del Departamento para la Prosperidad Social (DPS).

Según la entidad, este programa beneficia actualmente a unas 11 mil familias en el país y el 80 % de los nuevos comerciantes son mujeres. Las principales rutas de negocio se concentran en misceláneas, tiendas, comercialización de ropa y calzado y confección.

Los beneficiados reciben capacitación en administración de negocios, atención al cliente y manejo de inventarios, además de apoyo psicológico para su grupo familiar.

LA PATRIA habló con algunos integrantes de la iniciativa. Ellos aseguran que la vida les cambió por completo con el programa, pues antes salían a la calle a rebuscarse el sustento y a veces tenían que dejar solos a sus hijos. 

La oportunidad la encontró en un café internet

Luego de trabajar durante unos 30 años como empleada doméstica, Rosalba Vásquez Giraldo se volvió comerciante. Ahora, asegura, no se cambia por nadie, pues su calidad de vida y la de su familia mejoraron ciento por ciento.
Rosalba tiene desde febrero pasado un café internet en el barrio El Galán, de Manizales, donde reside con su esposo, tres hijos y un nieto. El negocio lo adecuaron en el garaje, donde tiene cuatro computadores, en sus respectivos cubículos, una impresora y una vitrina en la que ofrece desde maquillaje hasta algunos productos de papelería.
"Siempre trabajé como empleada, pero la vida así es muy complicada, pues salía temprano y regresaba en la noche, por lo que no podía estar pendiente de mis hijos. Los ingresos son mejores, y ahora que mi hija está sin trabajo no ha sido tan difícil como otras veces. Esto nos cambió la vida, me parece maravilloso", expresa la señora.
Cuenta que entró a la convocatoria después prepararse en el Sena como auxiliar de cocina. "Me llamaron de Enganche Laboral, les dije que me gustaría trabajar en otra cosa diferente, y que también me gustaba trabajar vendiendo mercancía por catálogo. Me dijeron que reunía los requisitos para entrar al programa".
Explica que el programa del DPS le entregó dos computadores, los cubículos, la impresora y una vitrina con la mercancía, con lo que estableció su negocio, que escogió porque la comunidad del sector tiene poco acceso a internet. "Con las capacitaciones y la ayuda de mis hijos aprendí a manejar los computadores, y les ayudo con las tareas a los niños que vienen. A todos en casa nos concientizaron de lo importante que es ayudar, porque nos vamos a beneficiar", relata Rosalba.
Ella espera que su negocio crezca, por lo que con las ganancias compró otros dos computadores de segunda, en buen estado, además de que surte con frecuencia la vitrina. "A algunos nos dieron después $ 500 mil más y terminamos el curso de servicio al cliente, pero seguimos estudiando. Sigo pendiente deel proceso, porque me parece muy bueno".

Se aliaron con restaurante y avícola

José Abel Cardona y Jairo Jiménez tienen cada uno su unidad productiva, pero se aliaron para operar en el mismo local, en el barrio El Carmen.
José Abel llegó hace dos años huyendo de la violencia en Segovia (Antioquia), es oriundo del corregimiento de Bolivia (Pensilvania) y llegó a la capital caldense porque en la ciudad vive su hermana.
"Cada uno empezó con su negocio aparte, pero decidimos unirnos para ahorrar dinero. Me tuve que venir de Segovia porque estaban matando a los vendedores ambulantes y yo me dedicaba a esa labor. Hice un curso de cocina básica y vegetariana en el Sena, dos de manipulación de alimentos y uno de carnes y vegetales. Por esto decidí montar el restaurante Sopas y Sopas".
Relata que el DPS le entregó un millón 900 mil pesos de capital semilla y desde enero tiene el restaurante. Además, le entregaron una estufa industrial, una vitrina de calefacción y una greca. Luego de esto ha recibido dos ayudas más, de $ 500 mil en remesa y $ 600 mil para otros gastos. Con el dinero que recibió recientemente mandó a fabricar una estufa.
En Sopas y sopas los usuarios encuentran almuerzos caseros de $ 4 mil y lo que José Abel llama combinados, de $ 2 mil y $ 3 mil. "Los mejores días son los sábados y domingos, mucha gente no cocina en la casa esos días".

Avícola en el restaurante

El compañero de local de José Abel, Jairo Jiménez, agradece tener su negocio, pues dice que el trabajo como vendedor ambulante es muy difícil, sobre todo por el clima y el acoso de los funcionarios de Espacio Público.

Antes de ser vendedor, Jairo trabajó en el campo, por lo que se capacitó en mayordomía, pero no pudo conseguir trabajo en esa labor. "Llevaba ocho meses como vendedor en los alrededores de la Plaza de Bolívar de Manizales, pero es muy duro. Desde el 18 de enero abrí el negocio y me incliné por una avícola, porque la comida es lo que más se vende. También ofrezco otros productos básicos de la canasta familiar, como pescado, arroz, granos".

A Jairo, el programa del DPS le entregó un congelador, una vitrina y estantería, además de una ayuda de abarrotes. "Luego compré la nevera. Además, llevo dos años estudiando en el Sena, y completé 20 horas de atención al cliente, 60 horas de pastelería y panadería, 90 horas en carnes y vegetales y 20 horas de manipulación de alimentos", cuenta el señor, también oriundo del corregimiento de Bolivia, de donde tuvo que salir por la violencia en el 2002.

Cumplió el sueño de tener una cacharrería

Claudia Aguirre, residente en el barrio El Carmen, cumplió su sueño de tener una cacharrería. Aunque siempre ha sido ama de casa, ella siempre pensó en vender variedades para ayudar con el sustento de su familia. Por eso cuando salió beneficiada con el programa de la Ruta de Ingreso y Empresarismo lo primero que dijo es que quería tener este tipo de negocios. "Me ha ido bien, aunque por ahora les vendo a las vecinas y a las amigas, pues no mucha gente sabe que existe el negocio".

Brillos, esmaltes, tarjetas, bombas, afiches, chocolates, ropa de bebé, juguetes y artículos de papelería es lo que ofrece Claudia en la entrada de su casa. "La próxima meta es tener local por la calle 19, pues es por donde transita más gente y se podría vender más. Estoy feliz porque esto es propio y puedo seguir con las labores del hogar", relata.