PANORAMA CAFETERO
LA PATRIA | Manizales
Como un éxito. Así califica el director ejecutivo del Comité de Cafeteros de Caldas, Marco Tulio Hoyos Duque, la Implementación de las medidas sanitarias que permitieron la normalidad en la producción del café en el departamento.
“A estas alturas del año podemos dar un balance positivo. De las 697 veredas cafeteras que tiene Caldas, únicamente 19 tuvieron contagio, aunque no todos los pacientes eran parte de las fincas o de la producción del grano. No hubo contagios significativos de mano de obra o de caficultores”, explica Hoyos Duque.
Según el director ejecutivo, en cuanto comenzó la pandemia, la Federación de Cafeteros definió los protocolos de bioseguridad, tanto para las fincas cafeteras, como para las entidades e infraestructura del gremio. Asegura que el catalizador que generó mayor prevención entre los actores de la cadena productiva del café fue la comunicación.
“Utilizamos nuestro programa de radio: Los caminos de Caldas; nuestro encuentro en Telecafé: Magazín Cafetero; además de redes sociales y chats especializados para mantener enterados a nuestros actores sobre las nuevas recomendaciones y el cumplimiento efectivo de estas medidas”, concluye Hoyos Duque.
Los retos
Ahora, ¿cuál debe ser el principal reto que se debe enfrentar el próximo año? Para Virgilio Clavijo López, representante de los municipios de Neira y Manizales ante el Comité departamental, las prácticas de bioseguridad en el proceso de recolección y los instrumentos sanitarios no afectaron considerablemente las cosechas.
Su temor se centra en el clima. “Eso es como todo, hay cosechas buenas y otras regulares. Yo personalmente, además de la pandemia, veo difícil el próximo año por el incremento de las lluvias durante las últimas temporadas. Esto sí podría afectar directamente nuestra producción. Sin embargo, todo día trae su afán”.
La cifra
Según el Ministerio de Agricultura, el 86% de la recolección es atendida por mano de obra local en los departamentos cafeteros.
Desde la finca
“¡Ponga pues música!” le dice un recolector a sus compañeros, justo después de tomar su desayuno. La jornada apenas comienza para Tolima, como es conocido entre sus colegas: “Nunca se cansa de hablar, pero es un duro cogiendo café: en semana pico podría recoger 250 kilos diarios”, reconocen sus amigos.
Tanto para Tolima como para sus colegas este ha sido un año de adaptaciones y de aprendizajes frente a las medidas sanitarias, en especial la nueva medida de tener que recolectar el grano con tapabocas.
Wilson Castañeda tiene 59 años y, desde los ocho recogía café en una finca de sus padres cerca de Salamina (Caldas). “En ese tiempo no había recursos para el estudio por lo que nos tocaba ayudar en la finca”. Para él, los instrumentos sanitarios, más que estorbar, les ofrecen una confianza mayor a los recolectores.
“No le puedo negar que sí me da miedo venir y contagiarme con el virus, pero yo no tengo estudio, lo único que sé hacer desde niño es cosechar café y la necesidad es obligante”, explica Castañeda.
Mejor cosecha
Su jefe, Edison Ríos Villa, el administrador de la finca Bruselas ubicada entre los municipios de Chinchiná y Santa Rosa, concuerda en que al principio de la pandemia se proyectó un peor resultado que el que se logró: Entre un 15% y 18% menos con respecto al año anterior.
“Gracias a Dios se tomaron las prevenciones necesarias a tiempo. Realmente el campo nunca dejó de funcionar y eso salvó, de una forma u otra, la cosecha para todos nosotros”.
En Bruselas, de los 15 empleados en promedio contratados, ninguno se contagió del virus y, cuando alguno contó con síntomas de gripa, se le informó al Comité de Cafeteros para cumplir con el conducto regular.
“Lo difícil de la cosecha lo podría dividir en dos partes: primero una gran cantidad de recolectores andariegos, como los llamamos nosotros, o que vienen de otras zonas del país se quedaron por fuera de la cosecha por miedo del virus. Además, para estos trabajadores a veces es complicado registrar sus datos personales, pues algunos de ellos están en líos con la justicia. Por esto abandonan el trabajo o lo rechazan al instante”, argumenta Edison.
El dato
Para la segunda cosecha de este año fueron necesarios cerca de 38.000 recolectores y, de ellos, 7.000 recolectores fueron foráneos.
Los protocolos en la finca cafetera
*Lavado frecuente de manos con agua y jabón.
