NEGOCIOS | MANIZALES
Se convirtieron en la cara positiva y solidaria de la tragedia. Después de los deslizamientos de tierra del pasado martes 19 de abril en Manizales y que dejaron 17 muertes y 2 mil 954 familias afectadas, estos hombres y mujeres cambiaron sus actividades normales para atender los cerca de 290 puntos que hoy están registrados como zonas de riesgo en la ciudad.
Saben a qué horas entran a sus labores, pero pocas veces a qué horas salen. Sin embargo, trabajan con el mismo amor y pasión, y aunque algunos también son damnificados, cuando se les pregunta, la primera respuesta es: "hay que estar al frente para colaborar lo más que se pueda".
Guardiana de la ladera y de los derrumbes
Ana Patricia Betancurth lleva unos 2 años como Guardiana de Ladera. Aunque su tarea habitual es la rocería y limpieza de canales, desde el trágico martes le puso la cara a los derrumbes. Mientras se quita el casco y se soba la cabeza, asegura que esta es de las tragedias más duras que ha enfrentado en la ciudad, debido a las afectaciones que se ven por todos lados. Eso hizo que las 115 mujeres que hacen parte de este programa se enfocaran a atender esta emergencia, limpiando calles y sacado tierra de todas partes. Su trabajo también se incrementó, y comenzaron a laborar desde las 7:00 a.m hasta las 5:00 p.m, incluyendo sábados y domingos. Normalmente solo trabajan medio día. "En Cervantes también me tocó, pero era en un sitio puntual, ahora es por toda la ciudad. Gracias a Dios en nuestra casa no nos pasó nada, por el sector del Bajo Andes", resalta. También asegura que han tenido sustos muy fuertes. "Uno fue en el barrio Aranjuez, donde estábamos limpiando y nos hicieron salir corriendo por el riesgo de un derrumbe". "De todos modos es con mucho amor, porque es un granito de arena para ayudar a las familias afectadas", sostiene, mientras se despide afanada.
De operario a quitar escombros
Jhon Jairo Hernández labora como operario hace cuatro años en la Empresa Metropolitana de Aseo (Emas). Actualmente hace el mantenimiento de contenedores. Sin embargo, desde el martes 19 de abril está en las calles limpiando y quitando pedazos de derrumbe. Su situación es más compleja, pues además de estar al frente de la tragedia, es damnificado. "Mi casa, en el sector de Alta Castilla, se averió y me hicieron desalojar. Son grietas muy grandes, de tres metros de profundidad por dos de ancho. Hasta en la carretera nos tocó amanecer", resalta. Luego de salvar a su familia, compuesta por seis personas, cinco adultos y una niña, Jhon Jairo volvió a sus tareas. Asegura que cada recorrido que hace, siente como si fuera su propio drama. "Es la primera vez que me toca una emergencia tan fuerte. En la empresa me han colaborado mucho. Fueron cuatro días enteros trabajando alrededor de mi casa, día y noche, para tratar de limpiar, lavar, recoger escombros y ayudarles a los vecinos para que saquen sus trasteos. Aunque muchos lo perdieron todo", se lamenta. También deja una enseñanza: "Esto se debe a las mismas personas que no aprendemos y seguimos tirando escombros a las laderas", critica.
Voluntario hasta en las tragedias
Ildefonso Castaño García lleva 50 años como voluntario del Cuerpo de Bomberos. Ha servido en municipios como Marulanda, Pensilvania, Quinchía (Risaralda), Aranzazu y actualmente en Manizales. Aunque no recibe remuneración, este jubilado hace 22 años de la Chec, asegura que siempre está listo para atender las tragedias que se han presentado en la ciudad. Recuerda la de Bosconia y Cervantes. También hizo parte del rescate del bus en la quebrada La Mula, en el sector de Letras, y los niños de La Gruta. "Pregúnteme mejor qué no hemos hecho en esta tragedia, han sido siete frentes de trabajo, recuperando cuerpos, voleando pala, sacando agua, personas lesionadas, y controlando al público, que es lo más complicado", asegura, mientras lava una calle en el sector de Ruta 30. "Es que no fue más grave la situación por la prevención que se hizo, pero estuvo terrible". Sostiene que en su casa, ubicada en la parte baja del barrio El Campín, no sucedió nada, aunque cerca colapsó una vivienda y dos personas adultas fallecieron. "El problema es que no nos han puesto el agua. Mire las paradojas, y echando agua aquí a la lata", resalta, mientras suelta una carcajada.
Carrera para monitorear las montañas
Aunque John Jairo Chisco Leguizamón, subdirector de infraestructura ambiental de Corpocaldas, tiene entre sus tareas habituales monitorear las zonas de riesgo, reconoce que con la actual situación su trabajo se incrementó. Desde antes de que salgan los primeros rayos del sol está listo para acudir a estas zonas y tomar decisiones. "La tareas no han sido tan diferentes, pero sí con mayor intensidad", sostiene, mientras señala un derrumbe en el sector del Portal de San Luis, por Ruta 30. "Eso incluye monitoreo preventivo, adopción de medidas inmediatas y valoración de sitios críticos". Aunque asegura que está acostumbrado a salir corriendo para atender este tipo de emergencias, y el recuerdo más cercano que tiene es la tragedia del sector de Cervantes, donde perecieron 48 personas, considera que la actual ha sido de las más delicadas. "Hemos valorado cerca 290 sitios afectados, de los cuales el 90% requiere intervención con obras de estabilidad de taludes y manejo de aguas lluvias". Mientras atiende las preguntas sigue monitoreando las labores, con unos gestos que evidencian su afán, y el deseo de volver pronto a su cotidianidad.
Moviendo escombros
Conrado Posada Arenas, más conocido como Cocho, es maestro de obra desde hace 28 años. Esto lo resalta con orgullo, complementando que siempre ha sido su profesión, principalmente en obras civiles. Actualmente labora como coordinador de cuadrilla, en las tareas que se contrataron con Empocaldas para atender la emergencia. Entre sus labores se incluye canalizar aguas, limpiar la vía, hacer mantenimiento de andenes y ayudarles a las personas a sacar el pantano de sus casas. "Me parece excelente el trabajo que se ha hecho, porque en medio de la tragedia ha habido mucha colaboración de la gente y de todos los organismos. Ha sido un trabajo excelente", insiste. Su coordinación también incluye el movimiento de tierras en sectores como La Panamericana, al frente de La Terminal, Malabar, Aranjuez y Villamaría. Asegura que es de las emergencias más complejas y por eso no ha habido tregua en sus labores. "Estamos trabajando desde las 7:00 a.m hasta 5:00 p.m, de tiro largo", sostiene.
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