Andrés Villamizar
"A mí no me da pena comprar ropa de segunda mano, sí me daría vergüenza utilizar una prenda elaborada bajo explotación laboral". El comentario pertenece a Laura Piedrahita, una joven arquitecta, que se refiere a las precarias condiciones que enfrentan varios trabajadores que son contratados por la industria textil, con salarios muy bajos en países de Asia.
Laura le reconoció que estas prendas todavía son un complemento para su vestuario, que en su mayoría está compuesto por ropa nueva. La joven expresó que este mercado debe ser un acto de conciencia tanto del comprador, que debe comprometerse a ofrecer material en buenas condiciones; como del comprador, que está dándole una segunda oportunidad a una prenda y combatiendo la contaminación de la industria textil.
El estigma
LA PATRIA recorrió la ciudad y visitó varios lugares que comercializan estas prendas de segunda mano o vintage en la ciudad. Encontró que pese al orgullo de Laura de ser clienta de estos emprendimientos de ropa, muchas personas prefieren no hablar sobre el tema y menos ser fotografiadas mientras realizan su compra de segunda.
De acuerdo con Laura esto se debe a que la ropa vintage carga con el estigma de ser sucia, pero la solución está en buscar un sitio de confianza y revisar bien la condición del producto. “Cuando compro algo muchos amigos me dicen que me luce bien y se sorprenden cuando les revelo que proviene de un ropero (tienda de segunda)”, relató la joven.
Aidé González es directora de la Corporación la Sagrada Familia. Contó que dicha entidad ayuda a familias vulnerables de Manizales. Para financiar sus programas montaron un almacén de moda circular (de ropa de segunda) en el barrio La Estrella.
La directora cree que aunque en Europa este comercio vintage es muy normal, en Colombia apenas está tomando fuerza y las personas no están acostumbradas. “Aquí somos muy pinchaditos y por eso nos da pena”, dijo.
El auge
Gloria Maltide Restrepo es gerente de la Fundación la Divina Misericordia, un lugar de paso que ayuda a ancianos, niños, estudiantes y enfermos. Esta entidad lleva 20 años de funcionamiento y se sostiene en gran parte con la utilidades que brinda el ropero. “Pedimos vestuarios donados y con esto lo surtimos, es el pulmón de la fundación”.
La gerente expresó que la pandemia fue difícil porque tuvieron que cerrar por unos meses, pero las donaciones siguieron llegando a tal punto que lograron el inventario de mayor volumen que han tenido. Algo que les ayudó a brindar mejores precios a sus clientes.
Gloria expresó que las ventas mejoraron después de pandemia, e incluso aseguró que cerca de 380 personas visitan diariamente la tienda, una cifra que aumentó después de la covid-19.
Las ventas también aumentaron para Javier Castro, quien comercializa ropa de segunda en La Galería hace casi 5 años. “Todo el mundo cree que estos artículos ya están fuera de servicio, pero no es así, todavía hay mucho jugo que sacarles. Aquí se consiguen pantalones de marca a $12 mil y camisetas hasta en $6 mil y en buen estado”, manifestó.
Conciencia
Los testimonios de los comerciantes dan cuenta de que este mercado ha ido creciendo en Colombia, incluso existen tiendas virtuales que se dedican a solo comercializarlas en Instagram, De hecho, Aidé González explicó que muchos de sus clientes provienen de las universidades, pues los jóvenes son muy conscientes de la responsabilidad de cuidar el medio ambiente y saben que comprando estas prendas combaten el consumo y la contaminación porque están reutilizando.
También existen emprendimientos colombianos (www.garagesalebyem.com) (www.luxebyem.co) que mercadean productos de segunda, de ropas de marca o de artistas de la farándula nacional. Incluso adquieren artículos de celebridades internacionales y las venden en el país, principalmente entre influencers que buscan generar tendencia con sus atuendos.
* Acuda a una tienda de confianza, ojalá recomendada por algún amigo o conocido.
* Revise bien la prenda, botones, puños y cuellos.
* Si compra por internet solicite fotos detalladas y fíjese en los comentarios de otros clientes.
* Al llegar la prenda es importante lavarla bien y finalmente estrenar.
“No he comprado porque no conozco dónde hacerlo. Sí compraría porque creo que es una buena opción y pienso que es muy barato, además que es mejor tratar de consumir menos cosas y ayudar al planeta”: Valeria Pérez
“Yo no he comprado, pero mis papás sí lo han hecho. Ellos compran porque es algo económico y pueden encontrar lo que les gusta. Creo que es algo normal, como ir a una tienda de prendas nuevas”: María Camila Vargas
“No he comprado ropa de segunda mano porque yo creo en las energías y no sé de dónde proviene. Eso me causa desconfianza por alguna enfermedad”: Jhon Jairo Trujillo
"Sí compraría porque sale más barata y sigue en buen estado. En mi caso compro seguido porque me sale más económico”: Omaira Nieto
"No he tenido la oportunidad de visitar esos almacenes, pero creo que es más favorable para el bolsillo, además reutilizamos las cosas y eso ayuda a la conservación de la Tierra": Jenny Paola Jaramillo
"No he comprado, tal vez lo haga en alguna ocasión. No me ha llamado la atención adquirirla. Si viera algo y me gustara lo compraría": Antonio Cárdenas
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