
JUAN CARLOS LAYTON
LA PATRIA | MANIZALES
El sector industrial de Caldas y el abastecimiento de productos perecederos en Manizales ya comenzaron a afectarse por cuenta del paro agropecuario nacional.
Después de nueve días de protestas y de la indignación de los marchantes por las declaraciones del presidente Juan Manuel Santos, en el sentido de que el paro no existe, varias industrias comenzaron a frenarse y enviar a empleados a sus casas, considerando que no tienen ni materia prima para laborar, ni pueden hacer despachos al resto del país.
De acuerdo con la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), el número de compañías afectadas comenzó a crecer, al punto que ya se registran unas 17 industrias.
El reporte que dieron las mismas compañías incluye empresas como Meals de Colombia, Mabe, Progel, la Licorera de Caldas, Colombit, Súper de Alimentos, Formapol, Colplás, Riduco, Truher, Rehau, Dumar, Conelec, Sistelen, Plastigoma, Solocauchos y Siteco, entre otras.
Aunque hasta el momento la Policía ha destacado el buen comportamiento de los transportadores afiliados a la Asociación Nacional de Camioneros (ACC), que en general han dejado pasar los vehículos particulares, buses, busetas y ambulancias, el impedimento para que pasen los camiones llenos de materias primas o despachos, puso en jaque a los industriales.
De acuerdo con Miguel Trujillo, gerente de la Licorera de Caldas, a la fecha se tienen retenidos licores que se debían entregar desde la semana pasada para Caquetá, Nariño, Putumayo y Huila.
Estima que se han dejado de despachar cerca de un millón de botellas, además de que también se tienen problemas para prender la planta de destilación, pues no ha podido llegar miel virgen.
Compañías como la multinacional Mabe comenzó a frenar el proceso de producción desde el pasado sábado, y ayer ya se había suspendido totalmente por la falta de materias primas. Significa devolver a sus casas unas 700 personas de producción, más unos 1.200 empleos indirectos.
Ramón Vinasco, gerente de planta, destacó el grave problema, al sostener que esta compañía fabrica por día unas 1.700 neveras y 400 estufas.
El efecto también genera complicaciones en el futuro empleo de la ciudad, como quiera que Mabe esperaba contratar a unas 100 personas más en la planta, pero ahora es imposible.
"Estamos afectados y nos dejaron solos, ante la falta de concertación de los gremios con el Gobierno. Por eso ahora a los industriales nos toca hacer esfuerzos por separado. Se suma la falta de apoyo de la administración municipal, pues el alcalde ni siquiera nos pasa al teléfono", aseguró.
Un concepto similar entregó el Grupo Siteco, compañía que también paró producción el pasado sábado, lo que significa que unas 180 personas tuvieron que dejar de trabajar, dejando unas pérdidas diarias cercanas a los $50 millones.
Para Germán Olarte, el problema es que se afectan los sectores que nada tienen que ver con el paro. "Eso por cuenta de un gobierno que no ha reaccionado a tiempo y de unos gremios que no han dado la medida, pues les ha faltado más eficiencia y capacidad de concertación con el Gobierno", dijo.
Su malestar es que aunque este tipo de cosas se pueden prever, hoy la región está frenada y no hay estrategias para resolver un problema en dos kilómetros entre Manizales y la zona industrial.
Compañías como Celema también registra problemas, debido a la dificultad para enviar sus productos procesados hacia Pereira, Armenia y Tuluá y La Dorada, y de paso traer la leche cruda.
Se supo adicionalmente que firmas como la alemana Rehau, que estimaba abrir una sede en la zona industrial, ahora lo duda por esta serie de problemas y de paros continuos.
"Qué imagen se puede mostrar en el exterior, ante la cantidad de paros y la forma como se desestabiliza el país de un momento a otro", dijo Olarte.
El Centro Galerías Plaza de Mercado también comenzó a tener un problemas mayores.
Justo Pastor López Giraldo, gerente de este centro, estimó que el fin de semana se redujo en cerca del 54% el abastecimiento de la plaza. Se esperaba la llegada de unas 130 toneladas de alimentos, pero solo llegaron 60 toneladas, en especial por los problemas en Corabastos, en Bogotá.
Esto hace que ya se tengan alzas en productos como la cebolla de huevo, la zanahoria, papa criolla,
frutas, arveja y el brócoli, entre otros.
Alberto Vásquez, expendedor de la Galería, explicó que mientras un bulto de cebolla de huevo estaba hace un par de semanas en $45 mil, ahora cuesta $100 mil, casi lo mismo que pasó con la zanahoria. El paquete al público pasó de unos mil pesos a $2 mil, según la calidad y el tamaño.
Las papas criolla y negra sufrieron un problema similar, con alzas de $45 mil a $100 mil el bulto, para el caso de la criolla, y la negra de $22 mil a unos $35 mil, la más barata. Esto hace que hoy la cuartilla (tres kilos) de esta papa haya subido a $3 mil, y a $4 mil en el caso de la papa parda.
"Traen papa de por acá, pero con el paso de los días tiende a escasear", explicó Alejandro Cardona.
La arveja es otro alimento al alza, con un precio que hoy asciende a unos $5 mil el kilo. Siguen baratos alimentos como el tomate chonto, el plátano, la cebolla en rama, los cítricos y el repollo.
Para el gerente de la Galería, el riesgo es que haya un desabastecimiento general. "Por lo menos ahora hay productos, así estén caros, pero el riesgo es que no llegue nada", se lamentó Arturo Benítez, otro vendedor.
El malestar fue completado ayer por la Asociación Colombiana de Porcicultores, que estimó que cerca del 30% de la porcicultura nacional se ha visto afectada por estas concentraciones. Hizo un llamado al Gobierno para que dé solución inmediata y tome las medidas necesarias. Estiman que a la fecha, las pérdidas rodean los $4 mil millones.
