LA PATRIA | MANIZALES
La pandemia ha otorgado a los domiciliarios un protagonismo que jamás habían tenido.
Según un reciente informe de consumo de la firma Raddar, en el último mes el 43,78 % de los hogares solicitaron un domicilio. Cuando se les preguntó: ¿Pidió un domicilio ayer?, el 33,3% de las personas respondió que sí, mientras que en marzo del 2019 el porcentaje fue de 27,5%.
En las calles
Los domiciliarios no se paralizaron cuando el mundo se detuvo para el resto de la población.
Son fáciles de detectar en las calles, caminan encorvados mientras un morral les cubre la mitad de su espalda, otros descansan en los parques o escaleras sin despegar el ojo del celular, a la espera de una notificación de un pedido que les salve el día.
Algunos de ellos son experimentados, otros cargan con la desventaja de ser noveles, pues al comienzo de la emergencia autogestionaron un futuro, que se veía sombrío.
LA PATRIA hizo un recorrido por Manizales y encontró algunas historias que hay detrás de estos personajes.
Fue un respiro
Un hombrecito delgado esperaba el jueves un pedido en La Suiza al lado de su bicicleta. Si no fuera por un gran bolso rojo que llevaba a cuestas, se podría pensar que es un ciclista que rompió su dieta y decidió comprar alguna de las tortas que reposaban en la vitrina del negocio.
Es el quindiano Duver Andrés Díaz, un domiciliario de la plataforma iFood. Hace dos meses consiguió el trabajo, después de que el restaurante Mauro Parrilla, en el que laboraba como parrillero, cerrara sus puertas.
“Esta es la única forma de empleo que tengo ahora. Debo responder por mi esposa, hijo, suegra y mi cuñado, porque soy el único que tiene un trabajito”.
Aunque la historia de Díaz puede sonar desdichada para los demás, él exhorta al optimismo y cree que este cambio laboral es más fiel a su estilo de vida. “Estoy mucho mejor, porque desde hace cuatro años mi pasión es montar en bicicleta. Hago deporte, gano dinero y estoy sobreviviendo con $30 mil o $50 mil diarios”.
Tras cinco minutos de espera, el ciclista recibe una malteada y 8 milhojas, que terminaron en el Palacio de Justicia. Duver considera que este pedido fue fácil, en comparación con otras ocasiones en las que se ha perdido con las direcciones, ha recorrido más de 20 minutos o ha cargado con el peso de tres pollos.
Entre días buenos y pésimos
Juan Daniel Giraldo es de aquellas personas que muy pocas veces se encargan de la tarea de mercar para la casa. Sin embargo, la situación y su nuevo trabajo en Rappi ahora lo obliga al trajín de las compras ajenas en supermercados. El jueves recorría con un poco de timidez los pasillos de Carulla. “Uno hace pedidos de alcohol, medicinas, restaurantes, mandados, pero lo más complicado son los mercados, porque la gente pide cosas desconocidas”.
Giraldo es estudiante de Agronomía en la Universidad de Caldas y laboraba desde hace un año en un Call Center, pero fue despedido cuando empezó la cuarentena.
“El cambio fue brusco. Allá siempre estaba quieto, encerrado y sin esfuerzo físico. Ahora me toca salir todo el tiempo, sin saber a qué horas voy regresar a casa, porque la remuneración es proporcional al esfuerzo”.
Tiene bajo su responsabilidad a su hermana, madre y padre. Cuenta que los fines de semana, son los días más fructíferos porque alcanza a hacer entre 23 y 25 pedidos, lo que significa que podría estar llevando a su casa $100 mil.
Pero a estos días le suceden los lunes, en los que reúne solo entre $15 mil y $20 mil.
Una gran responsabilidad
De Alberto*, de 26 años y contextura gruesa, se puede hablar de dos maneras: como el operario de planta de una empresa de alimentos, de la que fue despedido por la crisis y dejó de ganar un salario mínimo.
Y segundo, como el empleado de Domiexpress, donde lleva dos meses trabajando y su sueldo depende de lo que logre reunir en el día.
“Antes me tocaba estar pendiente de unas máquinas y tenía un salario seguro. Ahora debo estar para arriba y para abajo con la incertidumbre de cuánto alcanzaré a reunir”.
Alberto dice que en un día bueno se gana entre $30 mil y $40 mil, pero este dinero no le alcanza para solventar los gastos en su hogar. “Es muy duro. Debo sostener a mis esposa, que está embarazada, dos hijos y dos hijastros. Me da miedo exponerme, pero no me puedo quedar encerrado, pues uno de qué va a vivir ”, lamenta.
A estas responsabilidades se suman el pago de la gasolina para la motocicleta y un préstamo que solicitó a través de un gota a gota. “Cada tres días le echó $20 mil a la moto y todos los días vienen a cobrarme”.
*El nombre fue cambiado por petición de la fuente.
Pérdidas de empleo
Según el reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desempleo, en Manizales, del trimestre febrero- abril llegó a 16,6%, cifra que no se alcanzaba desde el mismo periodo en el 2010.
Se registró un aumento de 3,9 puntos porcentuales, con respecto al mismo trimestre del 2019, cuando el indicador de desocupados fue de 12,68%.
171 mil 99 personas están ocupadas y 34 mil 271 desocupadas. Comparado con el 2019, hay 7 mil 742 personas más que entraron a la lista del desempleo.
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