LUIS FERNANDO RODRÍGUEZ
LA PATRIA | SALAMINA
El 6 de abril del 2017 un incendio en la Calle Real hizo cenizas los proyectos de 8 propietarios de predios, 13 núcleos familiares y 22 comerciantes, según el reporte de la Secretario de Planeación Municipal.
Luego de un año de la conflagración, en medio de recuerdo, decepciones y esperanza, algunos afectados cuentan sus historias para superar la tragedia histórica y familiar que acabó con 21 locales y 6 viviendas.
Fortaleza
María del Carmen Arias es cabeza de hogar de una de las 13 familias. Vivía como inquilina en la casa del comerciante Alonso Martínez, inmueble declarado patrimonio. “En el incendio perdí todo. Quedamos con la ropa que llevábamos puesta, pero uno agradece a Dios por la vida”, sostiene.
María asegura que la Alcaldía ha hecho poco por ella y sus cuatro hijos. “De todas maneras uno se encariña con lo que me han regalado. Pero con esto uno aprende a no apegarse a lo material y que la vida es el presente”, dice.
Recuerda que la noche del incendio, cuando llegó del trabajo, Diego Andrés, su hijo de 14 años, ya estaba en la casa y ella salió a comprar unos panes a la plaza de Bolívar. "Como a las 8:45 de la noche escuché la sirena, pensé que era un incendio forestal. Me alarmé cuando vi que la gente subía y bajaba gritando que la Calle Real se quemaba", relató.
Cuando llegó a su casa todo estaba bajo las llamas y las tejas se caían. Su mayor preocupación fueron sus hijos, pero su hermana la tranquilizó: "Los niños están donde la abuela (barrio Fundadores) no se preocupe".
Al día siguiente su amiga Alba Lucia la llamó para que la registraran en la lista de damnificados. Miembros de la Gobernación le dieron un kit de aseo y un mercado, y la Alcaldía, un kit de cocina.
“En una reunión nos hicieron muchas promesas, pero nada sucedió. A los inquilinos nos invitaron a pocas reuniones, porque no éramos los dueños de las casas, ni de los negocios”, reclama.
Dice que lo más importante es conseguir una casa para ella y sus hijos. “Nos dijeron que debemos tener $7 millones y dos salarios mínimos para sacar un préstamo en el banco, yo solo me gano el mínimo. Sin embargo, soy favorecida por Dios, tengo la suficiente fortaleza para volver a empezar y son experiencias que ayudan a madurar”, explica.
Nostalgia
La casa de Evelio Gutiérrez Arias, ubicada en carrera sexta con calle octava, era patrimonio y tenía 150 años de historia. Estaba construida en tapia, bahareque, guadua y teja de barro.
Evelio, apicultor de profesión, recuerda que allí siempre vivió su familia. Julio Enrique Gutiérrez Gómez, su padre, fue joyero de profesión, le gustaba la música, la lectura y perteneció a una sociedad de esperantistas. Su madre aún vive y tiene 93 años. “En la que era mi casa funcionó una de las primeras bibliotecas públicas de Salamina. Mi abuela alquilaba libros, el pasatiempo favorito en aquella época”, comenta.
En el momento del incendio, Evelio regresaba de La Cuchilla. "Cuando llegué a la Calle Real vi que varias personas derribaban la puerta de la casa de mi vecino Aurelio Giraldo, las llamas salían incontrolables. Los Bomberos intentaban apagarlas, pero el fuego los devolvió. Entraron de nuevo, el piso se hundió y uno de ellos quedó colgando”.
Dice que salió corriendo a su casa para sacar a su mamá y a una vecina. “Tengo mucha nostalgia. Ahora me doy cuenta de la falta que me hace una vivienda propia. Allí se me quemaron varios cajones con las colmenas de abejas, al igual que las herramientas del taller de joyería que heredé de mi papá", sostiene y agradece a quienes le ayudaron a pagar el arriendo y los servicios, sin ningún interés.
"Ahora estoy sin trabajo. Que nos ayuden a construir, porque quedamos en la calle. Es triste salir con un pantalón, unas sandalias, una camisa y un gorro. Da mucha angustia ver ese hueco ahí donde antes estuvieron nuestros hogares”.
Entrega
Aurelio Giraldo Calderón, es pensionado y vive en Barranquilla, porque su familia es originaria de esa ciudad. Tenía una casa y tres locales comerciales alquilados.
Durante este año ha gestionado recursos, ha hecho reclamos y ha invertido en la recuperación de sus propiedades. Se considera vocero oficial de los damnificados y pertenece a la Veeduría Interdisciplinaria de Caldas, capitulo Salamina, como vicepresidente. “Se comenta que no se ha hecho nada, pero en este archivo de 380 folios hay derechos de petición, correspondencia, pruebas y una acción popular”, precisa.
Señala que el proceso no va acelerado ni lento, que marcha quemando etapas. “Estamos próximos a que se nos presente la maqueta que hizo la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Medellín para entrar a convenir. Esperamos que en cinco meses se inicien las obras de restauración”, confía.
El pasado 9 de abril se reunió el Comité Técnico de Intervención Zona del Incendio para evaluar los avances y entregar tareas. James Peña Garzón, director Ejecutivo de la Fundación Escuela Taller de Caldas de Salamina, lideró la reunión.
2017
Junio: Antonio José Duque Salazar instauró una acción popular ante el Tribunal Administrativo de Caldas, contra el Ministerio de Cultura, la Gobernación de Caldas, la Alcaldía de Salamina y la Secretaria de Cultura de Caldas.
Julio: La Alcaldía y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD) logró la consecución de materiales de construcción por valor de $600 millones de pesos.
Septiembre: Corpocaldas presentó estudio de suelos y recomendaciones de cimentación para la reparación de las edificaciones incineradas del patrimonio cultural, así como el levantamiento topográfico.
Octubre: Se firma un convenio entre la Unesco, Mincultura y la Fundación Escuela Taller de Caldas por 70 mil dólares.
Noviembre: Se firma un convenio entre la Alcaldía y la Universidad Nacional, sede Medellín, para la elaboración del anteproyecto arquitectónico de la zona afectada, por $40 millones. También se realizó un convenio con la Secretaria de Vivienda del Departamento para la reconstrucción por $88 millones. Se establece el Comité Técnico responsable del seguimiento del proyecto con la Unesco.
2018
Febrero: Corpocaldas entregó a los propietarios damnificados 9 mil pulgadas de madera en bloques para puertas y ventanas. El maestro Fernando Macías Vásquez realizó el análisis y protección de las tapias que se salvaron.
Marzo: Por solicitud de los comerciantes y propietarios afectados se entregó en partes iguales $6 millones 785 mil 500, dinero donado por personas naturales y jurídicas en una cuenta de ahorros.
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