ADRIANA OSORIO
NEGOCIOS | LA PATRIA
Sin buscarlo, Gustavo Giraldo, habitante de Villamaría, se ganó un problema por un supuesto obsequio que le ofrecieron en una llamada a su celular.
En junio del año pasado le ofrecieron una tarjeta que supuestamente le serviría para obtener hospedaje gratis en varios hoteles de la Costa Atlántica, mediante la empresa Conextravel.
"Desde el inicio quise colgar, les dije que no viajo, pero insistieron en que era gratis y empezaron a convencerme. Me decían que no me costaba nada y que si no me interesaba la tarjeta, se la podía dar a un familiar. Luego de un rato de conversación me dijeron que, como todo obsequio, yo tenía que pagar un porcentaje. Les dije que no", relató.
La sorpresa para Gustavo llegó días después cuando recibió un paquete con un maletín, un termo y la tarjeta para visitar hoteles. Al tercer día devolvió los implementos y llamó a aclarar que no le interesaba el obsequio, pues le dijeron que tenía que pagar el IVA.
"Sin embargo, al mes me llegó la cuenta de cobro a mi tarjeta de crédito Falabella de lo que supuestamente compré y eran como $600 mil que había que pagar. La cuota era de $32 mil, más el manejo de tarjeta, que era de cerca de $13 mil. El pago lo difirieron a 12 meses", contó.
Gustavo se comunicó por escrito con el banco Falabella con el fin de que no se hiciera efectivo el cobro, pues no quería el servicio que le ofrecieron.
Seis meses de proceso
En la respuesta que le dio el banco a Giraldo explican que la tarjeta de crédito es solo un medio de pago del usuario. Confirmaron que la compra sí se hizo con la empresa Conextravel Internacional, establecimiento comercial no presencial. "...para este tipo de compras es necesario contar con información que solo el titular conoce y debe tener bajo su custodia, como el número completo de la tarjeta de crédito CRM Falabella, código de seguridad y sus datos personales", dice la carta.
Sin embargo, Gustavo asegura que nunca le pidieron el número de su tarjeta. Luego de la insistencia del señor, mediante peticiones y cartas al defensor del consumidor, por fin, en diciembre pasado se solucionó el inconveniente y el banco dejó su saldo en cero.
Angélica María Gaviria, gerente de Conextravel, confirmó que le vendieron un producto al señor Gustavo, pero enfatizó en que en ningún momento lo engañaron, pues él mismo suministró los datos, como dirección y el número de su tarjeta de crédito. "Esos números nosotros no los tenemos, incluso no sabemos cuándo una persona tiene tarjeta de crédito. No somos una empresa de garaje", aclaró Gaviria, y agregó que se dedican a incentivar el turismo, mediante diferentes canales, como raspa y gana en centros comerciales, ventas puerta a puerta y telemercadeo.
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Aquiles Lobos Ibaceta, gerente de División de Canales del banco Falabella, aclaró que el funcionario que llamó a Gustavo Giraldo no pertenece al banco y aseguró que la empresa Conextravel no está vinculada a la entidad financiera. Resaltó que le solicitaron a la empresa que vendió el servicio que le revertiera el pago.
"Es un proceso demorado, pero se solucionó. El problema es que la gente poco a poco va dando sus datos y entrega el número de sus tarjetas débito o crédito de cualquier banco. Eso fue lo que pasó. Nosotros no podemos ni debemos entregar información de nuestros clientes".
Destacó que hay tener en cuenta que solo con el número de la tarjeta de crédito se pueden realizar transacciones por internet, por lo que es importante no entregar a cualquier persona los números ni el plástico. "Esto ocurre en todo el mundo, el cliente es el que da los propios datos y a veces no es consciente de esto", dijo,
Abra los ojos
Alejandro Giraldo, superintendente Delegado para el Control y Verificación de Reglamentos Técnicos y Metrología Legal de la Superintendencia de Industria y Comercio, recordó que este tipo de situaciones se catalogan como ventas a distancia, en las que el consumidor no puede tener la información palpable, por lo que debe tener mayor cuidado. Además de que se arriesga a ser víctima de una estafa, mediante las llamadas a distancia, las personas tienen más desventajas sobre la información del producto o del servicio que le ofrecen. Por esto, el superintendente hace recomienda lo siguiente:
* Siempre que reciba una llamada en la que le ofrezcan un producto es mejor que desconfíe porque puede que no sea un vendedor real o que le estén ofreciendo un servicio o producto que no existe, es decir, que lo estén engañando.
