JUAN CARLOS LAYTON
LA PATRIA | MANIZALES
Orfanery Herrera es habitante de La Felisa, centro poblado de La Merced. Asegura que en general ha sido feliz durante los 47 años que ha vivido en el sector, excepto por los últimos años, donde siente que cada vez hay mayor incomunicación con sus vecinos.
Lo mismo siente su esposo, Alexánder Londoño, quien destaca que allí crecieron, se casaron y posteriormente criaron a sus cinco hijos que hoy tienen entre los 13 y 25 años de edad.
El gran problema se centra en las traviesas o tramos de ferrocaril que trajo hace una década el proyecto Tren de Occidente, con la promesa de rehabilitar el tren y crear un corredor entre Buenaventura y La Felisa.
Sin embargo, después de 10 años, las traviesas que prometían ser paso al desarrollo, se convirtieron en muros que les impiden ver a sus vecinos y caminar tranquilamente por las calles.
A cambio, las barreras se convirtieron en escondites para quienes consumen drogas, espacios para la proliferación de zancudos y animales como culebras y roedores, que ponen en riesgo la población.
Varios problemas
Valentino Hidalgo González, presidente del Concejo de La Merced, asegura que las quejas de la comunidad han sido continuas, especialmente en los últimos años, no solo por la inseguridad, sino por el incremento de enfermedades y la dificultad para salir de sus casas.
"La ubicación fue supuestamente temporal, dizque porque iban a abrir esta vía, pero esto nunca se dio. Hemos tenido varios enfermos, en especial ancianos, que nos toca sacar cargados hacia Supía o Manizales", destacó.
Según González, hay terrenos hacia donde podrían ubicar estos rieles, sin afectar la comunidad. "No tenemos nada con el proyecto, y ojalá llegue, pero eso no se puede dejar tirado eternamente en este caserío de unas 60 viviendas", explicó.
Los rieles ocupan cerca de 2 kilómetros de distancia, desde la quebrada Barrancas hasta el punto conocido como Puerto Leña, por lo que los habitantes tienen que buscar algún hueco para pasar a las casas que están al frente o salir del lugar.
El freno
El problema del Tren de Occidente es que aunque se prometió que llegaría hacia finales del 2015 o principios del 2016, persiste la quietud de las obras en todo el país, y la intención de la concesión Ferrocarril del Pacífico (FDP) es entregar el proyecto.
El año pasado se conoció la carta que le envió FDP a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), con respecto a que están cesando operaciones, sin dar mayores explicaciones.
Esto hizo más complejo el mantenimiento y operación de este corredor férreo, de unos 500 kilómetros. De llegar a retirarse este concesionario, controlado en cerca del 90% por la firma Impala, filial de la suiza Trafigura, se vería sometido a sanciones y multas, y no podría volver a contratar con el Gobierno Nacional por lo menos en 10 años.
En el caso de Caldas persiste la demanda de arbitraje que presentó la concesión Tren de Occidente, encargada de construir el tramo entre Zaragoza (Valle del Cauca) y La Felisa, de 112 kilómetros.
Su reclamo se centró en el supuesto incumplimiento de términos del Gobierno para comprar algunos predios y extender redes hasta La Felisa.
Mientras tanto en La Felisa, los habitantes siguen esperando a que les muevan estos muros que iban a ser una vía de transporte y que hoy se convirtieron en grandes materos para la maleza.
LA PATRIA consultó con la ANI sobre cuál va a ser el futuro de estos rieles, pero aunque el departamento de comunicaciones sostuvo que estaba consultando con representantes del modo férreo, al cierre de esta edición no se obtuvo ninguna respuesta.
Algo de historia
* El proceso ha estado lleno de inconvenientes, pues el contratista original para el mantenimiento y operación del corredor desde Buenaventura hasta La Felisa, de unos 500 kilómetros, era Tren de Occidente.
* En el 2007, luego de dos años de incertidumbre y de varias demandas, se firmó un acuerdo de entendimiento, por medio del cual el contrato de concesión se cedería a Ferrocarril del Oeste, hoy del Pacífico.
* Aunque la cesión era total, Tren de Occidente quedó con la responsabilidad de concluir varias obras en el tramo Zaragosa y La Felisa, luego del nuevo pacto que firmó con el anterior Instituto Nacional de Concesiones (Inco), incluyendo la variante de Pereira, Caimalito y Cartago.
* Tras varios meses de negociaciones y con el acompañamiento de la ANI, en el 2012 el Gobierno aceptó la inyección de 70 millones de dólares de un consorcio colombo- israelí, conformado por RDC y Mariverd, con la condición de que los primeros propietarios retiraran sus demandas contra la Nación.
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