Para los sectores industrial, agrícola y pecuario, el gran riesgo es que se colapse el país, en medio de un paro que aún no ve el Gobierno Nacional.
En medio del impacto por el paro agrario, que afecta a la mayoría de empresarios en Colombia, algunos agricultores generan la tranquilidad en Caldas de que no todos los productos podrían aumentar de precio o escasear.
Aunque Mario Escobar, productor de hortalizas de Villamaría, considera que los agricultores tienen razón, debido a que los fertilizantes son muy elevados, su intención no es irse a paro.
"Por el contrario, hay que seguir trabajando para responder por el pedido diario que me hacen los supermercados y que rodea las dos toneladas, además de garantizar el sustento de unas 12 personas que trabajan en esta granja", explicó.
Otra ventaja, en su concepto, es que aunque hay varios alimentos que podrían escasear, esta zona sigue siendo la despensa de alimentos que se convierten en una buena opción para que la gente sustituya aquellos que hoy son más costosos y adquiera los que están en oferta o tienden a rebajar.
Incluye espinaca, repollo, cilantro, habichuela, lechugas, arveja y aromáticas como el orégano.
Algo similar estima Albeiro Ramírez, hoy productor de lulo y banano, y quien dejó hace varios años la actividad ganadera, precisamente por el bajo precio y la mala remuneración.
JULIÁN GARCÍA
LA PATRIA | MANIZALES
Cuando se les preguntan a los comerciantes de Irra (Quinchía) cómo les ha ido con las ventas durante esta primera semana del paro agrario, todos responden lo mismo: “esto está muy malo, estamos perdiendo mucha plata, la gente no sale a mercar por miedo.”
El corregimiento, ubicado a orillas del río Cauca, parece un pueblo fantasma. La poca gente que se atreve a salir a la calle camina rápido. Los locales comerciales madrugan a abrir y cierran temprano, y los días que se presentan disturbios, se esconden y no abren.
Sandra Sánchez es vendedora tienda a tienda y recorre los municipios de Caldas y Risaralda ofreciendo productos de consumo masivo. La semana pasada no pudo entrar al pueblo, por el cierre de la vía. “Los camioneros no quieren transportar carga, el pueblo es el más afectado.”
En las casetas ubicadas a la entrada, y que expenden colaciones, tirados y piononos, entre otros, los techos y las puertas parecen un colador, llenas de huecos.
A Marina le toca descolgar rápido los tarros de panderos y la otra mercancía cuando se inician las marchas. “Las ventas bajaron. La gente no arrima ni a tomarse un tinto”, comenta. El tráfico vehicular mermó y, en una hora pasan unos 10 carros. Lo normal es que transiten caravanas.
La rumba del fin de semana se dañó. En el corregimiento hay ley seca y toque de queda, desde el pasado miércoles.
Las clases en los colegios fueron interrumpidas por los enfrentamientos. En la Escuela Policarpa Salavarrieta de la vereda Tapias, los profesores prefieren despachar a los niños temprano. “Los menores corren mucho peligro, los padres no los mandan a estudiar. Pedimos que se acabe el conflicto,” dice el profesor Jorge Valencia.
A los camioneros con víveres que vienen de Pereira les toca dar la vuelta por La Virginia (Risaralda). Entre el kilómetro 6+ 400, de las rutas entre Dosquebradas (Risaralda) y Chinchiná (Caldas), se presenta cierre de la vía por disturbios. “Los fletes y el tiempo de recorrido aumentaron. Nada que baja el combustible”, se quejan.
José Orlando Castañeda arrancó ayer de nuevo con la venta de aguacates y se ubicó en la subida a Tapias. “Me tocó parar el negocio, tiran mucha piedra y balines. Es difícil conseguir la fruta, no hay compradores". Una bolsa con aguacates cuesta entre $ 5 mil y $10 mil.
Al lado hay un negocio de jugos caseros. Los propietarios cuentan que diario hacían unas 50 bebidas de borojó, guayaba y naranja. Hoy solo elaboran 10 al día. “Perdemos $40 mil en una tarde”, dicen.
Algunos propietarios de locales comerciales decidieron enmallar las fachadas, como medida de protección. “No vamos a permitir que dañen lo que nos costó conseguir con sacrificio”. De los pasados paros quedaron vidrios rotos, techos destruidos y un sinnúmero de pérdidas económicas. En las noches hay cortes de energía, lo que hace que se dañen los productos congelados.
En Irra comienza a escasear el combustible y el cemento utilizado en la construcción. También prohibieron el transporte de cilindros de gas, hasta nueva orden.
Los transportadores de servicio público, como los camperos y mototaxistas, paran el servicio cuando hay revueltas. Unos guardaron los carros y las motos, los más atrevidos se aventuran con pasajeros por las carreteras.
Los campesinos de Quinchía y las veredas aledañas contaron que tienen represados en las fincas bultos con frutas, café y otros productos de pan coger.
Dany Castaño recorre las calles invitando a las mujeres a participar en la marcha de mañana, que partirá a las 10:00 a.m, desde la entrada en el pueblo. “Las mujeres nos vamos a tomar Irra, el llamado es solo para las mujeres. Lleven puestas camisetas blancas”, decía por el megáfono.
Mientras el comercio de Irra suman pérdidas, en Marmato, otro punto donde se concentran manifestaciones del paro agrario, los líderes se reunían ayer en la tarde para decidir el cronograma de actividades de esta semana. Hoy están previstas manifestaciones en la entrada a Marmato.
El pasado fin de semana estuvieron en calma en Irra y en Marmato. El pueblo y la entrada al municipio minero continúan militarizada, con presencia de fuerza pública y del Esmad.
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