*Promoción alimentar e hidratar sanamente el cuerpo.
*No saludar dando la mano.
*Toser y estornudar contra el pliegue del codo.
*Identificar y notificar cualquier caso sospechoso.
*Desinfección de las superficies priorizando los vehículos vinculados en la jornada
Entre grecas
Comenzando la década del 2010, Germán Hurtado y su socio, Germán Restrepo, se dieron cuenta de que Manizales tenía pocas cafeterías que vendieran un café especial y de la mejor calidad.
Con esta idea decidieron crear Santo Kaffeto que, además de ofrecer distintos tipos de café, tiene por objetivo la educación de los consumidores sobre la cultura cafetera.
Hurtado recuerda: “En Colombia, incluso en esta zona cafetera, olvidamos nuestras raíces cafeteras y pasamos por alto su historia. Durante mucho tiempo los caficultores tuvieron como objetivo exportar, sin embargo, nosotros que vivimos en el Eje Cafetero también tenemos derecho a consumir un producto tan exquisito como el que viaja al primer mundo”.
Alejandra Castañeda, otra empresaria, concuerda con Germán que este ha sido un año de continua reflexión para ofrecer el mejor servicio sin riesgos considerables de contagio. Hace dos años, su familia decidió crear Pasión del Cielo, un café ubicado en Capitalia, que vende su propio grano llamado: Parra Café.
“Como parte del protocolo tomamos la temperatura de los visitantes, les ofrecemos gel antibacterial y hacemos que se registren de acuerdo con los lineamientos de la Alcaldía de Manizales. El público se comporta muy bien, ya se acostumbró a las medidas, pero nos dimos cuenta de que las noticias negativas sobre el virus afectan directamente al número de consumidores”, dice Castañeda.
Con pocillo
Un análisis realizado por la consultora Kantar Worldpanel en el 2018, determinó que el 98% de los hogares colombianos compra café para su consumo y que, en el país, se consumirían alrededor de 2,5 millones de tasas anualmente.
Para Pablo Castaño esta no es una cifra exagerada. Desde pequeño notó lo importante que era el grano para la región y el cúmulo de historias familiares que se desprendían de este producto.
A partir de entonces se hizo un consumidor nato de la bebida que, en su concepto, debe consumirse en presentaciones de origen o de alta calidad para que la experiencia valga la pena.
“Un buen café se toma con amigos o con familia. Esta es una bebida maravillosa que llegó a nuestra región hace un siglo y se convirtió en una insignia de desarrollo para la mayoría de familias en la región. Sin embargo, considero que en la región nos acostumbramos a consumir un café de mala calidad, que en ocasiones proviene de otros países”, especificó Castaño.
Consumo, al alza
Una encuesta de consumo de la Federación de Cafeteros realizada de forma aleatoria a través de redes sociales, whatsapp y medios de la Federacafé, conirmó el aumento de la demanda en los hogares en plena pandemia.
Las respuestas de 5.605 mujeres y hombres de 16 años en adelante concluyeron que el 92,67% toma café diariamente, tanto en la madrugada, como en el desayuno, en la tarde y en la noche, principalmente tinto y café con leche.
El estudio referencia que si bien un 47,8% solo bebe una o dos tazas al día, un 42% ya toma hasta cinco tazas, incluso con el argumento de que el café de la casa resultó mejor que el que tomaba antes en la oficina o en las cafeterías.
De acuerdo con Natalia Valencia, directora de Mercadeo de la Federacafé, aunque es muy difícil predecir qué sucederá en medio de esta situación y del impacto en los ingresos de los hogares, los resultados evidencian que las preferencias por el café se aumentaron en casi un 29%.
Mayor demanda
El reporte de gasto evidencia que hay una mayor demanda. Según el 51% el gasto en la compra de café bordea entre los $20.000 y $60.000 al mes. Estudios hechos por la firma Raddar también resaltan que en abril el crecimiento anual del gasto de los hogares en café en términos corrientes fue del 27,17% y en términos reales del 24,9%, contra el mismo mes del año pasado.
Visto en kilos, se ratifica que mientras hace unos años se demandaban 1,8 kilos por persona al año (per cápita) ahora esa demanda alcanza los 2,35 kilos por persona/año, según investigaciones económicas. "Seguimos muy lejos de datos como los de Suecia que toma 12 kilos per cápita, pero ya vemos un aumento significativo", sostuvo Valencia.
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