* Jamás dé información de sus cuentas y tarjetas débito o crédito por teléfono. Las entidades bancarias nunca las solicitan por este medio, ni por internet. Si tiene dudas, acuda a una oficina de la entidad.
* Si decide comprar lo que le ofrecen, tenga la precaución de tomar los datos de la persona que está llamando y a qué entidad pertenece. Normalmente no son las entidades financieras porque estas no se dedican a la venta de productos.
* Si le dicen que lo llaman de un banco y que por su buen comportamiento con la tarjeta tiene descuento especial, dude de la llamada porque generalmente es un engaño.
* Si a pesar de los consejos, la persona aprueba la transacción y luego reacciona, puede acudir al derecho de retracto. Es decir, dentro de los cinco días siguientes se puede arrepentir de la adquisición, e incluso pedirle al banco la devolución del dinero, si ya pagó. Lo único que debe decir es que ya no quiere el producto o servicio.
* Si es necesario, debe solicitar la reversión de pago, si fue una transacción electrónica. Esto significa pedirle al banco que la operación la revierta y le vuelvan a consignar el dinero.
* En caso de que el vendedor no cumpla con el derecho de retracto, el consumidor puede demandar la situación ante la Superintendencia de Industria y Comercio. Lo puede hacer mediante la página web Demanda ante la Superintendencia a través de la página web de la entidad http://www.sic.gov.co. En la pestaña Asuntos jurisdiccionales y luego en la opción Demande aquí, puede interponer su demanda, sin necesidad de un abogado.
Normas para productores y proveedores
Según la Superintendencia de Industria y Comercio, las ventas a distancia son aquellas que se hacen sin que el consumidor tenga contacto directo con el producto que adquiere. Los productores y proveedores utilizan medios como correo, teléfono, catálogo o vía comercio electrónico. Estas son sus obligaciones:
1. Entregar al consumidor los productos atendiendo las condiciones de calidad e idoneidad contratadas, las anunciadas, las legalmente exigibles o las condiciones ordinarias y habituales del mercado.
2. Dejar claros, en sitios visibles, los términos y condiciones de la garantía ofrecida.
3. Utilizar información y publicidad que corresponda a la realidad, que sea veraz y suficiente y que no induzca al error al consumidor.
4. Cerciorarse de que la entrega del bien o servicio se realice en la dirección indicada por el consumidor y que este ha sido plena e inequívocamente identificado.
5. Permitir que el consumidor haga reclamaciones y devoluciones en los mismos términos y por los mismos medios de la transacción original.
6. Mantener los registros necesarios y poner en conocimiento del consumidor el asiento de su transacción y la identidad del proveedor y el productor del bien.
7. Informar, previamente a la adquisición, la disponibilidad del producto, el derecho a retractarse, el término para ejercerlo, el término de duración de las condiciones comerciales y el tiempo de entrega.
Cómo detectar un engaño
Según la Superintendencia de Industria y Comercio, una información comercial es engañosa cuando la información sobre restricciones, limitaciones, excepciones y condiciones adicionales para la adquisición del producto o servicio no se incluye en la propaganda comercial y no tiene similar notoriedad al ofrecimiento del producto o servicio.
También cuando se ofrecen productos o incentivos con deficiencias o imperfectos, usados, remanufacturados, remodelados o reconstruidos, próximos a vencerse y de colecciones o modelos anteriores, sin indicar esas circunstancias de manera clara y precisa.
Además, cuando ofrecen de manera gratuita productos, servicios o incentivos, si la entrega de los mismos está supeditada al cumplimiento de alguna condición del consumidor que no se indica de manera clara, como le ocurrió a Gustavo Giraldo.
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